Análisis de GTA: The Trilogy - The Definitive Edition. La mayor revisión de los tres clásicos de Rockstar no está a la altura de su legado

De la incertidumbre al regocijo, y del grato recuerdo a una cálida y reconfortante sensación de reencuentro. Con Claude, con Tommy, con CJ y con mi propio yo de hace unos veinte años. Volver a Grove Street y estacionar frente al hotel Ocean Beach a través de GTA: The Trilogy – The Definitive Edition es mucho más que continuar lo que un día dejé de jugar en PS2 de manera indefinida: es volver a empezar esas partidas que abordé con tanta fascinación como espíritu gamberro. Partidas que se han quedado grabadas en mi ADN como apasionado por los videojuegos.

Rockstar Games celebra el 20 aniversario de Grand Theft Auto III reuniendo en un mismo lote los tres juegos que definieron su estilo y desataron su creatividad y su ambición como estudio. Una antología de verdaderos imprescindibles que -siendo justos- se lleva relanzando desde los tiempos de PS2 en diferentes formatos y sistemas, pero que hoy se nos presenta bajo su Edición Definitiva. Una potente declaración de intenciones que, como veremos, acaba teniendo sus propios matices a considerar.

Porque los tres títulos que conforman la GTA: The Trilogy – The Definitive Edition son clásicos que marcaron una época. Tres juegos cuya esencia, temática y ambición aguanta el paso del tiempo. Pero el modo en el que Rockstar Games, o más bien Grove Street Games, intenta esquivar el inevitable efecto de la retrorrotura -propio de los lanzamientos inmediatamente posteriores al cambio de milenio- hace que verle las costuras al resultado final acabe restando valor a la experiencia original.

Y eso que, siendo justos, hay un trabajo colosal a la hora de dar nueva vida a cada uno de los tres títulos de esta edición. De hecho, las mejoras y cambios introducidos en cada juego no pasan desapercibidos. Ni son pocos, ni superficiales, ni mucho menos modestos. El GTA San Andreas de The Definitive Edition no tiene nada que ver con la justamente cuestionada conversión que Xbox 360 recibió con motivo de su décimo aniversario, y eso lo convierte por derecho propio en la mejor y más ambiciosa revisión hecha. Tal cual.

Sin embargo, la abrumadora ambición puesta en su día a la hora de hacer un San Andreas a la vanguardia del hardware de 2004 acaba jugando en su contra casi dos décadas después. Y eso, sumado a la carencia de nuevo contenido -con la excepción de nuevos trucos y desafíos del Rockstar Games Social Club- acaba pasando factura al conjunto. No tanto como para eclipsar la excelencia de cada título de manera individual, pero sí lo suficiente como para plantearnos si esta Edición Definitiva podría haber sido mejor. Porque lo merecía.

Sí... Aquí vamos otra vez. Pero hay novedades

Empezar de cero un juego de mundo abierto cuando lo has exprimido al máximo es un acto de valor en sí mismo. De hecho, en la Edición Definitiva de GTA San Andreas te dan un logro (o trofeo) por iniciar una nueva partida tras conseguir el 100% en una ranura de guardado. Pero volver a meterme en faena en GTA III, GTA Vice City o volver a presenciar el desastroso regreso de CJ a su barrio -y su todavía peor bienvenida- casi ha sido un proceso de redescubrimiento.

Que no se me malinterprete: todos y cada uno de los contenidos de los tres juegos están en su sitio. Si te sabes los mapas al dedillo, te vas a sentir como en casa. Pero el tratamiento visual y técnico que ha recibido cada título y los muy acertados ajustes de la jugabilidad son una puesta al día que, pese a fracasar en el intento de disimular el paso de los años, dan nuevo valor al trabajo original y, en el proceso, lo acomoda en la medida de las posibilidades -y los márgenes del software original- a los sistemas actuales.

Porque Grove Street Games, responsable de las tres Ediciones Definitivas, ha hecho mucho más que limpiar acabados, añadir filtros y darle un empujón al rendimiento y la resolución: se ha volcado de lleno en actualizar la presentación de cada uno de los juegos y acomodar el conjunto a quienes vienen de GTA V.

• De partida se le han añadido texturas a alta resolución a todos y cada uno de los modelos y escenarios del juego, logrando unos interiores que lucen espectaculares en las cinemáticas y un repaso integral al aspecto de los personajes principales. Desde los ladrillos, paredes, decorados y baldosas, a los rótulos y hasta los detalles más sutiles de la ropa han sido completamente renovados.

