El regreso de Vampire: The Masquerade Bloodlines parece ser bastante importante para sus responsables, y no solo por tener que continuar el legado de un juego de culto 15 años después de su publicación. En una reciente entrevista Christian Schlütter y Brian Mitsoda, productor ejecutivo en Paradox y maximo responsable de la narrativa del juego, respectivamente; han hablado del desarrollo de esta secuela tardía y de algunas peculiaridades que la rodean.
El origen del proyecto, nos cuentan, se remonta a 2015, con la adquisición por parte de la distribuidora sueca de la franquicia Wold of Darkness, en la que venían incluidos los derechos tanto de Vampire: The Masquerade como de Werewolf: The Apocalypse. Una compra pensada inicialmente de cara al futuro que sufrió un giro cuando Hardsuit Labs, el estudio que se encuentra ahora detrás de su desarrollo, contactó con Paradox para explorar la posibilidad de crear una continuación de este mítico RPG en primera persona -un movimiento, el de pretender desarrollar una IP adquirida por otra compañía, que Mitsoda califica personalmente en la entrevista de "arriesgado"-.
Parece que aún así lograron impresionar a Paradox; lo suficiente, al menos, como para empezar poco después a crear un juego que, en la actualidad, cuenta con más de 50 personas trabajando en él. Una cantidad notable, sobre todo teniendo en cuenta que multiplica casi por cuatro el número de implicados en el desarrollo de su primera parte.
Elegir a Brian Mitsoda para la entrevista no es casual, ya que fue uno de los que participó en el desarrollo del primer Bloodlines junto a la extinta Troika Games. Su llegada a esta nuevo proyecto vino de la mano de Hardsuit Labs, quienes querían contar con algunas de las piezas claves del juego original.
Él mismo nos habla, precisamente, de las presiones que Activision, la distribuidora del primero, ejercía sobre el equipo del proyecto original; asegurando que la relación con Paradox es muy distinta y, sobre todo, mucho más satisfactoria. Una relación que, esperan, dé como resultado un juego a la altura de su predecesor, ya que según Schlütter "queríamos hacer una secuela, pero queremos hacerla bien".
Las diferencias no acaban ahí: en la entrevista revelan que el proyecto lleva en marcha prácticamente desde la compra de los derechos anteriormente mencionada; un claro contraste con el desarrollo del juego original, para el que apenas tuvieron dos años y que, según el propio Mitsoda, "podría discutirse si llegó a terminarse".
Además de comentar todos estos aspectos, la entrevista incluye algunas imágenes con arte conceptual inédito hasta la fecha, el cual nos puede dar una idea de hacia dónde se mueve el proyecto. Su lanzamiento, en cualquier caso, sigue previsto para algún momento de 2020.
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