Siempre me había preguntado de dónde salía la moda nipona para colocar a sus personajes sobre logos similares a los de la aviación. Mi mente no alcanza a recordar ninguno más, pero que pienso en ello me viene a la cabeza el de la cabecera de Dr. Slump y, por descontado, también el de Sonic.
Por aquello de los colores y la apertura a occidente de final de siglo, la lógica de captar la atención del público norteamericano era la más evidente, pero conocer la retorcidísima historia detrás del origen de Sonic es algo para lo que no estaba preparado.
Una historia rocambolesca
Sonic iba a ser el protagonista de un cuento escrito por la mujer de un piloto de aviones. Visto así de carrerilla parece confuso, pero no creáis que la explicación más ajustada y sesuda va a ir mucho más allá. O al menos es el cuerpo que se le queda a uno después de ver los documentos del equipo de diseño que parió al erizo.
Durante la Segunda Guerra Mundial hubo un piloto norteamericano que, por llevar el pelo engominado hacia arriba se ganó entre sus compañeros el nombre de “erizo”. La fama del piloto no venía sólo por su nombre y su pelo, claro, sino por su velocidad.
Con la intención de exprimir sus aviones al máximo para ir cada vez más rápido, el piloto se hizo famoso por perseguir velocidades supersónicas en su avión pintado como el morro de un erizo, detalle que aumentó aún más su leyenda.
Con el paso de los años, se casó con una autora de libros infantiles que, embelesada por la historia de su marido, decidió crear una historia para niños sobre sus gestas de la mano de un erizo basado en él al que llamaría Sonic.
Tras los pasos del diseño de Sonic
La historia, una fumada de proporciones cósmicas que por supuesto es completamente falsa, se explicó por el equipo de diseño del juego en una conferencia de la GDC de 2018. Los documentos de diseño mostrados en la misma dan buena cuenta de que la idea del piloto existió en cierto punto.
La idea del piloto y el cuento infantil debían servir para dar contexto al personaje dentro de una trama que luego se terminó abandonando por completo, pero algunos detalles se quedaron ahí como un resquicio hacia una historia ya desaparecida con la que ciertos elementos cobran más sentido.
El nombre de Sonic y la máxima de la velocidad, la idea del erizo que venía de perlas para echar a rodar, el avión de Tails, el logo con forma de parche de piloto de las fuerzas aéreas estadounidenses. Elementos que parecían un pastiche de ideas pero que en cierto punto tuvieron todo el sentido del mundo. Bueno, más o menos.
La conferencia, con una duración de una hora y a cargo de Naoto Ohshima y Hirokazu Yasuhara, explica también que los loopings pertenecían a un diseño de niveles previo que simulaba un parque de atracciones, que la decisión de hacer un erizo se decidió en una votación entre gente que paseaba por Central Park, y que se optó por el color azul por ser el color oficial de SEGA.
Por cierto, la imagen de portada no es ni de la conferencia ni de la mujer del piloto, sino de otra gran locura de Sonic como protagonista, el fantástico videoclip de Venga Monjas.
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