• Por supuesto, la resolución y la fluidez del juego está a otro nivel, así como la propia distancia de dibujado. Además de que cada juego se acomoda a las pantallas y sistemas actuales, la estabilidad y rendimiento de las partidas en las zonas y situaciones más concurridas es algo que a ningún veterano le pasará desapercibido, aunque de vez en cuando veremos un popping no muy disimulado en las persecuciones a toda velocidad y las cinemáticas más elaboradas.

• Mucho más interesante es el equilibrio entre la jugabilidad clásica y moderna: se ha introducido la opción de autoapuntado al disparar, la cual podremos ajustar desde el menú de opciones, pero también se han añadido ruedas para elegir las armas o la emisora de radio con más comodidad. Aunque siempre podemos pulsar una vez el botón dedicado y alternar de la manera original entre pistolas y canciones.

• Por otro lado, las ediciones definitivas ofrecen tres tipos diferentes de control (moderno, moderno alternativo y clásico) que podremos ajustar de manera individual a cada tipo de vehículo o al caminar. Podrás acelerar y golpear con los gatillos o usando los botones originales.

• De hecho, los mapas y minimapas han sido actualizados para ofrecer un sistema de navegación más cómodo y la posibilidad de dejar marcadores. Lo cual es un acierto total.

• Eso sí, pese a que las animaciones faciales han recibido una mejora sustancial, las físicas de los personajes, los coches y las acciones de los protagonistas han quedado intactas. Lo cual implica combates a puño o bates que lucen en pantalla como los de los tiempos pretéritos y que no podrás lanzarte de un vehículo en marcha en GTA III (aunque sí en Vice City y San Andreas).

• Además, se han aplicado nuevos sistemas de iluminación, reflejos y sombras que dan nuevos y mejores matices a los enormes paisajes, los cambios climáticos, las luces de los vehículos y la iluminación de las calles. Logrando a través de ellos unas espectaculares puestas de sol y amaneceres, pero también que el acabado metalizado de cada uno de los vehículos quede de maravilla.

• Por otro lado, los textos de cada juego han recibido un repaso. Además de que los podremos acomodar en pantalla, me ha llamado la atención que algunas de los nombres de las misiones clásicas han sido alterados con respecto a la versión de PS2. Y sí, hay carteles nuevos y versiones completamente renovadas de los ya existentes.

La trilogía de Grand Theft Auto luce y se siente a los mandos mejor que nunca. De eso no cabe duda. Se le ha dado un nuevo nivel de detalle y calidad a cada una de las tres entregas, aunque en este aspecto tengo que admitir que el nuevo tratamiento le ha sentado muchísimo mejor a GTA III y GTA Vice City que a San Andreas: pese a que en los originales existe un notable salto tecnológico y de ambición, lo cierto es que al contrastar los acabados de la nueva trilogía el juego de 2004 no logra impresionar tanto como las otras dos versiones definitivas.

¿El motivo? La mayor expresividad de las capturas de movimiento originales de GTA San Andreas hace que el efecto de mostrar las manos en las que lo único que se mueve es la muñeca quede peor disimulado que en los dos títulos anteriores. Y pese a que sus cinemáticas están mucho mejor acabadas, la pérdida del tono -relativamente caricaturesco- en búsqueda del fotorrealismo le pasa factura a la versión definitiva de CJ y su troupe.

De hecho, en nuestras partidas de San Andreas en PS5 nos hemos topado de manera muy puntual con una especie de problema a la hora de mostrar las texturas faciales de CJ -que podrás ver en nuestro gameplay y las capturas que verás un poco más abajo- y que, todo sea dicho, no ha ocurrido al jugar en Xbox Series X. Puede que se trate de versiones definitivas, pero a Rockstar igual le merece la pena sacar otra versión posterior con un parche que corrija este tipo de cosas.

Sin embargo, a partir de aquí hay que tener en cuenta un aspecto esencial: ningún juego de esta trilogía de GTA se posicionó a la vanguardia visual en los sistemas en los que fue lanzado originalmente. En lo técnico y en posibilidades eran brutales, pero títulos como The Getaway adelantaron por la izquierda (el juego es inglés) a Rockstar a nivel de modelos y acabados.

Eso sí, ninguna alternativa o sucedáneo tenían nada que hacer en cuestión de diversión y contenidos. Y es ahí donde cada uno de los juegos aún retiene su verdadero valor veinte años después.

