Un género que siempre me ha cautivado ha sido el de los musou. Son ese tipo de juegos que de vez en cuando me apetece jugar al estar enfocados a la acción pura y dura y por la satisfacción que me brinda el machacar a cientos de enemigos simultáneamente con unos combates espectaculares, de ahí que a la saga Dynasty Warriors le haya dedicado cientos de horas con sus últimas entregas.
También he probado otros títulos desarrollados por Omega Force que también han apostado por una jugabilidad de este tipo y algunos han obtenido un resultado formidable y otros que han pasado sin pena ni gloria, de ahí que tenga tantas ganas de que se produzca el lanzamiento de Dynasty Warriors: Origins y que haya sido todo un privilegio haber tenido la oportunidad de probar un extenso adelanto de las primeras horas de este capítulo que apunta bastante alto.
Si bien me esperaba otro juego muy similar a los anteriores, a medida que iba avanzando me fui dando cuenta de que no podía estar más equivocado. En esta ocasión se ha tratado de desarrollar algo que va mucho más lejos de ser un simple machacabotones, porque esta vez presenta un buen reto a la altura en el que hay que tener muy claro qué debes presionar y qué acciones llevar a cabo en el momento oportuno. Pero esto no es más que una pequeña parte de todo lo que ofrece, que no es especialmente poco.
Una emocionante historia narrada desde un nuevo punto de vista
Como ya viene siendo habitual, la trama está basada en su totalidad en las novelas de Romance de los Tres Reinos, aunque la diferencia es que esta vez retrocede hasta el pasado para contar todo desde sus inicios. Además, no consiste en escoger uno de los bandos y sus respectivos personajes para abrirse paso entre multitud de batallas contra millares de soldados enemigos. En su lugar, el protagonismo recae en su totalidad en un personaje totalmente nuevo y anónimo que ha perdido su memoria.
Este va interactuando poco a poco con los héroes que ya conocen todos los seguidores de la franquicia, de ahí que la mayoría de rostros resultarán muy familiares, pero al estar contado desde el punto de vista de este héroe tan extraño, hay sucesos que se ven alterados y son narrados de una manera distinta. En absoluto es algo negativo, sino más bien todo lo contrario, porque más que nunca se le ha dado más peso al argumento con cinemáticas impresionantes y conversaciones a las que hay que prestar mucha atención para no perder el hilo de los acontecimientos.
Al ser una historia basada en conflictos entre reinos, esto mismo conlleva que llegado a cierto punto de la aventura hay que tomar decisiones muy drásticas que afectarán al transcurso de los eventos que irán teniendo lugar más adelante, dado que tocará escoger a qué bando se querrá apoyar. Eso sí, esto mismo implica que tocará enemistarse con otros, así que esto nos deja también con un toque más profundo para que cada uno pueda vivir su propia aventura en base a las elecciones que se tomen.
El apartado artístico es alucinante, porque los personajes parecen totalmente reales por cómo lucen sus aspectos, sus armaduras, sus animaciones y también por la atmósfera que desprende el juego constantemente. Te hace meterte lleno de esta encarnizada guerra con una paleta de colores más oscura de lo que estamos acostumbrados a ver en la franquicia, lo que le otorga un punto más de seriedad y que lo cierto es que le sienta de maravilla.
Desde luego el drama que transmite es constante, pero me alegra saber que se ha hecho tanto hincapié en la historia y en conocer las personalidades y motivaciones de los personajes, ya sea desde los soldados más fuertes a los generales con cargos más altos. Eso es una buena muestra de que, por mucho que se apueste por la acción, la trama puede ser lo suficientemente buena como para mantenerte enganchado y seguir avanzando en ella.
Quizás, he echado en falta la posibilidad de personalizar al protagonista, en lo que se refiere a su aspecto, ya que es el mismo siempre y diría que eso es lo único que no me ha terminado de convencer del todo. Al menos, puedes equiparle piezas de equipo para potenciar sus estadísticas y capacidades. No obstante, para ser el personaje que vas a estar controlando en todo momento me habría gustado alguien un poco más expresivo o con el que pudiese empatizar un poco más. Igual con el paso de las horas le pillo más cariño, pero de momento me ha dejado un poco frío.
Los combates más exigentes y bestiales de la saga
Pasando a hablar en profundidad de su jugabilidad, hay que reconocer que Dynasty Warriors: Origins no ha inventado la rueda. Como sus predecesores, en cada batalla hay que enfrentarse contra cientos de enemigos al mismo tiempo para aniquilarlos con combos brutales que los hagan morder el polvo sin parar. Sin embargo, esta vez no son simples monigotes que están ahí para hacer bulto y esperando a que les zurres sin ninguna compasión.
Me ha dado la sensación de que son más violentos, porque hasta los soldados más simples son capaces de causar daño, incluso llegando a un punto de que más te vale no confiarte en exceso para no pasarlas canutas. Eso sí, los que presentan un auténtico desafío son los constantes minijefes que hay por todas partes custodiando zonas o bases y que hay que eliminar a toda costa para tomar el control de ese lugar en cuestión.
Más que nada se debe a que pegan realmente duro y no paran de ejecutar ataques muy poderosos y otros especiales que te pueden reducir la vida a gran velocidad. Para acabar con ellos es necesario destruir sus puntos de bloqueo para así ejecutarles una especie de finisher de lo más devastador, aunque no es tan sencillo como suena. Es ahí donde se demuestra que este juego no es un machacabotones como los anteriores.
