De entre todo lo que se me pasó por la cabeza al salir de la sala de cine de Vengadores Endgame, una idea resonaba con más fuerza que ninguna otra. Quería poder jugar lo que acababa de ver, pero no tenía opción de hacerlo.
Empuñar el hacha de Thor, volar como Iron Man, lanzar el escudo del Capitán América. Todo eso quedaba relegado a mi imaginación o, como un medicamento placebo que ni de lejos se acerca a lo deseado, ir a Fortnite para hacerlo.
Fans de otra época
Soy hijo de otra época, de una en la que cada lanzamiento de cine venía acompañado de un juego que, con mayor o menor fortuna, intentaba replicar y exprimir el entusiasmo con el que salía de una sala de cine. Daba igual si salía de ver Aladdin, Alien o Jurassic Park, tarde o temprano podría jugar a algo que me hiciese revivir la película.
Durante muchos años hemos evitado y criticado esa opción, reclamando con toda la razón del mundo que el trabajo de aquellos títulos estaba más centrado en recaudar dinero que en intentar aprovechar la licencia para crear un juego con cara y ojos. Tanto es así que, cuando la opción despareció, ni siquiera la echamos de menos.
Hemos visto tropezar muchos títulos con ideas saca cuartos que quedaban muy lejos de lo que uno ve ahora en un juego como Marvel’s Spider-Man, pero también es justo reconocer que los juegos basados en películas también han tenido consecuencias geniales para el medio.
Me vienen a la cabeza los comentados unas líneas más arriba, pero también otros como Toy Story 2, Spider-Man 2, GoldenEye 007, El Señor de los Anillos: Las Dos Torres o incluso X-Men Origins: Wolverine, que de hecho resultaba ser incluso bastante mejor que la película. Demonios, si hasta hubo hueco para disfrutar los juegos de las películas de Iron Man.
Lo más sorprendente es que detrás de toda esa variedad de grandes excepciones relacionadas con lo que en su día fue un gran mal de la industria, estaba la propia Disney, ahora más interesada en vender licencias que en encargarse ellos mismos de sus propios desarrollos.
Aún hay esperanza para los juegos basados en cómics y películas
Ahí está como buen ejemplo ese Avengers Project de Square Enix que ha perdido su gran oportunidad, o que el único título que abrazará los acontecimientos de Endgame sea ese Marvel Contest of Champions de móvil que poco o nada tiene que ver con la idea de crear una gran experiencia.
Insomniac Games se ha encargado de demostrar que otro uso de este tipo de licencias es posible. No sólo a nivel de calidad, sino también con la intención de generar beneficios para la marca.
Pero merece la pena recordar que no han sido ni los primeros, ni deberían ser los últimos, en entender lo que supone ponerse a los mandos de uno de sus míticos personajes. Para muestra un botón, las muchas ganas de rejugar The Incredible Hulk: Ultimate Destruction que me entraron tras ver la primera película de Los Vengadores.
No es menos cierto que la evolución, de una forma u otra, es para bien. Si algo nos ha demostrado esta saga de películas es que lo de las cosas para frikis ha pasado a mejor vida, siendo ahora un entretenimiento para las masas. Un sacrificio que sin duda agradecemos los que hemos conocido a todos estos personajes en una época mucho más compleja.
Para muchos fue a través de los cómics, pero para otros como yo, los culpables fueron en mayor medida dibujos animados y videojuegos. No deja de resultarme curioso alegrarme por ello y, a la vez, apenarme porque mi puerta de entrada a todos estos personajes fuesen juegos como el The Amazing Spider-Man de Game Boy o el Captain America and The Avengers de Megadrive, un camino que ahora es de otra época y los críos de ahora no podrán disfrutar igual. Digamos que todo tiene su lado bueno y su lado malo.
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