Grand Theft Auto III: un punto y aparte para el videojuego moderno

Hay un criminal que se ha dedicado a poner patas arriba la ya de por sí inestable Liberty City: el fugitivo conocido como Claude ha comenzado a colaborar y asociarse con lo peorcito de la ciudad; de modo que cuando no se dedica a atracar, delinquir y conducir de manera temeraria, toma parte en los asuntos del crimen organizado.

Sin embargo, lo más peligroso de este sujeto no es lo que ya ha hecho, sino lo que está a punto de hacer: en GTA III nosotros seremos Claude y toda Liberty City pasará a ser nuestro parque de atracciones particular.

Rockstar Games rompió moldes con GTA III adaptando la fórmula de los primeros Grand Theft Auto de la PlayStation original a un mundo abierto completamente en 3D. Una ciudad entera que no solo estaba a nuestra disposición, sino que se prestaba a ser conquistada barrio a barrio. Y ahí es dónde el otro gran factor decisivo se imponía: la trama argumental.

Como Claude, nos vamos involucrando cada vez más en una guerra feroz entre bandas que, de manera gradual, va ampliando la riqueza de los contenidos a nuestra disposición, el propio mapa del juego y, de manera inevitable, la escala de los acontecimientos. Y pese a que carece de una barbaridad de mecánicas e ideas que llegarán después a la saga, su excelencia sigue intacta en las ediciones definitivas.

Grove Street Games ha dado nuevos acabados a toda la ciudad y sus habitantes y se ha dedicado a hacer pequeños y acertados cambios por aquí y por allá, de modo que pese a retener la esencia íntegra del juego de 2001, se acaba sintiendo como una versión actualizada de la edición del 10° aniversario de GTA III, aunque sin la mayoría de sus flaquezas.

De hecho, llama la atención que muchos de los cambios de estas versiones lanzadas por el décimo aniversario del juego se han mantenido, como el hecho de renombrar misiones. Es decir, en la Definitive Edition de GTA III el encargo No pegues a mi zorra se ha rebautizado No drogues a mi zorra, por ejemplo. Y lo mismo ocurre con Grand Theft Auto, la cual ahora se llama (desafortunadamente) Robo de vehículos.

De los tres juegos incluidos en GTA: The Trilogy – The Definitive Edition, la nueva versión de GTA III es la que más y mejor sale reforzada a nivel visual. En buena parte, porque se abraza un estilo artístico muy en sintonía con la estética de las portadas y eso, sumado a su menor cantidad de animaciones y escenas cinemáticas, hace que se preserve mejor su atemporalidad.

Sin embargo, ya puestos a comparar, también es justo decir que de los tres juegos incluidos en la trilogía es el que menos contenidos, variedad y carácter ofrece. Lo cual -siendo justos- no le resta un ápice de su espectacular rejugabilidad.

Grand Theft Auto: Vice City, o cómo reinventar Scarface al estilo Rockstar

La secuela de GTA III tardará siete años en hacerse realidad, pero Rockstar Games hizo que nos sacásemos el sombrero apenas un año después de su lanzamiento con Grand Theft Auto: Vice City. Nueva ciudad (la propia Vice City, situada en Florida), nuevo protagonista, nuevos problemas y una ambientación completamente original: GTA Vice City es un canto a la década de los 80s.

De manera descarada, Rockstar hizo su propia versión del clásico El Precio del Poder (Scarface) sustituyendo con cierto descaro al personaje de Tony Montana por el canalla de Tommy Vercetti. De lejos, uno de los protagonistas con más carisma y personalidad de toda la saga Grand Theft Auto. Eso sí, tomando notables influencias de series, películas y acontecimientos contemporáneos al transcurso del juego.

En lo jugable, Grand Theft Auto: Vice City supera a GTA III en prácticamente todos sus apartados. Tanto en calidad como en ambición y, sobre todo, en lo referente a la manera de insuflar una experiencia cinematográfica en una trama cada vez más explosiva que hace que, poco a poco, Tommy se haga con el control absoluto de la ciudad y, por extensión, que el jugador se lo pase bomba en el proceso.

Los cambios y mejoras que aporta la nueva trilogía también le sientan de escándalo a la versión definitiva de la ciudad de GTA Vice City. Incluso más que a la de GTA III, pese a que no se logra dar un contraste tan grande a nivel de cambios respecto al original. La mayor distancia de dibujado beneficia sus paisajes costeros que dividen las zonas de la ciudad y los efectos visuales acentúan más y mejor la enorme riqueza de las zonas urbanas y su iluminación.

