Llevaba bastantes meses sin entrar a Trials Rising. Desde que se publicaron sus DLC Sixty-Six y Crash & Sunburn en 2019, las nuevas temporadas no me ofrecieron suficientes alicientes como para regresar con fuerza... hasta que hace unos días Ubisoft anunció la sexta temporada con el regreso de la Gigapista. Una mayor.
Sí, no se trata de la sorprendente Gigapista de Trials Evolution, sino que estamos ante una nueva que deja en pañales la vista en aquel clásico absoluto de 2012, hasta el punto de ser significativamente más larga y sobre todo más variada.
"La pista más grande de la historia de Trials"
Redlynx deja claro desde el principio que estamos ante la pista más grande en toda la historia de la saga Trials y lo cierto es que así es. Para obtener un bronce se requieren 28 minutos, viendo cómo los mayores expertos han rebajado el crono hasta los 11 minutos, lo que ya de entrada es casi el doble que la de Evolution.
Para el que no sepa qué es una Gigapista, decir que es un circuito de dimensiones extremadamente largas, con infinidad de checkpoints de por medio debido a la gran cantidad de minutos necesarios para completarlo. No es una pista extrema, sino que su dificultad se tilda como "media", pese a que resulte complicada la tarea de llegar hasta la meta sin ninguna falta por esa prueba de resistencia de varios minutos y tardar bastante en memorizar todo el trazado por su longitud.
Otra característica curiosa de la Gigapista es que es un circuito que va rotando la cámara en ciertos tramos, lo que provoca que en determinados momentos veamos a lo lejos alguna parte sobre la que correremos varios minutos después.
Esto se remarca notoriamente en la Gigapista de Trials Rising, viendo nada más salir de la fábrica inicial, dos de los puntos más llamativos del circuito a lo lejos, como son el observatorio y el volcán en erupción, lo que da una idea de la enorme magnitud de esta pista tremendamente espectacular, sobre todo en su final.
La Gigapista de Trials Rising, un popurrí brutal
Si algo define a esta nueva Gigapista es precisamente su dificultad creciente a lo largo de los más de diez minutos (como mínimo) que nos llevará recorrerla de cabo a rabo, experimentando paisajes de toda índole, desde la fábrica inicial al desierto, pasando por los citados observatorio y volcán, hasta llegar a su cénit con una montaña nevada con sorpresa en su pico más alto, lleno de mucha fantasía.
No es un circuito imposible, pese a que haya algún salto más propio de las pistas difíciles, teniendo que jugar con la posición del piloto para contar con más impulso y poder sortear huecos más grandes entre cada plataforma, pero rara vez tendremos que pisar el freno de modo extremo a lo largo de sus 87 checkpoints.
Sí, son una burrada de puntos de control, y lo cierto es que parecen pocos si tenemos en cuenta la distancia que separa algunos de ellos al tener que recorrer unos cuantos metros a toda velocidad hasta el más próximo. Pero es de esa clase de circuitos donde, al principio, poco importan las caídas, tan solo degustar el paisaje e intentar hacerlo lo mejor posible y ver si logramos a la primera la ansiada medalla de oro. Otro tema sería conseguir las de platino o diamante, claro está...
Es una gozada ver lo que ha conseguido Redlynx con esta Gigapista, porque define muy bien lo que significa Trials a lo largo de estas dos décadas desde sus inicios en Java. Y es que vuelve a jugar con las físicas como nadie, especialmente a la hora de sortear vagonetas cargadas de explosivos mientras nos adentramos en el interior de su volcán. Disfrutable al 100%. Y lo mejor, es un DLC gratis.