Puede que Twitter (ahora conocido, lamentablemente, como X) se haya convertido en un lodazal en el que muchos se rebozan, pero si te zambulles en la red social, a buen seguro que encuentras joyas de un valor enorme. Uno de los mejores y más recientes ejemplos de ello es Viewfinder, el sorprendente rompecabezas que utilizaba la perspectiva y las fotografías en una combinación fantástica.
El siguiente en la lista quedó grabado en mi retina a fuego, pero a pesar de mi creciente interés hacia él, no apunté su nombre. Para mí, y para muchos otros, se convirtió en "el juego de las sombras" y esa referencia bastaba para que a cualquiera le viniese a la mente una estampa preciosa. Ahora, con la llegada del habitual Steam Next Fest de junio, el título de Ewoud van der Werf y Nils Slijkerman se ha puesto a tiro para catarlo.
SCHiM -no me pienso olvidar nunca más- apenas me ha permitido probar una pizca, un gramo, de toda su calidad, pero estoy más que satisfecho tras haber probado de primera mano qué es lo que se avecina para el 18 de julio. A pesar de que la oscura criatura que se puede ver en las imágenes se ha catalogado como una ranita, en realidad se trata del ser que da nombre al propio videojuego.
Un schim es el espíritu de un objeto o ser vivo, o lo que es lo mismo, una suerte de alma que todos poseemos. En este mundo, los schim pueden saltar de un lugar a otro, utilizando las sombras, pero siempre deben regresar con su dueño original para evitar males mayores. Así se mantiene una armonía que se rompe nada más comenzar la partida.
Y es que el schim que controlamos se separa de su humano debido a un accidente, así que toca recorrer una ciudad repleta de parajes bellísimos para conseguir reunirnos con él de una vez por todas. Evidentemente, el apartado más sobresaliente de SCHiM no es otro que el visual y no hace falta más que quedarse pasmados ante el despliegue artístico que han logrado ambos desarrolladores.
Una de las vueltas de tuerca más interesantes consiste en convertir en un entorno como el urbano, asociado a la agresividad con el transeúnte y vinculado a la imposición de lo práctico frente a la estética, en un lugar en el que querrías quedarte a vivir. No es que el título viva en un atardecer permanente, ya que existen diferentes tramos diarios, pero lo cierto es que pocos videojuegos transmiten tan bien la sensación de que estás en pleno verano con el sol en lo más alto.
Las sombras que proyectan las farolas, asientos, árboles, bicicletas, coches, carteles, barandillas y prácticamente cualquier elemento que veamos son el contraste visual ideal. Y es que existe un minimalismo imperante en los diseños, ya que no se recrean sus creadores en grandes detalles, sino que añaden los matices necesarios para que distingamos perfectamente cualquier objeto. Todo ello en un movimiento acompasado por los ritmos de la rutina, diversión o descanso de los ciudadanos que exprimen el día todo lo que pueden.
Hay escenas tan típicas de cualquier parque como ancianos tomando el sol, niños jugando en los columpios o gente haciendo deporte al aire libre. Una cotidianeidad que se apuntala desde la propia historia del protagonista, el cual vemos crecer y pasar por todas las etapas posibles de un adulto, pero con la fatídica mala suerte de perder a su schim. Así pues, ese es el instante en el que comienza el festival de saltos.
La fusión del escenario con las propias mecánicas de plataformas es fabulosa y permite recorrer los parajes sin tocar la luz. Y más nos vale que un rayo de sol nos alcance, ya que el schim apenas guanta un instante fuera del refugio de las sombras. De este modo hay que pensar de forma ingeniosa cómo avanzar, pues aquí la línea recta no es el camino más rápido para llegar hasta nuestro objetivo. No es posible verlo a simple vista, ya que la cámara es fija -aunque se puede rotar-, por lo que con el gatillo derecho SCHiM realiza una aproximación hasta el objetivo.
En ese paneo veremos todos los obstáculos a superar, pues tocará saltar a una estrechísima barandilla, aprovechar el paso de un coche en marcha para cruzar la calle y volver a plantarnos a la sombra de un árbol. Todo ello hay que calcularlo con previsión, detectando las pequeñas rutinas del escenario para averiguar la mejor ruta a seguir, siempre salpicada con el sonido de un chapoteo al llegar a una nueva sombra.
Y no solo toca llegar del punto A al B, sino que en el camino te puedes encontrar objetos abandonados. No hay ninguna obligación de recogerlos, pero le darás una pequeña alegría al schim que ha perdido su hogar, lo cual es un pequeño aliciente más para explorar. Ojo, no he encontrado un reto durante mi partida a SCHiM, aunque hay que tener en cuenta que es una demo, pero desde luego que no es el típico juego del que me espero esquivando pinchos sombríos y piedras rondantes hechas de oscuridad.
Solo tengo por seguro de que no fallaré a la cita el mes que viene para uno de los plataformas en 3D más prometedores. Una demostración excelente de que el mercado indie siempre sabe cómo ingeniárselas para sorprender a la audiencia.
Fecha de lanzamiento de SCHiM
La belleza de SCHiM aterrizará el próximo 18 de julio de 2024, así que queda muy poco para poder disfrutar de sus saltos entre sombras. Además, Ewoud van der Werf y Nils Slijkerman lanzarán su obra en todas las plataformas posibles, es decir, PC, PS5, Xbox Series, PS4, Xbox One y Nintendo Switch.
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