Más allá de lo mucho o poco que te guste la idea, lo que es innegable es que la llegada de la Superliga europea puede ser un revulsivo para el mundo del fútbol que ha puesto patas arriba a equipos, instituciones y, por supuesto, también a sus aficionados.
Presentada de la mano de 12 clubes internacionales a expensas de la FIFA y la UEFA, la Super League puede ser la excusa perfecta para ver un cambio drástico en juegos oficiales como FIFA y PES y, aún más importante, una posible puerta de entrada para ese deseado juego de fútbol de 2K.
Qué es la Superliga
El AC Milan, el Arsenal FC, el Atlético de Madrid, el Chelsea FC, el FC Barcelona, el FC Internazionale Milano, la Juventus FC, el Liverpool FC, el Manchester City, el Manchester United, el Real Madrid CF y el Tottenham Hotspur son los Clubes Fundadores que dan forma a la Superliga. Una competición europea que comenzará en agosto y que se jugará entre semana para que los clubes puedan seguir compitiendo en sus respectivas ligas.
Creada por dichos clubes y con Florentino Pérez como presidente, la idea es que la cifra de Clubes Fundadores llegue hasta los 15 antes del inicio de la competición y, tras ello, estos compitan con otros cinco equipos adicionales que se clasificarán anualmente en base a su rendimiento en la temporada anterior.
El torneo, que contará con competición masculina y femenina, llega para, según sus creadores, modernizar un modelo económico en el mundo del fútbol que ha resultado ser ineficiente a la hora de adaptarse a la evolución del entretenimiento digital e impactos negativos como el de la pandemia.
Si los grandes clubes de fútbol se montan su particular competición sin contar con FIFA y UEFA, ¿qué ocurrirá con franquicias como FIFA o PES? De entrada, parece poco probable que ambas instituciones estén dispuestas a dar su brazo a torcer a la hora de dar voz y promocionar en “sus respectivos juegos” la nueva Superliga.
Qué ocurrirá con FIFA y PES
La propia UEFA aseguraba ayer que los clubes participantes no podrán competir en ninguna otra competición a nivel nacional, europeo o mundial. Un veto que también llegaría a los jugadores frente a la imposibilidad de representar a sus selecciones.
La FIFA, por su parte, tomaba un mensaje algo más suave. Reconocía su desaprobación ante una liga “separatista” pero invitaba a crear un debate tranquilo para contribuir a los intereses generales del fútbol. En resumen, que la polémica está más que servida.
Si las amenazas se acaban cumpliendo y clubes como Barcelona o Manchester United se ven obligados a abandonar sus ligas nacionales y competiciones internacionales, el batacazo para franquicias como FIFA o PES puede ser tremendo, especialmente si se ven obligados a inventarse equipos sin hacer uso de licencias para salir del paso.
Sería un golpe durísimo para los ingresos que generan propuestas como Ultimate Team y el interés en ambas propuestas podría caer enormemente. Una puerta entreabierta que, de ser mínimamente ambiciosas, otras compañías podrían aprovechar.
Hacia un Super League 2K22
Con los clubes y sus jugadores gestionando sus propias retransmisiones y licencias, la entrada en escena de otra compañía buscando aprovechar el pastel completo puede ser la clave para el futuro del género. Tener a un rival a batir puede ser el empujón que necesitan los dos grandes para ponerse las pilas, y ofrecer ese salto de calidad que llevan años retrasando.
De entre todos los nombres posibles el que resuena con más fuerza es el de 2K Games, que ha demostrado su poderío y buena mano en el mundo del deporte con franquicias como NBA 2K y PGA Tour 2K. Gozar de un juego de fútbol apadrinado por 2K es un sueño que los fans del género llevan tiempo rumiando.
Sin embargo, que 2K sea el principal nombre que viene a la mente no necesariamente implica que sea el único. Sony también ha demostrado saber qué hace con franquicias deportivas como la de MLB: The Show, y para Microsoft podría ser un fantástico broche de oro para su Xbox Game Pass.
Con las aguas aún demasiado revueltas, primero tocará ver cómo quedará la situación en base la relación entre los citados clubes y las instituciones oficiales. Si llegan a un acuerdo, la situación podría mantenerse tal y como hasta ahora pero con una competición más. Si no, puede ser un cambio drástico que ponga en jaque a compañías como EA y Konami.
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