Acción, humor y fantasía con el toque maestro de Akira Toriyama. El 20 de noviembre de 1984 la Shonen JUMP publicaba el primer capítulo de Dragon Ball. 40 años después, aquel sencillo tributo a Viaje a Occidente (con muchas ideas propias) es un fenómeno universal por derecho propio, cuyo éxito se extiende a todo el planeta y cuyo legado sigue despertando la fascinación de varias generaciones de lectores, espectadores, apasionados por los videojuegos... ¡Y quienes te escribimos cada día en VidaExtra!
Dragon Ball nos gusta en todas sus etapas. Bueno, en la gran mayoría. Cuando comenzó siendo una aventura grande y llena de emoción, pero también en el momento en el que se dio el paso hasta convertirse en el manga y el anime de artes marciales más explosivo jamás publicado. Siendo siempre una expansión de las pasiones de su autor. Y, sin embargo, hay algo intrínseco en las historias de Goku y sus amigos que hace que las sintamos como especial. Como algo que es parte de nosotros de manera genuina.
De hecho, la evolución de Dragon Ball como obra es parte de su atractivo: el destino quiso que un curioso niño con una fuerza sobrenatural y una joven aventurera decidida a recorrer todo el planeta cruzasen sus destinos casi por casualidad. Juntos emprendieron la búsqueda de siete esferas capaces de cumplir con cualquier deseo y desde entonces hemos visto prácticamente de todo: de torneos de artes marciales en los que hay sitio para el humor y la emoción a batallas en las que está en juego la supervivencia de todos los universos. ¡Casi nada!
Para conmemorar el 40 aniversario de Dragon Ball, en VidaExtra queremos hacer algo propio y diferente: poner en común nuestros momentos favoritos. Los tuyos y los nuestros. Rememorar aquellos acontecimientos que atesoramos en nuestros recuerdos o los que más nos impactaron en un momento especial de nuestra vida. Logrando que nos pusiésemos de pie emocionados mientras merendábamos o desayunábamos. Porque Alex, Sergio, Juan y el que te escribe estas palabras nos lo pasamos bomba disfrutando de las aventuras de Goku. ¿Lo más bonito? Te damos a ti la última palabra en los comentarios.
Índice de Contenidos (6)
- Alex se llevó una gran sorpresa en el Gran torneo de las Artes Marciales
- Sergio atesora montones de grandes momentos... ¡y su favorito es exclusivo del anime!
- A Juan se le pone la piel de gallina al rememorar el combate más salvaje de Goku
- Iván reivindica a los héroes de voluntad inquebrantable de Toriyama, y tiene toda la razón
- Frankie empezó a dar brincos cuando Goku se transformó en "Súper-Guerrero"
- 40 años después, las aventuras de Son Goku continúan
Alex se llevó una gran sorpresa en el Gran torneo de las Artes Marciales
Como a muchos de los que estáis leyendo esto, Goku me acompañó durante muchas tardes en mi adolescencia a principios de los 90. Bola de Drac, que así se llamaba la serie en catalán, era una cita diaria e ineludible con las aventuras, la acción y las risas junto a un pequeñajo con cola y extraño peinado. Y en fin, podría tirarme horas hablando de aquellos días, pero no es lo que toca ahora. Vayamos al grano.
Si hablamos de momentos favoritos de Dragon Ball, creo que no será ninguna sorpresa confirmar que tengo muchos, pero hay uno que me impactó de forma especialmente profunda: cuando vi que Goku se había hecho mayor. Hasta entonces Goku había sido un niño y, en las series animadas, al menos las que había visto y puedo recordar, los protagonistas permanecían congelados en el tiempo.
Aquí, en un capítulo donde iba a dar comienzo un nuevo torneo de artes marciales, después de que los protagonistas hubieran pasado un tiempo sin verse, Goku había crecido. Era alto, nada que ver con el niño saltarín que conocía hasta entonces, le había cambiado la voz (al menos en el doblaje), había evolucionado… y me quedé pasmado: así que un personaje animado podía sufrir los mismos cambios físicos que yo. Hostia.
