En una partida de Victoria 3 el tiempo es absolutamente relativo. Pausarlo, acelerarlo, dejarlo pasar de manera natural o gestionarlo como más nos interese es uno de sus grandes recursos. Nuestras acciones, sin embargo, escriben la historia, pero no en piedra. Podremos influir en la política, la economía o transformación de la sociedad y hasta los cambios más sutiles sirven a un propósito muy definido. Pero lo mejor de la nueva gran apuesta de Paradox Interactive por la estrategia histórica es que somos nosotros quienes nos ponemos un objetivo más o menos definido... Si es que queremos tener uno.
Como nos comentó Martin Anward, el propio director del juego, antes de poder jugar a su más reciente beta durante días, pese a que Victoria 3 entrelaza las mecánicas de los juegos de estrategia con un contexto histórico brillantemente plasmado y estructurado, en realidad estamos ante un Simulador de Sociedad. Un sandbox terriblemente absorbente que nos invita a remodelar, asentar y hacer prosperar una sociedad entera. No desde cero, ya que nuestro punto de partida en el juego está muy definido, pero sí de manera integral.
El resultado: Victoria 3 es el retorno por la puerta grande de la gran estrategia histórica. Esa clase de juegos llamados a volver locos a los grandes apasionados por la historia y los videojuegos de estrategia y gestión. Una experiencia que, por cierto, deja en pañales la segunda entrega: como comentamos, el uso del tiempo es esencial en el juego de Paradox, y los 12 años que hay de margen desde el lanzamiento de Victoria 2 están muy a la vista. Y para bien.
Llegados a este punto toca hablar de lo esencial: qué aporta Victoria 3 al jugador de PC y al apasionado por la estrategia y, por extensión, cómo se juega. La primera pregunta se resuelve fácil: Paradox nos pone al frente de cualquier país del mundo en un periodo comprendido desde 1836 hasta 1936, la Época victoriana (de ahí el nombre, claro). Todos con su propio trasfondo.Desde la propia Inglaterra, España o Estados Unidos hasta países con Bélgica o Chile. De hecho, estos dos últimos son perfectos ejemplos de la naturaleza y la enorme ambición del juego y se nos invita a empezar a jugar con ellos.
Un punto de inflexión para la toda humanidad... ¡Con nosotros al frente!
Si vienes de otros juegos de estrategia y no conoces la saga de Paradox toca hacer las presentaciones: Victoria 3 está mucho más alineado con el imprescindible Crusader Kings 3 que con hitos del calibre de Age of Empires, Tropico 6 o Civilization. Modelos diferentes de cómo llevar la gestión de un país o una civilización, lógicamente, pero en nuestro caso la presencia y el peso de la política, la industrialización y el contexto de la sociedad le da unos matices mucho más fascinantes y ricos al conjunto. Hay elementos comunes y propios entre los tres que el nuevo juego de la Época victoriana sabe absorber con maestría para ganar fuerza e identidad de cara a esta largamente aplazada tercera entrega.
En lo que respecta a la versión que pudimos jugar, y a la hora de empezar una partida, podemos escoger entre lo que podemos denominar como tres objetivos principales (o desafíos específicos) que consisten en la Dominación económica, la Hegemonía y la búsqueda de una Sociedad igualitaria. Por poner un ejemplo, en este último caso se nos recomendarán naciones concretas que debido a su contexto histórico real se prestan de maravilla a experimentar esa causa -Francia, Rusia, Dinastía Qing y México- aunque, a efectos prácticos justo abajo se nos da la opción de elegir prácticamente cualquier país.
Podemos descarrilarnos siempre que queramos, pero nuestro objetivo determinará nuestras prioridades en la partida: elegiremos un país específico que se encuentra atravesando una situación determinada y muy definida. Puede que esté cursando un proceso cambio, reaccionando al de sus países vecinos por inercia o recuperándose de una crisis interna. Además, claro, de todo lo relacionado con la colonización en este periodo tan propenso a los grandes cambios y las revoluciones.
En todo caso, nosotros deberemos tomar las riendas y, a base de gestión, reconducir la situación con un pie puesto en las necesidades que deben ser una prioridad y el otro en la dirección del futuro que queremos crear. Lo cual implica desde plantear nuevos modelos de política a negociar con nuestros recursos primarios.
Los modificadores importan en Victoria 3, y mucho. De modo que podemos ajustar el inicio de nuestra partida como nos de la gana, incluso apostar por el clásico modo Ironman de los títulos de Paradox, e incluso deshabilitar la opción de alternar de nación sobre la marcha. Porque, por defecto, se puede hacer.
Dicho lo cual, y pese a que hay un modo de juego dedicado íntegramente a su esencia de sandbox -quizás, el máximo atractivo del juego- lo que de verdad le da a Victoria 3 ese empujón que esquiva con ingenio la rutina son el impacto de nuestras decisiones. De cómo la política, la economía y la influencia con otros países acaba calando en el ciudadano de a pie. Algo que difícilmente se puede encontrar tan bien plasmado en otras alternativas.
Victoria 3: un mundo entero de posibilidades
A partir de aquí toca hablar de algo absolutamente básico y esencial: da igual si vienes de nuevas, el juego te acompaña desde el principio y te guía, pero no te lleva de la mano más allá de los compases iniciales para qué sepas dónde está cada cosa. De hecho, al iniciar una nueva partida hay un modo basado específicamente en Aprender el Juego en el que se nos da la elección de cuatro naciones con un contexto muy definido y único, perfectos para entender la grandeza y posibilidades del juego. Lógicamente, si deseamos empezar a jugar y aprender también podremos elegir el país que queramos en este modo. Bueno, con alguna excepción.
