Netherrealm firma la que ya es su obra maestra tras un legado intachable en la actual generación. Sobre el papel, Mortal Kombat 11 destaca por su excelencia en todos sus aspectos pero, con el mando en la mano, es un canto a su trayectoria que nos lleva desde las raíces de la saga a la vanguardia del propio género.
Scorpion está de regreso y su arpón está tan inspirado como sediento de sangre: Mortal Kombat 11 es -de largo- la entrega más sanguinaria y explícita de todas, y se nota que Ed Boon y su equipo se lo han pasado de maravilla imaginando Fatalities. Ahora bien, pese a que hay cambios determinantes en el nuevo sistema de juego, todo el que haya dedicado tardes enteras a Mortal Kombat 2 se sentirá como en casa.
Porque verás combates fluidos como la seda, montones de alternativas de juego que te tendrán encadenando un combate tras otro como la famosa patada bicicleta de Liu Kang y un modo historia que iguala en ambición a cualquier producción hollywoodiense. Pero, sobre todo, porque cada combate es tremendamente intenso y divertido.
Dicho lo anterior: ¿cómo ha conseguido Netherrealm subir su propio listón? En esencia, siendo fieles a sí mismos. En la práctica, poniendo toda la carne en el asador. Porque todos sabemos que a Scorpion, Raiden y compañía les gusta regodearse a la hora de destruir a sus oponentes. Y con las novedades introducidas, es fácil entender por qué.
Netherrealm quiere zamparse al resto de juegos de lucha
Dentro de los juegos de lucha, la saga Mortal Kombat tiene un estilo y ritmo muy distintivo: pese a que hay técnicas de fantasía y largas cadenas de combos, la movilidad y la contundencia de cada golpe, así como la importancia de los bloqueos, tienen una identidad propia. Y en esta entrega todo está en su debido sitio.
Sin embargo, el despliegue técnico y visual eleva todo lo visto hasta la fecha, de modo que no solo se deja en pañales las dos anteriores entregas, especialmente en los planos cortos, sino que adelanta por la izquierda al resto de pesos pesados como Street Fighter y Tekken. Dicho de otro modo, Netherrealm ha pasado de fotogramas digitalizados a modelos completamente fotorealistas con una expresividad facial que traspasa la propia pantalla.
Un logro que brilla con mucha intensidad en los combates y que fascina durante las aperturas, los planos cercanos y las escenas de introducción, en las que Netherrealm sigue derrochando ingenio y talento a base de diálogos que añaden una generosa capa extra de identidad a cada personaje y al propio juego.
Algo que también trasciende a cada escenario, ofreciendo entornos únicos y distintivos, colmados en detalles que van desde lo asombroso a lo grotesco, conservando y -a la vez- subiendo el tono de ese halo místico y sombrío que ha acompañado la propia saga desde sus orígenes para dar contexto a un magistral modo historia del que hablaremos un poco más adelante.
En este aspecto, y retomando el tema de las sensaciones de juego, nos encontramos con una entrega que mantiene intactos el peso, la velocidad y la fuerza de los combates de la entrega anterior, pero que gana holgadamente en profundidad y fluidez, así como en carácter. Un cambio tremendamente positivo, pero también una manera de perpetuar una base que acoge a los nuevos luchadores y da la bienvenida a los veteranos de las primeras entregas.
De modo que, pese a descartar los autocombos -algo difícil de ver hoy en día-, en cada round presenciaremos una cuidadísima batalla que mejora según ganamos destreza, orquestándose al ritmo de los combos y las técnicas potenciadas de cada luchador y creando un conjunto sólido y fascinante que se acaba imponiendo al caos que se genera en pantalla.
Y no te lo vamos a negar, la ultraviolencia que ha estado presente en toda la saga sigue siendo seña de identidad en esta entrega. Pese a que se ha elevado generosamente la intensidad de la misma más allá de los finishers y los movimientos cinemáticos, la realidad acaba siendo que Mortal Kombat 11 tiene aspiraciones mayores. Lo cual no impide a Ed Boon y los suyos cumplir holgadamente con el fanservice.