Es más, el modo en el que se ha actualizado el modelado de los personajes principales y los entornos interiores hacen que estemos ante las mejores cinemáticas de la GTA: The Trilogy – The Definitive Edition, logrando que el soberbio argumento y los pintorescos protagonistas del juego vuelvan a ofrecer ese magistral equilibrio entre cine de gangsters, los clichés de la acción ochentera y el humor.

Mención especial a la Banda Sonora Original, la cual redondea una ambientación y estética que nos traslada directamente y sin escalas a 1986 y por la que merece la pena dar un par de vueltas más con el coche antes de seguir con el siguiente encargo.

Si GTA III supuso el golpe sobre la mesa, GTA Vice City estableció el tono y la excelencia de la saga Grand Theft Auto. Y en ese aspecto, la nueva Edición Definitiva del juego le hace justicia total al clásico de Rockstar. Incluso más que la reeditada por su décimo aniversario: la nueva resolución y los acabados acentúan más y mejor todo lo que la hace diferente al resto de la saga y nos empapa con generosidad en la Vice City de finales de los 80.

Grand Theft Auto: San Andreas, uno de los mejores videojuegos de la historia

Grand Theft Auto: San Andreas es el único que puede rivalizar con GTA V como el mejor juego de la saga estrella de Rockstar. Y como el mejor juego de Rockstar, a secas. Y eso son palabras mayores. Sin embargo, lo que lo hace especial no es lo muchísimo que se adelantó a su propio tiempo, sino la enorme influencia que ha tenido y sigue teniendo en todos los juegos de mundo abierto que llegaron después.

En 1987 el conflictivo Carl Johnson (conocido como CJ) decidió escapar de su problemático entorno de drogas, corrupción y atracos de poca monta, dejando atrás su banda y su pasado. Cinco años después, ya en 1992, CJ regresa a su ciudad tras el asesinato de su madre para descubrir que todo ha cambiado a peor.

CJ no es precisamente un modelo de conducta, pero tiempos difíciles requieren medidas desesperadas y está más que dispuesto a cambiar las reglas del juego. Incluso, si hay que poner patas arriba Los Santos, San Fierro y Las Venturas. Eso sí, pese a que cada ciudad es un nido de criminales, lo cierto es que en sus calles hay un número igual o mayor de oportunidades de hacerse rico. Sólo hay que saber con quien hablar y algo de habilidad al volante.

Si GTA Vice City es un homenaje a Scarface, es justo decir que GTA San Andreas GTA San Andreas se inspira enormemente en Infierno en Los Ángeles y toma prestados elementos de otras películas como Los chicos del barrio e incluso Pulp Fiction y Con Air en determinados puntos del juego. En cualquier caso, su trama es de diez y su BSO -rabiosamente inspirada en la década de los 90- de once.

GTA San Andreas es, indiscutiblemente, la joya de la corona de GTA: The Trilogy – The Definitive Edition. No solo por su alucinante mundo abierto, sino por la absurda riqueza el nivel de detalle que hay en él. Incluso si decidimos no seguir la trama argumental, lo cual tiene delito, San Andreas está diseñado para colmar de actividades, descubrimientos y zonas de interés al jugador. Ofreciendo una cantidad de contenido que, casi dos décadas después, todavía abruma.

Menciones obligadas son algunas de las características de CJ: si bien en títulos posteriores de GTA es posible aumentar los atributos y estadísticas de nuestros personajes, nuestras acciones tienen un impacto en el aspecto de Carl: su físico reflejará tanto si hacemos ejercicio como si nos atiborramos de comida basura o estamos demasiado tiempo sin alimentarnos. Y, lógicamente, eso también influye en el rendimiento del juego.

La parte negativa de GTA San Andreas es que, de los tres juegos incluidos en la nueva trilogía, es al que más ha afectado el paso del tiempo. No es que no se beneficie de las nuevas texturas a alta resolución o los efectos de iluminación, reflejos o pequeños detalles, sino que ni las cinemáticas ni los nuevos modelos de los personajes principales salen tan beneficiados como en las versiones definitivas de GTA III y GTA Vice City.

Hay elementos que se han quedado en el tintero y uno en concreto que supone una oportunidad perdida: Grove Street Games no ha incluido el truco para poder jugarse a dos mandos. Si vamos a la zona del juego dónde se activa el modo cooperativo no encontraremos el activador que nos permite jugar a dobles. Una lástima.

