Épica, divertidísima y extremadamente gamberra. Deadpool y Lobezno es un golpe sobre la mesa para el género de las películas de superhéroes. Soltado con contundencia y afán de poner las cosas patas arriba con un objetivo muy específico: darle al fan todo lo prometido, aquello que vino a buscar y exceder sus expectativas. Algo que sus protagonistas y director cumplen con creces y sin someterse a ataduras.
Deadpool y Lobezno es una celebración sin mesura de legado de ambos personajes titulares en la gran pantalla y el reencuentro con la gran Marvel Studios capaz de convertir dos horas sentado frente a una pantalla en súper evento capaz de calar en el espectador. Una pelicula con momentazos que desembocan en aplausos, con violencia tan explícita como gamberra y en la que tanto Ryan Reynolds (Deadpool) como Hugh Jackman (Lobezno) ponen toda la carne en el asador. Liderando la osada revolución que necesitaba Marvel Studios.
Que no se me malinterprete: Deadpool y Lobezno no tiene la pretensión de ser una película revolucionaria para el medio o la industria, sino de demoler los límites del Universo Cinematográfico de Marvel. El mercenario bocazas y el mutante con el pronto más salvaje llegan al Universo Cinematográfico de Marvel derribando la puerta y llevándose por delante todo lo que les sale al paso. Es más, sin entrar en detalle te adelanto que se reserva varias de las collejas más sonadas para la propia Disney.
Porque Deadpool y Lobezno es muchas cosas. Sabe combinar la comedia con la acción más explicita y visceral. Es el reencuentro con esa Marvel Studios capaz de darnos momentazos en pantalla y sorpresones del calibre de Capitán América: Civil War, Vengadores: Infinity War o Spider-Man: No Way Home en una misma cinta. Palabras mayores.
Sin embargo, y pese a todo lo anterior, Deadpool y Lobezno no pierde jamás la perspectiva: es tanto la tercera parte de Deadpool como el muy esperado regreso de un X-Men que se despidió de sus fans y, en el proceso, la mayor gamberrada que los dos amigos que los interpretan (junto al director Shawn Levy) han hecho jamás. Siempre en beneficio de los fans, que conste. Porque a diferencia de los anteriores fracasos de Marvel Studios, esta película únicamente existe por y para ellos.
Deadpool y Lobezno: dos antihéroes sin límites
Lo primero es lo primero: puedes ver Deadpool y Lobezno por el placer de ver a Ryan Reynolds y Hugh Jackman lucirse en pantalla, pero te alegrará saber que su entrada en en Universo Marvel está muy bien tirada. De hecho, y pese a que es una película que se presta a montones de visionados, ya te adelanto que recompensa a quienes vieron las dos primeras películas de Deadpool, la gloriosa Logan de James Mangold (¡estrenada en 2017!) y al menos un par de episodios de la serie de Loki. Si en el proceso llevas la saga X-Men de Fox al dia y estás al día de lo ocurrido en el UCM lo vas a flipar.
Con eso establecido, el director Shawn Levy suma todo el legado anterior de los personajes que tiene en sus manos sin descartar absolutamente nada. Ni el absurdo final con el que el mercenario Bocazas se despidió en Deadpool 2, ni la estoica despedida de Hugh Jackman de su personaje. En teoría esto debería crear cierta fricción de cara al espectador, dado que un personaje se presta a la comedia gruesa con elementos de surrealismo y el otro apuesta más por hacer explotar feroces luchas internas y externas. ¿El secreto? Encontrar el tono en el que ambas cosas funcionan y dejar que la química entre los actores y un guión sin ataduras haga el resto.
Sin entrar en detalles, su premisa argumental -porque la tiene- se resume rápido y es deliciosamente efectiva: del modo menos esperado, Deadpool acaba llamando la atención de la AVT, la agencia que vimos en la serie Loki y que (dicho mal y pronto) se dedica a controlar los multiversos de Marvel y evitar que no acaben en catástrofes. A partir de ese punto, y con la excusa que necesitaba, el propio Ryan Reynolds arrastra a su amigo Hugh Jackman a pasárselo bien en pantalla dándonos peleas gloriosas, la mayoría entre ellos mismos, en las que absolutamente todo vale.
A lo largo de las más de dos horas de película todo gira en torno tres ejes: Deadpool, Lobezno y un espectador que sabe a lo que viene pero está lejos de descubrir el constante bombardeo de sorpresas que Reynolds, Jackman y Levi le tienen guardadas. Sin embargo, esto no se centra únicamente en el legado peliculero de Marvel Studios o el extinto gran proyecto de FOX: la nueva cinta del mercenario bocazas y el X-Men sabe darle el gusto tanto a los enamorados y los más puestos en los cómics desde los compases iniciales. Convirtiendo intencionadamente la reacción de la audiencia atónita y emocionada en parte de su banda sonora.