A fecha de hoy se me sigue poniendo la piel de gallina al recordar este instante. Aquella tarde, delante del televisor, todo cambió para mí en Bola de Drac.
Sergio atesora montones de grandes momentos... ¡y su favorito es exclusivo del anime!
Si tuviese que nombrar la serie que más veces he visto en toda mi vida esa sería sin ninguna duda Dragon Ball. Las aventuras de Goku y el resto de personajes me han estado acompañando desde que tengo uso de razón con sus mangas, las series animes, las películas que llegué a tener en VHS, sus videojuegos, figuras, juguetes y otros tantos productos de merchandising que tengo por mi casa. Y es que da igual que hayan pasado 40 años desde que comenzó, porque la sigo disfrutando tantísimo como el primer día, aunque me sepa los diálogos de muchos episodios y todo lo que pasa en cada uno de ellos.
Por todo ello, me cuesta quedarme con un único momento, porque hay algunos que retengo en mi memoria y son de mis favoritos: cuando Goku de pequeño acabó con Piccolo de un puñetazo al atravesarle el pecho y sobre todo verle llorar de emoción, cuando Gohan reúne todo el valor y poder suficiente para arrasar con Célula con un devastador Kamehameha, el combate final contra Jiren en el Torneo del Poder o el final de Dragon Ball GT con esas escenas tan emotivas. Y eso sin olvidar su banda sonora con temazos de lo más emblemáticos y sus openings y endings que todos habremos escuchado millones de veces.
Pero si tuviese que quedarme con un único capítulo de todos, tengo muy claro que es el de cuando Goku y Piccolo aprenden a conducir. Me da igual que sea de relleno, pero ver a dos de mis personajes favoritos sin sus atuendos tan característicos, en un episodio de puro humor y rivalizando entre ellos para comprobar quién conduce mejor (spoiler: ninguno), es simplemente brutal. Da igual las veces que lo haya visto que me sigo partiendo de risa, que es algo que también se agradece en medio de una serie con tanta pelea y momentos tan tensos y dramáticos como nos dejó la saga de Célula.
En definitiva, solo puedo decir gracias Goku y gracias Akira Toriyama (descansa en paz), por brindarnos una serie que ha marcado un antes y un después en tantísimas generaciones y sigue ganando nuevos adeptos después de cuatro décadas.
A Juan se le pone la piel de gallina al rememorar el combate más salvaje de Goku
La llegada de Raditz al planeta Tierra supuso un punto de inflexión, no solo narrativo respecto a los orígenes de Son Goku, sino en lo referente al combate. Akira Toriyama ya había inclinado mucho la balanza hacia las luchas olvidándose del apartado de las aventuras, por lo que decidió dar un salto exponencial con las escalas de poder. El hermano del protagonista era absurdamente más fuerte que él y Piccolo durante su enfrentamiento, pero el incremento de fuerza se disparó poco después.
La primera batalla que disputan Goku y Vegeta es mi momento favorito de Dragon Ball, especialmente en el anime. Es la última vez que se vive con tensión real cada golpe y cada movimiento, pues los niveles están muy igualados entre los dos Saiyan. El príncipe es un poco más fuerte, pero Goku es capaz de quebrar su cuerpo a través del Kaioken en un ejercicio de sacrificio brutal; todo con tal de defender el que considera su hogar. Basta con presenciar cada capítulo para que se me ponga la piel de gallina.
Los intercambios de ondas de ki, el choque del Galick Gun con el Kamehameha, el regreso del mono Ozaru, que Goku se entere de que fue él quien acabó con la vida de su abuelo Gohan... todo ello compone una tensión física y emocional que me quebró por completo. Especialmente dura es la secuencia en la que un gigantesco Vegeta le rompe todos los huesos a su rival y lo tortura con una saña maliciosa. La llegada de Krilin y Gohan, junto a la providencial intervención de Yajirobe, hacen valer a esta lucha como la cruenta de todo Dragon Ball.
