Counter-Strike. De entre todos los eSports, el más veterano. Engendrado casi por accidente, este juego de disparos en primera persona lleva ya 20 años entre nosotros.
Dos décadas de éxitos que le han servido para pulir su jugabilidad hasta alcanzar la perfección de la fórmula original, encarnada como nunca en Counter-Strike: Global Offensive, el último lanzamiento de la saga y, a todos los efectos, “el Counter” oficial.
El planteamiento de Counter-Strike es sencillo. Dos equipos, terroristas y anti-terroristas. Unos tienen como objetivo plantar una bomba y volar todo por los aires. Los otros, impedirlo. No hace falta especificar quién es quién en este escenario de polis y ladrones que se decide al mejor de 15 rondas.
En CS:GO, las partidas tienen dos posibles desenlaces. O los anti-terroristas desactivan la bomba y se echan unas cervecitas para celebrar el fin de los malos, o los terroristas se cargan a todo el mundo. Eso, siempre que estos últimos hayan conseguido colocar el explosivo antes de morir, cosa que los polis pueden impedir por la vía rápida.
Liándose a tiros.
Imagen de cabecera | Valve Corporation