Dicho lo cual, estamos ante una conversión muchísimo más digna y mejor acabada que la lanzada en 2014 para Xbox 360 y PS3. Aunque no logra igualar el impacto producido en 2004, cuando salió en los sistemas de entonces, a nivel visual es la mejor versión jamás lanzada del juego. Y eso es un reclamo en sí mismo.

La opinión de VidaExtra

GTA: The Trilogy – The Definitive Edition es una apuesta segura que contiene una cantidad absurda de horas de juego y entretenimiento, pero también tres juegos cuyas tramas, desde lo políticamente incorrecto, retienen su excelencia original. Es, como comentamos, la mejor reedición que se ha lanzado de GTA III, GTA Vice City y GTA San Andreas en conjunto y a nivel individual de cada juego. Y, sin embargo, hay aspectos ausentes en esta edición definitiva que podían haberla hecho mucho más atractiva.

Aspectos que no necesariamente tienen que ver con el acabado de los juegos, que conste, sino con otros elementos menores como la inclusión de motos por primera vez en GTA III o que en el mismo juego se nos dé la posibilidad de lanzarnos de un vehículo en marcha con Claude; un nuevo modo foto con el que sacar postales espectaculares de esta Vice City definitiva e incluso una nueva región o zona por descubrir en Las Venturas. Y, ¿por qué no? Un editor de misiones. Por pedir que no quede.

Hay ajustes no tan sutiles que marcan la diferencia, todo sea dicho. Hay autoguardados convenientemente repartidos por la historia, aunque para conservar nuestros progresos deberemos regresar a nuestras casas. Pero ahora, si fallamos una misión, la acción no continúa en mitad del caos: se nos da la opción de reintentarla desde el último punto de control. Dar la posibilidad de poder guardar la partida sobre la marcha hubiese estado muy bien, aunque el Quick Resume de Xbox ayuda bastante.

De hecho me llama la atención que nada más empezar mi partida en GTA III fuese flechado al concesionario en el que sabía que estaba el único deportivo de la primera zona de juego y me topase con que el escaparate en cuestión estuviese vacío. Lo puedes ver justo abajo. Quizás ya lo retiraron en la revisión del décima aniversario, pero lejos de recompensar mi nada desdeñable cantidad de horas jugadas en PS2, siento que, al tratarse de la Edición Definitiva, podían haber aprovechado para añadir más y mejores coches (o una motocicleta) y generar una sorpresa que me dejase gratamente descolocado.

Lo que uno espera en pleno 2021 al adquirir una Edición Definitiva es algo más que un tratamiento visual revitalizado y convenientemente actualizado. Y eso incluye la posibilidad de encontrarse con un lote de novedades más o menos generoso: nuevas misiones, armas o coleccionables que nos inviten a regresar a aquellos mundos abiertos que nos fascinaron hace 20 años. Incluso que, como en Sonic Colors: Ultimate, se hubiesen traducido las voces a nuevos idiomas. Algo que puede sonar a sacrilegio viendo el reparto original, pero que más de un jugador agradecería.

Y, si bien, la puesta a punto visual supone un reclamo para nostálgicos y nuevos jugadores, el efecto de la retrorrotura para estos últimos asoma en los combates, los tiroteos o las disparatadas físicas de los coches y vehículos. Lo cual no quita que aplauda la impecable manera de integrar la jugabilidad clásica y una alternativa moderna en cada uno de los juegos.

De hecho, hay nuevos trucos que se suman a los ya conocidos, y eso hace que exprimamos más y mejor en cada juego desde los primeros compases, pero hubiese preferido que no retirasen el secreto para jugar en modo cooperativo en GTA San Andreas. Es más, hubiese sido un detalle que se hubiese creado algo similar para disfrutar y sembrar el caos a dos mandos en GTA III y Vice City.

GTA: The Trilogy – The Definitive Edition da nueva vida y actualiza de manera integral tres clásicos absolutamente imprescindibles. No lucen como juegos actuales o de hace diez años, pero como edición cumple su propósito de consagrar la excelencia de cada uno de los títulos de manera casi atemporal. Y pese a que algunas de las cinemáticas merecían haberse rehecho para la ocasión, la sensación de libertad, de caos y de estar ante tres superproducciones permanece absolutamente intacta.

¿La versión definitiva? Pese a que hay muchos elementos que tenían que haber sido mejores, y que pueden corregirse con una actualización, lo cierto es que volver a meterse en líos con Claude, Tommy y CJ a través de la mejor revisión de GTA: The Trilogy jamás hecha sigue siendo más que mero entretenimiento y nostalgia: es divertidísimo.