Haciendo que lo clásico brille con nuevas ideas
Desde la primera partida, se palpa que Netherrealm ha tomado nota de todo lo que funciona y se podía mejorar en sus anteriores títulos y, de paso, conserva ese afán innovador. Y lo cierto es que las grandes novedades implementadas en Mortal Kombat 11 son un acierto a varios niveles, empezando por el hecho de separar los recursos ofensivos y de defensa.
Si nos fijamos en la interfaz, lo primero que llama la atención en esta nueva entrega es el replanteamiento de la barra inferior, de modo que ahora pasamos a tener cuatro slots, dos dedicados a potenciar nuestras técnicas de evasión y defensa y otros dos para extender nuestros combos y asentar nuestros remates.
Siguiendo con lo visto en Mortal Kombat X e Injustice 2, para acceder a estos recursos extra basta con presionar el botón de interactuar (R1 o RB) al ejecutar un movimiento o técnica, cobrándose el slot correspondiente. Como resultado que necesitemos realizar una recuperación a tiempo ya no reclamará forzosamente las mismas cargas que íbamos a destinar a un contraataque o un movimiento especial mejorado. Y eso es un todo un acierto.
El Fatal Blow también regresa, aunque enfocado más al efecto comeback. Ese mortífero remate pasa a ser una herramienta de balance, de modo que cualquier luchador con menos de un tercio de su barra de salud podrá acceder a él una única vez por combate, siempre que no se haya errado en el golpe. Una manera de equilibrar los combates y, a la vez, hacer más interesantes los últimos compases de cada partida.
Ahora bien, el mayor de los avances de Mortal Kombat 11 no reside en aquellos elementos que comparten todos los luchadores, sino en cómo se ha gestado un sistema de personalización único, tremendamente efectivo y equilibrado. Lo suficiente como para poder trasladarlo al online sin romper la experiencia.
Si bien en la anterior entrega cada luchador disponía de tres variantes enfocadas a reforzar un aspecto determinado de su estilo, en Mortal Kombat 11 se va varios pasos más allá de esa idea: Netherrealm incluye dos variantes de cada kombatiente por defecto, sí, pero podremos establecer nuestras propias versiones o editar totalmente las ya disponibles a través del modo Personalizar. Uno por el que nos pasaremos muy asiduamente.
De hecho, el sistema de personalización es sencillo: todos los luchadores cuentan con tres accesorios (máscaras, espadas, broches, sensores, drones…) que se pueden intercambiar y mejorar a base de usarse en combates. Además, es posible elegir su aspecto y las cinemáticas de apertura y cierre, así como toda clase de detalles desbloqueables. Sin embargo, el grueso de la idea está en las habilidades: además de dos o tres movimientos especiales fijos, tendremos tres espacios para añadir nuevas habilidades con las que cimentar nuestro estilo o experimentar.
Netherrealm consigue con maestría algo tan difícil como que cada uno de sus luchadores sea único y adaptable a la experiencia y necesidades de cada jugador. Tanto en lo estético como sobre el terreno de juego. Y las posibilidades y variantes son prácticamente incalculables. Algo que nos vendrá de perlas de cara a tres de los cuatro pilares sobre los que se sostiene la experiencia: el online y las torres. ¿Y el modo historia?
El modo historia: Regreso al futuro al estilo Netherrealm
La visión del universo Mortal Kombat da un paso de gigante en cuestión de calidad y ambición, pero eso no quita que Netherrealm sea plenamente consciente de que el modo historia es la primera parada obligatoria para los fans de la saga. Básicamente, porque supone el evento sobre el que gira el propio lanzamiento y sus contenidos.
En este aspecto, la trama de Mortal Kombat 11 arranca justo donde nos quedamos en la anterior entrega: un irreconocible Raiden rompe el equilibrio de la realidad al sentenciar a Shinnok, el artífice de todo el mal acontecido en el universo de la saga. O eso creíamos.