Toriyama jamás ha vuelto a ser tan sangriento y violento, pues vimos sangre a borbotones, piernas rotas, ensañamiento, cortes y una maldita Genkidama en la cara de Vegeta. Y ni siquiera eso bastó para mandarlo a junto de Emma, sino que parecía de goma e indestructible. Repasaros bien toda la crisis de la llegada de los Saiyan a la Tierra, porque realmente se nota la desesperación que experimentan los aliados de Goku y él mismo.
Con todo, el mangaka supo ofrecer giros de guión espectaculares e inesperados para mantener la esperanza en todo momento. La transformación de Gohan en Ozaru, el mencionado corte de Yajirobe o la aparición en último momento de Goku son ejemplo de ello. El cierre no es tal, sino que perdonar la vida al Saiyan no es más que una excusa para seguir disfrutando de uno de los grandes personajes del genio Akira.
Y todo ello en un momento clave de la serie, justo antes de que apareciese Freezer para que no cupiesen los números en el rastreador para poder medir los poderes. Las cifras se le fueron de las manos al japonés y era necesario invertir bastante energía para liquidar un planeta, justo antes de que el tirano galáctico lo hiciese únicamente con la punta del dedo. Fue la última ocasión en la que Dragon Ball se sintió terrenal y es un recuerdo que atesoro con mucho cariño.
Iván reivindica a los héroes de voluntad inquebrantable de Toriyama, y tiene toda la razón
A lo largo de mi niñez, pude disfrutar de momentos del anime Dragon Ball que quedaron profundamente grabados en mi memoria (e incluso en mi piel, ya que tengo tatuado a Vegeta). Desde la épica pelea entre Goku y Vegeta hasta la Genkidama de Goku contra Yi Xing Long, acompañada por el inolvidable tema principal de Dragon Ball GT, muchas han sido las escenas que nunca olvidaré. Sin embargo, con el paso de los años, y al reflexionar más sobre la obra, hay un momento que, cada vez que lo veo, me llena de energía y me motiva como pocos: el enfrentamiento de Gohan del futuro contra los Androides.
Aunque la pelea en sí no sea tan espectacular como otras de la franquicia, lo que realmente la hace especial para mí es el discurso de Gohan. A pesar de estar al borde del colapso, demuestra una voluntad inquebrantable y una fe inamovible en que alguien acabará por vencer a los Androides: "¡Yo no moriré! No me importa que mi cuerpo sea destruido por completo, mis deseos de pelear me levantarán porque son muy grandes!".
Otro momento que considero memorable en Dragon Ball Z es cuando Mr. Satán pide a la humanidad que preste su energía a Goku, convirtiéndose así en el verdadero salvador del planeta Tierra. Este instante encapsula una de las lecciones más valiosas de Toriyama: el héroe más importante no es un alienígena venido del espacio o el infierno, sino un simple ser humano.
Y es que, a pesar de sus defectos y virtudes, Mr. Satán representa a alguien que lucha hasta el final, pase lo que pase, demostrando que incluso los más comunes pueden ser extraordinarios.
Frankie empezó a dar brincos cuando Goku se transformó en "Súper-Guerrero"
Recuerdo como si fuese ayer el momento de Dragon Ball que me dejó absolutamente marcado. ¡Y eso que ocurrió hace más de treinta años! Por ponernos en contexto la serie de televisión se emitía en Canal Sur en dos horarios (los primeros episodios a las 15h y los nuevos a las 18h) y sobra decir que ninguno de nosotros tenía acceso a internet y el manga apenas había comenzado a publicarse. Como resultado, la emoción de ver a Goku transformarse en "súper-guerrero" fue arrolladora. Un fenómeno que volvió a estallar con fuerzas renovadas al regresar al colegio al día siguiente.
