El último capítulo de La Tiranía del Rey Washington cierra con La Redención, la fase final de un experimento que Ubisoft ha iniciado con 'Assassin's Creed III' y parece tener interés en mantener. Si hace algunas semanas analizábamos su primer capítulo, hoy nos centraremos en hablar del conjunto completo.
Los impacientes querrán saber el resultado y no les haré esperar, La Tiranía del Rey Washington, como todo hijo de vecino, tiene un lado bueno y otro malo para las fotos. El bueno impresiona y ofrece algo de esperanza, y aunque contando con eso los vítores y aplausos deberían empezar a resonar en la sala, la preocupación que desprende su lado malo impide aventurarse a ello.
Ya hemos hablado largo y tendido de este DLC, así que os ahorraré el resumen sobre lo malo que se ha vuelto Washington y los problemas de memoria de Connor e iremos directos al grano. La Tiranía del Rey Washington, como historia, se encarga de sorprender e introducir los nuevos elementos jugables, sin duda la gran baza de este contenido descargable, pero nada más.
El final llega y desaparece sin dejar marca, y el aliciente de conocer algún detalle de su próxima entrega acaba limitándose a una mera conversación en la que recuerda a un abuelo que nunca conoció y deja sus historias para otro día. Algo lógico, por otro lado, pero insuficiente para aquellos fans que, si no lo he entendido mal, son los principales compradores potenciales de este material. Lo digo como algo a tener en cuenta de cara al futuro, me parece una oportunidad desaprovechada.
La locura de La Tiranía del Rey Washington
Vais a pensar que empiezo con lo malo, pero aquí, como en la aventura, las tazas de cal y las de arena vienen una detrás de otra. Es imprescindible reconocer que el experimento, ese acercamiento al fenómeno de las series que parece querer adoptar Ubisoft, ha funcionado a las mil maravillas. No esperaba menos, la verdad, quítale el yugo a un equipo que ya ha demostrado de lo que es capaz y comprobarás que los límites los pondrá el peso del archivo final.
Connor no ha recuperado la personalidad que nunca tuvo, pero con él la saga ha ganado el superhéroe con superpoderes que merecía. Porque sí, todos damos por hecho que ser Batman debe ser una gozada, pero hacer de Hulk es otra historia completamente distinta.
Todo es una completa locura, en el buen sentido, y a veces se echa en falta ese tono que demuestre que la historia no se está tomando en serio lo que tiene que narrar. Ya que nos desmelenamos con poderes especiales hagámoslo a lo grande, como en un especial de Navidad de Star Wars.
Inteligente y muy arriesgada, así puede presentarse la idea de introducir los citados poderes y así acaba mostrándose ante el que está a los mandos. Nunca puedes pasear por delante de los guardias, nunca puedes llegar a un tejado sin escalar, nunca puedes quitarte a varios enemigos de un plumazo, hazlo.
Los nuevos poderes de Ratohnhaké:ton
Como Samus, Connor consigue sus poderes avanzando en la historia, en este caso un poder por capítulo que inicia con el manto del lobo, que permite enviar a lobos a la batalla y ocultarte como si fueses invisible, continúa con el vuelo del águila, desplazarse volando hasta objetivos y zonas del escenario, y cierra con el ataque del oso, un golpe en el suelo que lanza por los aires a los enemigos y rompe ciertas estructuras.
Acertadísimos los dos primeros y no tanto el segundo. Soy consciente que aquí la gracia está en romper moldes, el del sigilo, el de la escalada y el de los combates, pero o yo disfruto demasiado la tercera parte o la propuesta no es todo lo sorprendente que cabría esperar.
¿No es aburrido tener poderes? Para nada, por suerte las fases están bien planteadas y el recorrido por sus misiones sabe mantener en todo momento el ritmo. La culminación llega al final, y con él la puesta en práctica de todo lo que hemos aprendido bebiendo un té. Si con el refrigerio pueden hablar con los animales, no sé que conseguirán con lo que ponen en las pipas.
Sin embargo hay que reconocer que, para bien o para mal, hay un factor que no estamos teniendo en cuenta. Juegas a La Tiranía del Rey Washington sabiendo que lo que tienes delante no es real, el próximo juego te quitará los poderes y te devolverá a tu zona de confort. Sinceramente, no me veo disfrutando de todas las horas de un juego completo basado en este DLC.
El videojuego como serie de televisión
Aclarado lo que ofrece el juego toca pasar a analizar lo que representa el experimento, la razón de esa preocupación que comentábamos antes. El juego por capítulos puede convertirse en una de esas extravagancias que, de repente y sin saber muy bien cómo, se plantan frente a nosotros como una realidad. Nos ha pasado en varias ocasiones durante esta generación y no parece que hayan conseguido despertarnos de un letargo que aún se mantiene.
¿Hay que estar a la defensiva con esta nueva modalidad de publicación? Siendo más cercana a las series de televisión que al mundo del videojuego, personalmente me asusta bastante. Quiero jugar y quiero hacerlo ya, sin capítulos, sin temporadas y sin un continuará al final.
El negocio me parece bueno desde el punto de vista comercial, puedes mantener una audiencia constante y que los ingresos generados por tu saga estrella no se limiten al pico que despunta durante un mes del año, pero como jugador creo que ponerle limitaciones a una experiencia acabaría consumiendo esa curiosidad que podría llegar a presentarse. Ahí hay otro papel importante y es el de la calidad de sus guiones, que te dejen con la intriga para soltar la pasta al mes siguiente. Por si alguna desarrolladora duda, no, no creo que hayáis alcanzado ese punto, pero lo esperaré con atención.
Cierro con una pregunta ineludible ¿vale la pena La Tiranía del Rey Washington de 'Assassin's Creed III'? Si eres fan de la saga, y no me estoy refiriendo a su historia y personajes, es realmente interesante ver cómo puede cambiar el juego cuando las cadenas que limitan tus habilidades vuelan en pedazos. Hacer el cabra por bosques y ciudades es realmente divertido, y el juego de los poderes en los combates ayuda a calibrar esa sensación. Ubisoft se está desmelenando y se ha convertido en el alma de la fiesta, pero los límites están bien ajustados y no queremos que empiece a subirse a las mesas. Con ideas divertidas, pero con precaución.
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