Zombieland. Así se llama mi isla desierta en el nuevo Animal Crossing: New Horizons. Zombieland. Es una de las primeras cosas que el juego te pregunta junto al nombre del personaje. Banana, en ese caso le puse Banana. Banana se va a vivir a Zombieland. Todo correcto.
Aprovecho para hacer un llamamiento: si alguien le pone de nombre a su personaje Bill Murray que me lo diga en los comentarios y quedamos en Zombieland. Lo pasaremos bien.
También serán bienvenidos a mi isla aquellos que elijan Tallahassee, Nevada, Wichita o Columbus como nombre para su personaje. La fiesta puede ser inolvidable. La mala noticia es que no habrá zombis, ni escopetazos a quemarropa, ni cráneos reventados con violencia. Animal Crossing: New Horizons va por otro lado. Pero eh.
Hay algo importante que no me dijeron antes de viajar. Que no le comentaron a Banana, digo: que se estaba metiendo un lío. Un lío gordo. Veréis, lo primero que le dicen a Banana al llegar a Zombieland es que tiene que pagar una deuda. En la isla hay otros dos habitantes en una situación similar a la de Banana y tres personajuchos más que son lo peor: Nook, Tendo y Nendo.
Nook es el aguafiestas principal.
O sea, me pego el viajecito para ocupar una isla desierta (asumo ya el papel de Banana, ¿de acuerdo?) y lo que me dice Nook al llegar es que le debo pasta. No he empezado la aventura y ya tengo una deuda. ¿Pero qué narices? Quizás si me lo hubieran dicho antes me quedo en casa. A lo mejor si alguien me hubiera avisado de que nada más llegar a la maldita isla iba a ser más pobre que antes lo hubiera mandado a tomar por donde amargan los Rickinillos.
Pero vale, venga, estoy en Zombieland (al menos he podido elegir yo el nombre) y tengo que quitarme de encima la deuda lo antes posible, así que me pongo a trabajar. Trabajar aquí equivale a cazar mariposas, pescar pececillos y sacudir árboles como un energúmeno para que dejen caer ramas y melocotones, por ejemplo. Todo eso se lo llevo a Tendo, uno de los odiosos compinches de Nook, y se lo vendo. La transacción me proporciona bayas y con esas bayas puedo saldar mi deuda. Bueno, en realidad puedo pagar con bayas o con millas Nook. Las millas Nook se ganan por otra vía, no a través de la venta de animales, frutas, objetos o basura. Luego os lo cuento.
Total, que la cosa es como sigue: me sale más barato pagar mi deuda con millas que con bayas. Las millas necesarias las consigo en un rato, las bayas me hubieran llevado horas. Y yo lo que quiero es quitarme la deuda de las narices y vivir tranquilo en la isla.
Pues no: cuando pago la deuda, Nook me mete en otra mayor.
No os lo he dicho, pero la primera deuda tenía que ver con la tienda de campaña en la que tuve que vivir en la dichosa isla desierta hasta poder disponer de mi propia casa. Ahí, tirado en el campo como un cualquiera. Y claro, nadie quiere vivir en una tienda de campaña más tiempo de lo necesario, mucho menos cuando se llama Banana y está en una isla conocida como Zombieland junto a una simpática vecina llamada Luna y a un flipado por el culturismo que responde al nombre de Pipo. Por no hablar de nuevo de los malditos Nook, Tendo y Nendo.
Me tienen frito.
Y me dan un móvil. Eh, que me voy a una isla desierta porque existe un plan para poblarlas y me dan un móvil. Oiga, que si me vengo a una isla es para estar tranquilo, no para que me den un móvil y me lo llenen con aplicaciones que a su vez tienen su propio sistema de notificaciones…
Esto es Animal Crossing en 2020.
Hogar, dulce hogar
Tranquilos, he jugado a otras entregas de Animal Crossing (seguro que muchos de los que habéis llegado hasta aquí estabais pensando "eh, Alex, eso de las deudas es así en todos, de qué vas"). No he mirado la cantidad de horas que le dediqué al New Leaf en mi 3DS, pero fueron muchas, muchísimas. Y recuerdo ese juego con cariño. Me conectaba a distintas horas del día para poder encontrar a ciertos bichos que sólo salían durante unas franjas horarias, por ejemplo, y tenía mi pueblo lleno de cosas, edificios y gente. Creo que lo que más me gustó de la experiencia fue que lo jugué con mi pareja. Yo le dedicaba unos buenos ratos, ella los suyos y al final todo avanzaba y lo pasábamos bien.
Mi experiencia con Animal Crossing: New Horizons está siendo muy similar. No sólo porque lo estamos disfrutando en pareja, sino porque el propio juego, pese a las muchas novedades que introduce, sigue el mismo esquema que los anteriores. Todo el tema de las deudas y de lo mucho que el juego te hace trabajar sigue ahí. Y la diversión. Y lo de jugar al ritmo que diga el juego y no al que tú quieras.
En esto último quería pararme un poco más. Animal Crossing: New Horizons es lento, muy lento. Está diseñado para que cada día haya una novedad importante por la que entrar y echar un rato, pero os aseguro que las primeras semanas de juego son muy, pero que muy pausadas. Claro, si uno quiere puede cambiarle la hora para adelantar días de forma artificial, pero estaríamos hablando de otra experiencia distinta y sin gracia. Si nos ceñimos a lo que el juego nos ofrece y a cómo quiere que juguemos, con dedicarle una o dos horas al día es suficiente como para hacer avanzar la historia. Y cuando digo que es suficiente quiero decir que igual con media hora tenemos y que el resto es grindeo puro y duro.
