Al final no pudo ser. Miyamoto se quedó ayer sin su premio Príncipe de Asturias en favor de los sociólogos Zygmunt Bauman y Alain Touraine, cuya labor ha ayudado desde hace más de 75 años a que podamos entender mejor este caos en el que vivimos.
Teníamos muchas ganas de que Shigeru Miyamoto se alzase con el premio, no sólo por la estima y reconocimiento que le podamos tener todos los integrantes de este sector, sino porque también representaba un acercamiento del mundo del videojuego a la sociedad que, con un premio de este calibre de por medio, seguramente habría callado muchas de esas bocas que aún infravaloran el poder de esta industria.
Desde VidaExtra felicitamos tanto a los ganadores como a Miyamoto, porque quedarse al filo de la meta también representa un logro. Nuestro más sincero apoyo también a aquellos que con plataformas de apoyo y campañas a su favor han hecho lo posible por intentar darle un empujón a la candidatura de este gran genio de nuestra época.
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