Kronika, la Guardiana del Tiempo, entra en escena. O, más bien, revela su presencia, ya que ha sido parte activa en todos los devenires de la Tierra, el Infierno y el OutWorld a través de sus diferentes realidades y líneas temporales. Su propósito: reescribir la historia y erradicar al mismísimo Dios del Trueno de ella.
Es entonces cuando convergen el presente y el pasado: los jóvenes Liu Kang, Sonya, Johnny Cage, Jax, Baraka o Kano que conocimos durante el primer torneo celebrado en la década de los 90 hacen de contrapunto a sus versiones del presente. Incluso el inclemente emperador Shao Kahn está de vuelta. Sin embargo, como en la trilogía de Robert Zemeckis, la intervención de estos kombatientes de pasado pueden tener consecuencias nefastas: si Johnny o Sonya son eliminados, jamás nacerá su hija Cassie.
Por delante, una trama de doce capítulos que llevará a los héroes de la Tierra y el OutWorld hasta el infierno y más allá de nuestro tiempo, con combates muy bien hilados, transiciones impolutas y una calidad cinematográfica sobresaliente. Y, pese a que en cierto modo las películas de acción y de serie B han sido una gran influencia en la saga, en todo momento se nota que estamos ante una producción colosal que culmina en un clímax absolutamente apoteósico.
Mención especial al rol de Kronica como Final Boss: la nueva amenaza de todas las realidades no solo ofrece un desafío al jugador, sino que justifica holgadamente su caída del plantel de seleccionables con un repertorio de ataques tan espectacular como intimidatorio. Un hueso duro de roer que llevará al límite nuestras habilidades.
Mortal Kombat 11 ata y deconstruye el pasado y presente de la saga a través de una historia en la que te podemos adelantar que habrá bajas y cambios drásticos en los roles de los principales protagonistas, dejando una enorme puerta abierta de cara al futuro de la licencia estrella de Netherrealm. Afortunadamente, el verdadero pozo de horas está en el combo que suponen sus otros dos modos estrella: las torres y la kripta.
Mortal Kombat 11: gratificación y ultraviolencia constante
Todos y cada uno de los combates que libramos en Mortal Kombat 11 estarán recompensados:
- Si luchamos ganaremos monedas
- Si ganamos, además añadiremos fragmentos de almas
- Si fulminamos a nuestro rival con un Fatality o un Brutality recibiremos corazones.
Esta gratificación constante encuentra su réplica en la Kripta, ubicada en la isla del mismísimo Shang Tsung. Un enorme y sombrío mapeado colmado de cofres y secretos desde el que desbloqueamos la desmesurada cantidad de contenidos que ofrece el juego, incluyendo trajes, equipamientos, gestos, secuencias de Fatalities, arte conceptual, música y un sinfín de coleccionables.
Con las recompensas por delante, el verdadero motor del juego pasa por las Torres, si jugamos offline, y los modos online. Y hay mucho y variado dónde elegir.
Las Torres se subdividen en Torres Clásicas y Torres del Tiempo, siendo las primeras el equivalente al tradicional modo Arcade, en las que podremos elegir la cantidad de enemigos, la dificultad e incluso si recuperamos vida entre combates. Y lo cierto es que están estupendamente bien remuneradas.
Sin embargo, es en las Torres del Tiempo donde la cosa se pone interesante: adaptando la idea de los multiversos de Injustice 2, veremos islas flotantes con Torres temáticas que estarán disponibles por tiempo limitado. La idea es resolver cada una de las Torres que conforman la isla flotante, con el añadido de que todas tienen condicionantes y efectos que alteran los combates. Generalmente, en nuestra contra.
De hecho, las Torres del Tiempo que he probado a lo largo de estos días eran especialmente desafiantes: misiles y rayos láser que atravesaban la pantalla -y a mi luchador- mientras intentaba resolver los combates, y toda clase de variantes a las propias reglas del juego.
En este aspecto, entre las recompensas que obtendremos a lo largo de nuestros combates, Netherrealm nos dará facilidades y consumibles con los que adelantarnos a estos acontecimientos para equilibrar las cosas, entrando en un círculo de desafíos y recompensas constante en el que, en esencia, acabamos puliendo nuestras habilidades.