Todo lo anterior no resta lo más esencial, que conste: Deadpool y Lobezno es un homenaje al pasado de ambos personajes con brochazos densos de surrealismo y las mejores rupturas de la cuarta pared jamás planteadas para las salas de cine, pero también una película de superhéroes que en sus puntos clave sabe ceñirse al formato dándonos una enemiga capaz de mantener a sus protagonistas en cintura y tenerlos atados en corto. Propiciando planes desesperados sin la certeza de que saldrán bien, pero con el empeño constante de darlo absolutamente todo en cada momento.
Como resultado, Deadpool y Lobezno es mucho más que el regreso de ambos iconos de la gran pantalla, sino del espíritu que impulsó el éxito arrollador del cine se superhéroes y lo que podemos considerar la era de las películas basadas en los personajes de cómics. No como una adaptación de una obra en concreto, sino como una recapitulación de todas las lecciones aprendidas desde el estreno de la primera película de los X-Men (e incluso antes) hasta la fecha. Tanto en beneficio de su director y protagonistas, como del propio espectador.
La opinión de VidaExtra
Mientras más proceso lo que acabo de ver, más me gusta. Deadpool y Lobezno quizás sea el trampolín de algo mayor, o no -te tocará verla a ti para averiguarlo- pero sabe exactamente a quienes va dirigida y qué buscan ver. A partir de ahí, los fans de los cómics, las películas de los superhéroes y los personajes titulares se montan en una montaña rusa de acción visceral, emociones y puro fanservice. Con humor gamberro y un protagonista que, pese a ser consciente que trabaja para el ratón Mickey, hace lo que le da la gana cuándo y dónde quiere. Un acto de genuina rebeldía para una revolución muy necesaria.
¿Una película sin carencias? Quizás sea una obviedad, porque lo pone en el propio título, pero esto es y debe ser una película de Deadpool y no el siguiente aspirante a desbancar El Caballero Oscuro de Cristopher Nolan. Aquí el espectáculo y las constantes rupturas de la cuarta pared se imponen a la pretensión de lograr que el espectador se enfrente al cine de autor. Incluso aunque técnicamente lo es: Deadpool y Lobezno estaría muy lejos de lograr sus pretensiones sin la dirección de Levi. Y lo mismo se aplica a todos los artistas de Marvel Comics que moldearon al personaje.
Lo cual no quita que, pese a que el mercenario bocazas lleva las riendas de la narrativa, nos topemos con un reencuentro con ese Lobezno que cargó en sus espaldas las primeras películas de los X-Men, lideró su propia saga cinematográfica y hoy vuelve a meterse a sus fans en el bolsillo. Vistiendo para la ocasión un traje que ha tardado más de dos décadas en encontrar, pero que no solo le queda como un guante, sino que le da un significado más especial a todo.
Deadpool y Lobezno es una película que en circunstancias normales no existiría. Es más, hay muy poco de Disney en ella y tanto sus actores como su director lo dejan claro en pantalla. Pero es que, como iniciativa, no obedece a los planes de una gran corporación por plantear el terreno hacia un evento mayor, sino a darle al espectador, al fan más acérrimo y a quien llega de paso aquello que se insinúa desde sus carteles.
La nueva película de Marvel Studios es acción sin filtros, personajes capaces de lograr lo imposible por pura cabezonería y momentos de pura gloria que estallan delante de nuestras narices. Logrando en más de una ocasión que nos preguntemos cómo se han podido atrever a ir tan lejos en los tiempos que corren. Recordándonos por qué el cine de superhéroes es algo que se debe ver con genuina expectación y un entusiasmo fundamentado y correspondido, y no por inercia.
Lo cual nos lleva a la pregunta final. ¿Es Deadpool y Lobezno la mejor película de Marvel Studios? El filme de Reynolds, Jackman y Levi está por encima de eso: el autoproclamado "Mesías del UCM" ha regresado para salvar el cine de superhéroes de sí mismo, y en el proceso nos deja un torrente de sensaciones y un nuevo listón a la hora de lograr lo imposible. Más que un gran eventos cinematográfico, es la revolución y el punto y aparte que tú, yo y cualquier enamorado de los cómics, el cine de acción y los personajes titulares llevaba demasiado tiempo esperando. Una película bárbara en todos sus aspectos que te dibujará una genuina sonrisa de satisfacción.
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