Hay algo que me fascina de juegos de mesa como este Barcelona que ahora llega a nuestro idioma de la mano de Maldito Games. Por su estructura con distintos tableros, tipos de pieza y una avalancha de opciones en cada turno, es de esos juegos que conviene presentar a tus visitas y amigos más con cierta preparación y planificación que pillándolos con la guardia baja.
Especialmente si no han tenido la oportunidad de enfrentarse a juegos de mesa más intrincados, entiendo hasta qué punto plantarse ante esa colección de cartones puede llegar a resultar apabullante y, a su vez, me fascina que a lo que de primeras parece algo inabarcable, le baste con una sencilla explicación y unos minutos de partida para encandilar a todos.
Un homenaje precioso a la ciudad de Barcelona
Es ese punto en el que ves que ya no es sólo que no fuera para tanto, sino que además resulta mucho más ágil y accesible de lo que cualquiera podría llegar a pensar si se planta ante la parte trasera de la caja.
Y a partir de ahí juegas una primera partida, y una segunda, y una tercera… Y cuando quieres darte cuenta, compruebas que aún había un poquito más de hueco para la fascinación.
Lo que al principio era apabullante y unas partidas después parecía hasta simple, pronto demuestra tener una profundidad en la que la estrategia de intentar sacar el máximo partido de cada turno implica intentar postularte tú como ganador, pero también crece en interacción ante la posibilidad de frenar el avance de tus compañeros de mesa.
La idea detrás de Barcelona es ir acumulando puntos en base a acciones que normalmente están estrechamente ligadas con dar forma a la ampliación que vivieron las calles de la capital catalana durante la época del modernismo.
La mejor forma de subir de nivel en tu colección de juegos de iniciación
Recibes puntos por colocar calles, puntos por crear edificios, por dar forma a la Sagrada Familia, por seguir los pasos de Ildefons Cerdà. Una de esas experiencias en las que disfrutas de la constante sensación de estar siempre sumando y avanzando. La idea es que ningún turno se sienta inútil.
Valiéndote de la colocación de personas en cada cruce, tus acciones para ese turno vendrán marcadas por las calles que en vertical, horizontal, y diagonal, puedan cruzarse con la posición que acabas de tomar. Y es justo ahí donde entra la dualidad de valorar hasta qué punto lo que necesitas es avanzar en tu propia puntuación, y en qué momento lo primordial es fastidiar a tu rivales.
De una calidad más que notable, y con bellísimas ilustraciones para fichas y tableros que consiguen hacerle una sorprendente justicia a lo que representa el modernismo en Barcelona, este precioso y francamente divertido juego de mesa se ha convertido durante estas últimas semanas en la excusa perfecta para poner a jugar a familiares y amigos.
Si estás adentrándote en los juegos de mesa y buscas una opción que te sirva para subir de nivel tus partidas sin caer en opciones más farragosas o complicadas que impliquen mucha gestión y predisposición, Barcelona me parece la opción ideal para terminar de convencer a amigos y familiares a probar algo un poco más elaborado.
Barcelona
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