Para pagar las deudas hay que ganar bayas y la principal vía para ganar bayas es vender objetos y la principal vía para conseguir objetos es pescar, cazar bichos, recoger materiales y venderlo todo. Evidentemente este proceso se va tornando cada vez más sencillo y rápido (hay más posibilidades de ganar más bayas gracias a nuevos sistemas que van apareciendo), pero también es cierto que cada nueva deuda es mucho mayor que la anterior. Ríete tú de los bancos.
Como decía antes, recuerdo haber dedicado horas y horas muertas, sobre todo por las noches, a cazar según qué bichos o a pescar en mi 3DS con el New Leaf. Ahora, con New Horizons, no estoy haciendo esto. Entro, veo cuál es la principal novedad del día (un nuevo vecino, una nueva habitación para mi casa, un nuevo edificio), reviso qué desafíos hay para ganar millas Nook, hago unos cuantos y lo dejo hasta el día siguiente.
Siendo sinceros, me gusta esa certeza que da el juego de tener cada día algo nuevo esperándote en la isla y la verdad es que poder dedicarle media hora o una hora al día me vale. Quiero decir que prefiero eso a que un juego como este me planteara lo contrario: tener que dedicarle varias horas a diario sólo para estar al día. Lo que no me acaba de convencer del todo es la nueva forma en la que el juego me obliga de alguna manera a jugar para conseguir las citadas millas Nook.
Os he dicho antes que ahora, en la isla, llevamos un móvil encima. Pues bien, una de las aplicaciones recoge todos los desafíos que vamos desbloqueando y consiguiendo. Los normales están bien, son de olvidarte de ellos porque se van haciendo mientras juegas sin mucho más, pero luego hay un sistema llamado millas Nook+ en el que hay cinco desafíos más directos: tala dos árboles, pesca un pez sol, caza 20 bichos, cosas por ese estilo. Y claro, son la forma más rápida de ganar millas porque, como decía, los otros son de ir haciendo y piden grandes cifras, lo cual da en que muchas partidas se convierten en ir con el piloto automático completando un desafío de millas Nook+ detrás de otro para seguir amasando millas y poder así comprar, comprar, comprar.
No quería yo sacar el tema del capitalismo, desde el principio sabemos que Animal Crossing, bajo ese aspecto colorido y desenfadado esconde todo lo peor que el ser humano ha creado, pero es que hasta el mismo juego se permite hacer bromas sobre ello. He leído líneas de diálogo donde se menciona directamente el sistema capitalista. Y oye, por muy bonito que sean el juego y sus animalicos, el horror que esconde esta saga no tiene fondo.
Que sí, que Animal Crossing: New Horizons es divertido
Animal Crossing: New Horizons es divertido. Por muchas pegas que pueda ponerle en cuanto al ritmo que impone el propio juego, y del que si uno se sale no encuentra más que grindeo, tiene algo que engancha. Ni que sea para hacer esa partida diaria en la que ves qué novedades hay en tu isla, saludas a tus vecinos, haces regalos, construyes un par de cosas, recolectas fruta y a dormir.
Por no hablar de toda la parte de personalización. Al principio todo es bastante sosete, pero llega un punto en el que el tema de la creación y la imaginación se puede llegar a desatar con facilidad. No sólo hablo de las distintas piezas de ropa que se pueden conseguir de diversas formas o de la inabarcable cantidad de objetos distintos que uno puede llegar a amasar, sino de todo lo que se puede hacer con ellos a nivel de personalización. Creo que nunca antes había sido más sencillo darle tu verdadera personalidad al personaje y a todo lo que le rodea. Veremos qué islas locas se monta la gente.
Además, tal y como ha sucedido en anteriores entregas, es un juego diseñado para durar mucho tiempo. Ya no es lo que puedas hacer durante las primeras semanas que quizás son algo lentas, incluso teniendo la opción de visitar otras islas (algo vacías, pero ideales para recoger aquellos materiales que ya no queden en la tuya), es que esto se disfrutará a tope cuando empiecen a llegar los eventos, cuando ya no sólo sea entrar cada día un rato a ver qué se cuece, sino esperar a que llegue tal día porque va a suceder algo especial. Lo hacen muchos juegos, sí, pero la candidez de Animal Crossing es bastante única.
La opinión de VidaExtra
Animal Crossing: New Horizons es un juego perfecto para una consola como la Switch, sin duda. A mí me gusta jugarlo conectado al televisor para verlo todo bien grande, pero también han caído muchas partidas en portátil y, por su carácter sosegado, es perfecto para echar unas partidas por la noche de esas de “voy a ver si pesco unos peces y me forro vendiendolos”.
Porque al final se trata de eso: trabajar para poder ganar un dinero, bien en forma bayas, bien en forma de millas, que te permita seguir creciendo. Una casa más grande, una cama mejor, un cacharro para hacer palomitas porque a quién no le gusta eso…
Animal Crossing: New Horizons
Plataformas | Nintendo Switch |
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Multijugador | Sí, local y online |
Desarrollador | Nintendo |
Compañía | Nintendo |
Lanzamiento | 20 de marzo de 2020 |
Precio | 49,99 euros |
Lo mejor
- Poderle poner Zombieland a tu isla
- Ofrece horas y horas de diversión
- A nivel artístico sigue siendo tan cuco como siempre pero más
Lo peor
- Que ta vas a una isla a trabajar
- Y que tienes que pagar una deuda tras otra
- El juego marca mucho, pero mucho, el ritmo. No es algo MUY malo, pero no sé si gustará a todos
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