Todo -lo poco- que sé sobre el mundo del tenis se lo debo a dos figuras claves en mi acercamiento al mundo de la raqueta: Virtua Tennis y la demo de Anna Kournikova's Smash Court Tennis de la revista oficial PlayStation. Justo ahí, junto a algún escarceo con la saga Top Spin, termina mi interés en el mundo del tenis.
O lo que es lo mismo, puedo estar una tarde entera viciándome a uno de esos juegos de tenis, pero ni de coña me pidas que me trague un partido entero por la tele porque me pego un tiro en la sien. Terminadas las presentaciones, creo que esa base es clave para hablar de mi paso por Matchpoint – Tennis Championships.
Deportes doble A
Más cerca de la simulación que del arcade que respiraban mis dos maestros de la raqueta, Matchpoint – Tennis Championships es el típico juego de deportes que compensa sus limitaciones en lo que se refiere a licencias con grandes ideas a nivel jugable.
Con Carlos Alcaraz y Danill Medvedev como los grandes nombres de los 16 jugadores reales que incluye, está claro que no es el juego que te vas a llevar a casa porque en la portada salen Nadal o Djokovic.
Pero sí puede ser, en cambio, el que te engancha durante toda una temporada en la que saltar de torneo en torneo mientras vas mejorando a tu jugador a base de entrenamientos y conseguir nuevo equipamiento de marcas como Nike o Uniqlo.
Todo lo que podrías pedirle a un juego de tenis a día de hoy, desde el modo carrera hasta los minijuegos de práctica, están ahí, pero además cuenta con dos ideas clave que hacen de la mezcla un juego de lo más divertido e interesante.
Entre la simulación y lo arcade
El primero está en el control, que moviéndose como un simulador cede hueco a ciertas estrategias más arcade. Podéis decirle adiós, por ejemplo, a tener que clavar el golpe en el momento perfecto para darle de forma correcta. Aquí, como antaño, esto va de llegar antes a la bola para poder mantener el botón de fuerza pulsado más tiempo.
Una vez empieces a hacerlo la vista se te irá a la otra parte del campo, donde una pequeña sombra marcará hacia dónde va a ir la pelota para que puedas retocar su posición final con el joystick con la intención de apurar el máximo posible a las líneas. Ni saltos en plancha ni tiros de fantasía, pero compensa ese espíritu de simulador que en otros juegos se ha convertido en un hueso para mí.
Su otra gran baza está en el realismo que promete insuflarle a los partidos gracias a la IA de los rivales. Con puntos bajos y fuertes, jugar contra los distintos personajes reales e inventados que ofrece Matchpoint – Tennis Championships es toda una experiencia.
A base de sumar partidos acabas interiorizando cómo se comportan unos y otros, prediciendo así que a este le gusta mucho bajar a la red mientras que este otro se le da fatal devolver bolas tras una bolea. Más a menudo de lo que esperaba, Matchpoint – Tennis Championships se convierte en un divertido reto en el que desgastar al oponente a base de jugar con sus limitaciones y esperar que cometa un error.
Un estilo que poco o nada tiene que ver con los zambombazos de un arcade, pero que a diferencia de lo que habría podido llegar a pensar antes de jugar Matchpoint – Tennis Championships, se ha convertido en una de las claves que más me está gustando del juego. A ver si mantiene el tipo de aquí al 7 de julio.
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