En esta ocasión se ha apostado muy fuerte por dos habilidades muy básicas y vitales, como son el bloqueo y la esquiva. Puede parecer algo muy sorprendente para un musou, pero podéis estar seguros de que son dos pilares fundamentales que no se pueden olvidar si no queréis estar viendo la pantalla de "game over" sin parar. En este sentido, el juego premia considerablemente que los bloqueos se ejecuten a la perfección, porque dejas aturdidos a los adversarios y puedes aprovechar para reducir más rápidamente sus barreras de protección.
Por su parte, la esquiva tampoco es ninguna tontería debido a que los ataques más poderosos de todos no se pueden bloquear, así que es la única manera de vivir para contarlo. Eso no quiere decir que nuestro protagonista se quede atrás, ni muchísimo menos, porque también dispone de habilidades especiales, conocidas como artes, que se van recargando poco a poco a base de acabar con enemigos, sin dejar de lado el ataque musou, el más poderoso de todos, cuando se ha rellenado su correspondiente barra.
Lo cierto es que me ha fascinado y me ha parecido algo magnífico el que el combate de este Dynasty Warriors no sea aporrear una serie de botones como si no hubiera un mañana y se premie tanto otras acciones, demostrando la profundidad con la que cuenta la jugabilidad. Asimismo, no es que estés controlando al protagonista sin nombre el 100% del tiempo, porque llegado a cierto punto puedes solicitar a un aliado que te acompañe y al que puedes manejar durante un breve periodo de tiempo.
Se nota que estos son héroes de esta historia, porque cuando dan rienda suelta a todo su potencial golpean más duro que nuestro personaje principal, sobre todo cuando ejecutan su finishers al arrasar con absolutamente todo lo que se mueva en un radio gigantesco, así que de un solo golpe son capaces de eliminar fácilmente a más de 200 o 300 enemigos.
Aparte de todo esto, sientes de verdad como si estuvieras sumergido en una batalla real cuando no se paran de escuchar los gritos de todos los soldados por todas partes, por la forma en la que combaten y el caos puro y duro que se llega a formar en algunos momentos. Asimismo, algo que me ha sorprendido es que en algunos niveles te puedes encontrar con un jefe del ejército que te desafía a un duelo de uno contra uno mientras sus sus subordinados forman un círculo. Como si fuese un juego de lucha, cada uno cuenta con su propia barra de vida y gana aquel que haya recibido menos impactos una vez ha transcurrido cierta cantidad de tiempo.
Un mundo en el que nunca te aburrirás
Entre batalla y batalla el juego te invita a recorrer el mapa del mundo desplazando al protagonista por él, como si fuese un gigante y el resto de los elementos que figuran en pantalla son más diminutos. De esta forma, te vas desplazando a los diferentes niveles de la historia principal, a pueblos para adquirir armas, componentes y descansar, pero también hay objetos que se pueden recoger, piedras de viaje rápido y hasta puntos en los que se pueden librar escaramuzas.
Estas son fases más cortas de lo normal que en apenas un par de minutos, como muchísimo, las has terminado. Precisamente por eso, con lo poco que duran, es lo que te incita a no querer dejar ninguna sin finiquitar, pero también porque es necesario para aumentar de nivel las armas que puedes equipar al protagonista, entre las que hay nueve diferentes en forma de espadas, lanzas, discos, hachas, etc.
Por lo que es tan relevante potenciar las armas es porque digamos que el personaje no tiene una barra de experiencia propia, sino que son estos utensilios los que suben de nivel. Por cada uno que aumenten se van desbloqueando más combos, se potencian las estadísticas del protagonista y también se van ganando puntos para activar más funciones del juego, entre ellas un árbol de habilidades con más ataques especiales y otras estadísticas pasivas. A su vez, varía demasiado la forma de jugar con cada arma y se sienten muy diferentes entre ellas.
De hecho, algo que me ha resultado curioso, aunque no tengo la confirmación, es que me ha dado la sensación de que las escaramuzas son completamente distintas dependiendo del arma que estés empuñando. Por ejemplo, como la espada es para combates de corto alcance, en estas batallas el grupo de enemigos con el que me he topado ha sido considerablemente más reducido en comparación con las que he empleado una lanza, ya que esta abarca un mayor espacio para golpear a diestro y siniestro.
Por otro lado, los materiales que vas obteniendo en las batallas o recorriendo el escenario sirven para fabricar gemas. Aquí entra en escena un apartado que me temo que generará un tanto de controversia en los jugadores, porque es una especie de sistema gacha, ya que estas se canjean por piedras con poderes especiales que se pueden equipar. Si la suerte te sonríe, crearás una nueva y sino potenciará alguna de las ya existentes, pero como no puedes saber a cuál le tocará, puede que se aumente alguna que no necesites, por muchos materiales que utilices a cambio.
También he de decir que las gemas son útiles, pero no hasta el punto de cambiar radicalmente la jugabilidad tan prometedora y sobresaliente que ofrece el juego. Las tres o cuatro primeras horas que he pasado a los mandos me han parecido excepcionales en un conjunto general y me han hecho desear más que nunca que llegue el año que viene para seguir librando batallas en Dynasty Warriors: Origins.
Fecha de lanzamiento de Dynasty Warriors: Origins
Si todo va según lo previsto y no se produce ningún cambio de última hora, el lanzamiento de Dynasty Warriors: Origins tendrá lugar el 17 de enero de 2025 en PS5, Xbox Series X/S y PC. Además, aquellos que no queráis esperar hasta entonces podéis descargar gratuitamente una demo para probar un adelanto por vuestra cuenta.
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