Por otro lado, Mortal Kombat 11 ofrece una generosa variedad de alternativas multijugador: desde un Versus exquisitamente planteado, desde el que también tendremos acceso a nuestros luchadores personalizados, a los Torneos o un Combate en Línea colmado de opciones con las que que subir rangos, jugar de manera casual o crear salas. Y que, por cierto, no solo va como la seda sino que seremos conscientes de la conexión de nuestro rival antes de aceptar el emparejamiento.
Eso sí, pese a que Ed Boon y su equipo han colmado de contenidos su propuesta, también se han atrevido a dar un paso más allá, permitiéndonos luchar (y ganar monedas y almas) cuando no estamos con el mando en la mano a través del Kombate de IA, donde podremos gestionar un equipo que combatirá y se defenderá de manera automática.
¿Lo mejor? Desde nuestro propio Editor de Personajes, el mismo que usamos para vestir a nuestros luchadores al gusto y armarlos con las habilidades que más nos interesen, podremos programar el comportamiento de estas inteligencias artificiales. Tan loco como suena.
La opinión de VidaExtra
Mortal Kombat 11 no solo ha cumplido holgadamente nuestras expectativas como juego, sino que se ha impuesto al resto de propuestas de lucha anteriormente lanzadas, incluyendo las de la propia Netherrealm, ofreciendo un sistema de juego con alma de clásico y la profundidad que esperan los más devotos del género, pero también ese festival de sangre y vísceras que siempre han acompañado a la marca.
Mención aparte a esta versión Española, la cual pierde los brillantes diálogos en castellano para sustituirlos por unos subtítulos que no entienden los dobles sentidos ni tampoco están demasiado puestos con los eventos previos de la propia saga. Sobre todo porque Netherrealm los ha tenido especialmente presentes a la hora de dar identidad a esta nueva entrega.
La rejugabilidad es a prueba de bombas, y pese a que los 25 luchadores iniciales, una de ellos desbloqueable, son una selección contundente que abren la puerta a infinitas posibilidades, lo cierto es que Ed Boon ha vuelto a hacer desfilar algunos personajes de la saga por el modo historia que no han pasado el corte (como Cyrax, Sektor o Sheeva) y se ha olvidado de otros esenciales, como el mismísimo Goro.
Quizás estos tengan su oportunidad entre los seis personajes de post-lanzamiento, de los cuales ya se ha confirmado la reincorporación del mismísimo Shang Tsung -que será interpretado de nuevo por Cary Tagawa- aunque lo cierto es que, a diferencia de otros títulos del género, tanto el juego como su selección de contenidos son una apuesta sólida como el martillo de Shao Kahn.
Scorpion corona Mortal Kombat 11 como el mejor juego de lucha de la actual generación en el ocaso de esta y mantiene intachable la trayectoria de Netherrealm durante la misma. Pero, sobre todo, cumple con los fans de una saga que se ha dado a conocer por la polémica y que se ha mantenido a través de los años por su excelencia.
Imprescindible
Mortal Kombat 11
Plataformas | PS4 (versión analizada), Xbox One, Nintendo Switch y PC |
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Multijugador | Sí |
Desarrollador | Netherrealm Studios |
Compañía | Warner Bros. Interactive |
Lanzamiento | 23 de abril de 2019 |
Precio | 49,90 euros |
Lo mejor
- Un apartado visual fotorrealista al servicio de un sistema de juego profundo y accesible
- Los Fatalities más salvajes y espectaculares de la saga
- Montones de modos y desbloqueables y un sistema de progresos abrumador.
- El sistema de personalización debe sentar cátedra en el género.
Lo peor
- Sonoras ausencias en el panel (Goro, Reptile, Kenshi) sumadas a personajes no seleccionables.
- Es más que recomendable llevar la saga al día para los diálogos introductorios y el modo historia. Aunque no imprescindible.
- En España nos quedamos sin las voces en castellano y sin los dobles sentidos en la mayoría de textos subtitulados. Una lástima ya que los diálogos están muy trabajados.
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