Puede que tenga una Nintendo Switch desde su lanzamiento a principios de 2017, pero si me hubieses preguntado hace unos días por mi última consola portátil, no habría dudado en decirte que fue una New Nintendo 3DS XL. A diferencia de lo que opinarían muchos otros, eso debería dejar clara mi postura respecto a la máquina híbrida de la gran N.
El girito a esta historia nace de una misma pregunta y una respuesta distinta. A día de hoy mi última portátil es en realidad Nintendo Switch Lite. Y no podría estar más contento con ella. Miento, en realidad sería más feliz con una revisión que no deje por el camino gran parte de las bazas de su hermana mayor, pero eso ya es otro tema.
Especificaciones técnicas
CPU/GPU | Nvidia Tegra |
RAM | 4GB |
Almacenamiento | 32GB (ampliable mediante microSD) |
Conexiones | Wi-Fi (802.11ac), Bluetooth 4.1, NFC, USB-C |
Pantalla | LCD táctil de 5,5 pulgadas y resolución 1280x720 |
Altavoces | estéreo (con entrada de jack) |
Batería | 3.570mAh (entre 3 y 7 horas de autonomía) |
Dimensiones | 91,1 x 208 x 13,9 milímetros |
Peso | 275 gramos |
Precio |
Mejoras y pérdidas en el salto de híbrida a portátil
Superada la fase de los aspectos técnicos y su comparación con la Switch clásica, hay varios puntos a tener en cuenta si aún no te has asomado a sus diferencias. Más allá de una pantalla menor, Switch Lite no permite sacar los Joy-Con, no cuenta con HD Rumble y tampoco infrarrojos.
Lo más destacado, sin embargo, es que no puedes conectarla a la tele, perdiendo así tanto el sentido de su nombre a nivel promocional como el hecho de gozar con algo más de potencia y buen aspecto en los juegos. Diferencias más que suficientes para justificar la reducción de 100 euros de su precio.
Más o menos como ya ocurría entre las versiones clásicas de 3DS y su hermana 2DS. Una puerta de entrada más asequible pero también más limitada que, a pesar de ello, es completamente compatible con el resto de juegos del catálogo de Switch.
Sólo aquellos que no sean compatibles con el modo portátil -y aquí apunto que en dos años no me he cruzado con ninguno- no funcionarían con la consola o, de requerir control por movimiento, demandarían el uso de Joy-Cons extraíbles para poder jugar.
Cero dramas en ese sentido, francamente, y os lo dice alguien que sólo saca su vieja Switch del dock para irse de viaje y aprovechar las esperas en el aeropuerto o las horas de vuelo. Llegados a ese punto y recordando haber sufrido la escasa capacidad de su batería, toca recordar que no todo son desventajas.
La autonomía de Lite corresponde a la de los últimos modelos, alargando entre una y dos horas un tiempo de juego que antes rondaba entre dos y cuatro. Su cruceta es ahora una cruceta propiamente dicha en vez de cuatro botones, su densidad de píxeles es mayor y la diferencia de peso entre una y otra parece mínima pero acaba resultando abismal: 275 gramos frente a los casi 400 de su hermana mayor.
Sensaciones de una auténtica consola portátil
Con las caretas quitadas y los datos sobre la mesa, toca saltar a lo puramente experiencial. Toca reconocer mi sorpresa, aún latente, frente a un producto que me parece una auténtica maravilla pese a todas esas piezas que parece haber perdido en un accidente. Sacar la Switch Lite de la caja ya fue más que suficiente para notar un cambio a mejor.
Su material, un plástico gomoso que me hizo recordar por qué no puedo evitar ponerle fundas similares a mis teléfonos, me dio una sensación mucho más cómoda en mano. No es que sea especialmente patoso o que tenga las manos de mantequilla, pero agradezco enormemente ese agarre que dan este tipo de texturas.
El no poder separar los Joy-Con también supone que la máquina no baile. Hay un pequeño y leve balanceo al coger una Switch clásica en ambos mandos, un ínfimo pero molesto contoneo que nunca he soportado y que aquí, como era de esperar, no aparece por ningún sitio.
Su menor anchura, de apenas tres centímetros, supone que las manos estén más juntas al sujetarla, lo que implica una posición más natural de los brazos y resulta más fácil aguantarla con los codos apoyados en los brazos de la silla o contra los costados. Ojo, es de esas tonterías que ni te planteas y que, sumado al cambio de peso, hacen de Lite una máquina portátil infinitamente más cómoda.
Por último están los botones, que suman otro aleluya más con un recorrido algo más amplio y más suavidad. Menos cacharro del chino y más producto de tecnología destinado a resistir. Puede parecer una broma, pero la sensación de los acabados me parece mucho más acertada en Switch Lite.
La experiencia de Nintendo Switch Lite
Tras tenerla en mis manos por primera vez, y después de que todo lo anterior pasase por mi cabeza en apenas unos segundos, supe que mi nueva portátil para quemar indies y algún que otro juego grande había llegado para quedarse.
En apenas unos minutos había duplicado mi cuenta habitual mediante el sistema de transferencia de una consola a otra y estaba descargando todos esos juegos que no me importa disfrutar en portátil en vez de en la tele. Arcades, indies, puzles de los de ir al baño o malgastar horas de sueño y, por descontado, también la última joya de la corona de Nintendo: The Legend of Zelda: Link’s Awakening.
El proceso resultó super sencillo y ahora podía disponer de algo que meter en la mochila de viaje sin miedo a que acabe destrozada por el camino. Sobra reincidir en eso, pero la robustez de Switch Lite entiende de portátil lo que para mí nunca supo aprovechar la Switch clásica.
Molesta, eso sí, que Nintendo vuelva a caer en errores tontísimos del pasado como el de su capacidad. 32 GB es un tamaño ridículo que no se excusa con la posibilidad de ampliar espacio mediante microSD. No a estas alturas de la película y con juegos que ya se comen gran parte de su límite.
Tampoco que, como ya hacen compañías de otros sectores , el lanzamiento no venga acompañado de ciertas mejoras a nivel de sistema operativo. Puede que Apple y Google nos hayan malacostumbrado en ese sentido, pero lo han hecho para bien.
Algo como una tienda donde se destaquen juegos compatibles o una revisión de la interfaz para cosas tan básicas como el tamaño de las fuentes. Ya eran pequeñas antes y ahora pretendes que juguemos en una pantalla menor, parece de recibo ofrecer ahí ciertas alternativas.
La opinión de VidaExtra
Por lo demás no hay peros más allá de lo evidente. Que estaría bien poder conectarla a la tele, sí, pero también habría estado bien poder plegar 2DS o jugar en 3D a sus juegos, y sin embargo eso no le impidió ser una más que recomendable alternativa durante gran parte de su vida útil.
Con Switch Lite pasa un poco lo mismo. Si tu idea es jugar en casa y no tienes intención de cargar con algo que, pese a más reducido, sigue siendo un trasto considerable, la versión clásica de Switch es tu opción ideal.
Si en cambio buscas algo que suene más a gadget que a consola, vas a pasar más tiempo de paseo o tirado en la cama que frente al televisor, y no te echan para atrás lo que en realidad son menudencias, Switch Lite es una excelente consola portátil totalmente recomendable.
Nintendo Switch Lite - Consola color Gris, Edición Estandar
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