¿Qué es eso de "súper-guerrero"? Cuando la serie se tradujo al español se heredaron muchas de las licencias del doblaje francés, de modo que originalmente a los saiyans en España se los conocía como los "guerreros del espacio". Quizás, solo quizás, pensaron en que era mejor dar un nombre que se explique solo a la audiencia juvenil a introducir un término complejo que, en el fondo, era uno de esos juegos de palabras que tanto le gustaban a Toriyama. La serie avanzó, el término "guerreros del espacio" no se dejó de usar y, llegado el momento de presentar al legendario Supersayano fueron consecuentes con lo dicho durante decenas de episodios. No se les puede reprochar.
La introducción a esta transformación fue apoteósica. El nivel de Freezer en la batalla de Namek estaba muy, muy por encima del de Goku y, tras una sucesión de capítulos en los que el "guerrero del espacio" criado en la tierra lo había dado todo, parecía haberse logrado la victoria tras lanzar una enorme masa de energía tomada de media galaxia. Sin embargo, aquello fue una celebración apresurada: el enemigo había resurgido, nuestro héroe estaba para el arrastre y, para más inri, con un solo movimiento de dedo aniquiló a su mejor amigo delante de sus narices.
Entonces, algo explotó dentro de Goku y, tras ver sus cabellos levantados y dorados y verlo envuelto ese aura centelleante, cegado por la ira y la necesidad de venganza, era imposible no gritar, saltar y dejarse llevar por la emoción. Hasta le gritó a su hijo Son Gohan (o Son Gohanda) que se quitase de enmedio antes de que perdiese el control. ¡La gran batalla sólo había comenzado!
Como matiz adicional, en aquella época se empezó a publicar la Serie Roja de Dragon Ball en los kioskos, que era un formato impreso creado para la ocasión: en lugar de lanzar los capítulos semanalmente como en Japón o los posteriores tomos recopilatorio se usaba un formato de tamaño y volumen de páginas al estilo del cómic americano, pero en blanco y negro. Y claro, ahí sí usaban los términos de "saiyajin" y "súpersaiyano", pero nosotros teníamos que atar los cabos sueltos.
Los siguientes episodios de Dragon Ball Z fueron sencillamente gloriosos. Goku abandonó por completo su inocencia y se entregó a la batalla dejando completamente humillado a Freezer. E incluso en esas, aquel maldito enemigo jugó su última carta y con un movimiento desesperado sentenció a todo el planeta a estallar en cuestión de minutos... que en realidad fueron montones de sensacionales capítulos de pura acción y emociones. Derivando en una apoteósica resolución, una última muestra de piedad por parte de nuestro héroe y, finalmente, la sentencia definitiva de aquella batalla con un Kamehameha ejecutado con una única mano. Un torbellino de emociones todavía logra alucinarme. ¡Qué momentazo!
40 años después, las aventuras de Son Goku continúan
El legado de Goku sigue vivo. Es atesorando en nuestros recuerdos y se manifiestan en las sopresas de los últimos éxitos, pero el legado de Dragon Ball también tiene un prometedor futuro. Los enfrentamientos entre saiyans, androides, dioses y demonios continúan con Dragon Ball Sparking Zero, los nuevos juegos de cartas, los grandes eventos de los juegos en curso y, sobre todo, la última gran aventura de Goku imaginada por el propio Akira Toriyama: la serie Dragon Ball Daima.
Un nuevo viaje a razón de un episodio cada semana y en el que descubrimos al mismo tiempo que en Japón en qué nuevos líos se mete aquel inquieto niño. Un Goku que recupera su espíritu juvenil y que, 40 años después, sigue dispuesto a poner a prueba su fuerza. Algo que, gracias a los medios actuales, se vive por primera vez de manera simultánea en todo el mundo. Y, ¿quién sabe? Quizás haya margen para que podamos añadir un nuevo momento favorito.
Por nuestra parte, nuestra celebración y puesta en común de lo que más nos ha gustado de Dragon Ball solo empieza aquí: como siempre, te damos la última palabra para que compartas esa película, ese episodio o ese momento del manga que tanto te gustó. Aquello que hizo que la obra de Akira Toriyama sea parte del legado universal y, a la vez, algo que sientes que es parte de ti.
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