Fuera de nuestro alcance se encuentran los países africanos con una estructura de poder descentralizada. Algo que, lógicamente, rompe frontalmente con la estructura y premisa del juego: permitirnos ajustar la sociedad, la economía y las relaciones internas y externas de nuestro país a nuestros propios ideales, nuestros caprichos o las necesidades que vayan surgiendo. Y teniendo en cuenta todos los grandes acontecimientos y revoluciones que hubo en los vertiginosos siglos XIX y XX, es una parte esencial de la experiencia.
Como comentamos, el contexto de Victoria 3 le da matices a las partidas que son muy complicados de ofrecer en otros juegos similares: la relativamente instauración de los sufragios y las puertas que esto abrieron en occidente con el ascenso de la propia revolución industrial o los grandes avances de la ciencia. Todo coincidiendo con los modelos tradicionales de producción o la forma de ser de países que guardan rencillas pasadas o directamente conflictivos con el exterior. Rusia, China, Estados Unidos o un muy desunido Viejo Continente son ollas a presión, pero también excepcionales lienzos en blanco.
No nos hemos olvidado de lo básico: la jugabilidad y nuestra manera de interactuar con el mundo. Faltaría más. De hecho, es otro de los grandes aciertos de Victoria 3: la interfaz se muestra con forma de un enorme mapamundi que gana detalles alucinantes al acercar nuestra vista. Desde lejos parece un mapa de la época, pero si haces el suficiente zoom puedes ver unas detalladísimas vistas y hasta encontrar si vas a tiro fijo ciudades en forma de pequeñas bases como Málaga en Andalucía, al Sur de España. Y lo que es más importante: puedes desglosar en pantalla lo que ocurre en ella y qué relaciones hay con el país que controlas en ese minuto.
Y lo mismo pasa si nos vamos sin previo aviso a Teherán, la capital de Irán, y vemos qué tipo de relación tienen con nuestro país y qué posibles alianzas comerciales pueden salir.
Como comentamos al principio, pese a que la estrategia es el elemento predominante, Victoria 3 es un simulador de sociedad y el esquema de control de Victoria 3 se basa en la interacción directa con todas las estructuras de la misma a través de ventanas, cuadros de texto y recursos diplomáticos. A golpe de vista podría abrumar, de hecho, es lo normal, pero la organización de la interfaz y la posibilidad de gestionar el transcurso del tiempo de manera simple lo hacen intuitivo. Que esté traducido al español todavía más, y que -además- Páradox haya incluido una Vickypedia, un enorme glosario al que podremos recurrir o que se manifestará al pasar nuestro cursor por un término, derriba cualquier muro posible.
Por delante: todas las posibilidades que se pueden esperar de un juego de Simulador de Sociedad en una época en la que deberemos aprender a especular con los precios de nuestras exportaciones, ser juiciosos con nuestras inversiones, tener muy presentes las ideologías de aquellos con los que compartimos despacho y las necesidades de quienes viven a pie de calle antes de darle un giro radical a nuestro país y, por supuesto, ser creativos a la hora de reescribir la historia. Porque cada partida dura aproximadamente 100 años, pero la rejugabilidad de Victoria 3 es absolutamente ilimitada.
La próxima gran obsesión de los apasionados por la estrategia histórica (y la política)
Todavía es muy temprano para tener nuestras impresiones finales sobre Victoria 3, cuyo lanzamiento está previsto para finales de este mismo año, pero ya nos ha quedado claro que es esa clase de juegos de estrategia que logran desmarcarse y aportar valor adicional a nuestras decisiones. Que te atrapan de manera irremediable. Que te tienen pensando en el siguiente paso tu partida incluso con el ordenador apagado. Y eso, se mire como se mire, ya es más de lo que pueden decir otros juegos similares.
A lo largo de los días en los que tuvimos acceso a la beta vivimos una docena de revoluciones. Algunas salieron mejor que otras, desde luego, pero aprendimos de todas y sacamos valiosísimas lecciones de qué no hacer y por qué. A veces por la razón y otras por la fuerza. Con todo, y en la parte que nos corresponde, nos quedamos con una espinita pendiente de la experiencia del juego que esperamos compensar en nuestra siguiente partida: el multijugador.
Victoria 3 cuenta con un sistema en el que podremos alojar o sumarnos a una partida entre varios jugadores, lo cual tiene el potencial suficiente como para convertirlo en el simulador de sociedad y política más interesante del año.
Y, a la vez, una lección magistral para aprender historia, economía y hasta empatía: tal y como nos dijeron en Paradox, cada habitante de tu nación es simulado, ya sea un agricultor o empleado, capitalista o artesano. Porque si algo hemos sacado en claro tras meternos en mil berenjenales en países repartidos por todos los contentes es que el dinero regalado a causas prioritarias o ideológicas no se cultiva, pero el maíz sí. Y, además, se come.
El lanzamiento de Victoria 3 está previsto para finales de este mismo año en PC, siendo desde ya un soberbio refuerzo al catálogo de una compañía sueca especializada y convencida en que la gran estrategia histórica merece ser tratada y evolucionar con la misma ambición que el resto de grandes videojuegos. Aunque eso signifique la irremediable y preocupante aparición de ojeras para los que nos gusta ese café para los muy cafeteros.
- Plataformas: PC
- Multijugador: Sí
- Desarrollador: Paradox Interactive
- Compañía: Paradox Interactive
- Lanzamiento: 25 de octubre de 2022
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