Tengo una buena y una mala noticia. La buena es que Alan Wake 2 es el juego que esperabas. Más oscuro, con interés por hacer cosas nuevas en su narrativa, que potencia la exploración, con un estilo más desafiante de puzles y combate… Sabes a lo que vienes y no decepciona en absoluto.
Por contra, la mala noticia es que se queda lejos del acercamiento al GOTY que muchos dábamos por hecho en nuestra cabeza. Hay cosas muy buenas en Alan Wake 2, pero las que desentonan le hacen un flaco favor a sus ganas de ser algo más. Lo de la exclusiva de Epic o la edición física terminan siendo el menor de sus problemas.
Los problemas técnicos de Alan Wake 2
Aunque pueda parecer extraño por lo que viene a continuación, lo cierto es que los problemas técnicos de Alan Wake 2 no han sido los culpables de mi desencanto con el juego. Pese a estar analizando un código de review proporcionado por la compañía, y ser consciente de que hay mejoras en proceso para cuando llegue a las tiendas, ha sido inevitable arquear las cejas más de lo habitual.
No suelo cruzarme con demasiados problemas en los análisis pese a encargarme de cosas bastante propensas a ello como son Assassin’s Creed o juegos más abiertos. Analicé Cyberpunk 2077, ese es el ejemplo más claro. Pero si siempre ha sido cuestión de suerte y la mía era buena, con Alan Wake 2 debo haber tenido la peor de todas.
Texturas que van perdiendo calidad poco a poco hasta obligarte a reiniciar el juego, habitaciones en las que puedes caer al infinito, suelos de tierra que se quedan a la altura de la cintura, cargas del juego que desincronizan el audio... No son cosas con las que suela cruzarme a menudo, y hasta el momento de escribir estas líneas no tengo constancia de cuántas estarán ya solucionadas para el lanzamiento.
Pero pese a no querer restarle importancia a todo eso, insisto en que para mí Alan Wake 2 ha errado el tiro por otras razones. Por una en concreto. Que la secuela son dos juegos en uno, y está el que roza la excelencia, y el que se queda a kilómetros. Por seguir con lo de primero lo malo y luego lo bueno, quitémonos eso de encima y que haya hueco para entusiasmarse después, que también invita a ello.
La dualidad de Alan Wake y Saga
Con una historia separada en dos ramas -luego más sobre eso-, la de Saga se centra en potenciar la investigación mientras que la de Alan Wake tira más de puzles de puertas. Encuentra la llave corazón que te abre una puerta en la otra punta del escenario, ya sabéis de qué va esto.
Es un Resident Evil con gráficos despampanantes -francamente bien incluso en calidad media-, que tira de algo más de imaginación para darle forma a esa llave. Más allá de las cerraduras físicas, que no se olvida de ellas, repartidas por el mapa hay una serie de escenas del crimen que deberás ir completando para poder continuar.
La idea es que acompañado de tu linterna y una escopeta de dos cañones, vayas recorriendo el lugar oscuro en el que está atrapado Alan en busca de ecos. Una serie de eclipses que, iluminados desde el lugar adecuado, desencadenarán la posibilidad de cambiar la historia que estás escribiendo en busca de una salida.
Esos ecos desbloquean una serie de conceptos específicos para el borrador que estás escribiendo sobre esas mismas escenas, así que cuando te encuentras en ellas y haces que Alan modifique la historia de ese lugar, donde antes había una pared ahora hay la posibilidad de continuar.
Un efecto alucinante, ya no sólo por lo impresionante de esos cambios de forma instantánea, sino por la curiosidad que termina despertando con qué nueva salvajada te van a sorprender. Pero no deja de ser lo de la llave del corazón abre la puerta, y es una estructura de la que no consigue alejarse en todo el juego. Termina sabiendo a poco.
Escenarios que da gusto recorrer
Entre ecos y escenas está todo lo demás, especialmente un mapa que parece pequeño pero termina guardando no pocas sorpresas. En cada sección de Alan Wake visitaremos una zona del mismo, el metro, un hotel, el cine, mientras jugueteamos con la realidad y nos zafamos de las sombras que de tanto en tanto deciden atacarnos.
De la mano de una lámpara especial, al encontrarnos bajo ciertos puntos de luz podremos cambiar la realidad de la zona que ilumina, provocando así que, por ejemplo, lo que antes era suelo ahora sea una entrada de metro. En gestionar cuántos de esos cambios de bombillas tienes, e ir recuperando las que ya no necesites, está la gracia del sistema.
Pese a que no llega a superar lo de cambiar la luz de dos sitios cercanos para crear una realidad aún más distinta, la verdad es que nunca molesta, y encontrar la combinación correcta en ciertas secciones termina resulta entretenido. A grandes rasgos es un poco llaves y palancas. En eso podría resumirse la parte de un Alan Wake en la que la exploración salva los muebles.
Son escenarios que da gusto recorrer, más en los interiores que en los exteriores, con agobiantes pasillos y lúgubres habitaciones. Son el gran protagonista de un juego que sabe mantenerte en tensión constante con su ambientación, aunque no siempre de la forma más elegante y sutil posible.
Lo de correr a maravillarte con todos los detallitos de la siguiente habitación y que te salte una abuela zombi en la cara, no un enemigo o una cinemática, una señora con la cara pintada en un susto a pantalla completa, como en los típicos vídeos que a menudo vemos por internet, para mi gusto termina siendo excesivo.
En tensión te mantiene porque nunca sabes cuándo va a saltar uno de esos muchísimos sustos -y ojo que el muchísimos no es baladí-, pero merece la pena apuntar que con el escenario ya había un gran trabajo, Remedy. Igual no hacía falta quitarme años de salud.
Saga se come a Alan Wake
Los escenarios brillan especialmente en la parte de Saga, que con un pueblo perdido de Estados Unidos tienen mucho más hueco para trabajar que en un puñado de manzanas de Nueva York. Con tres escenarios distintos entre los que nos moveremos con la cinemática de un coche yendo de aquí para allá, la parte de Saga no sólo crece en número, también en tamaño.
En Bright Falls está la comisaría, el motel o incluso una residencia de ancianos con un pequeño hospital en la misma finca. En un pueblo cercano se incluye una larga carretera que pasa por un parking de caravanas o un parque de atracciones con el café como protagonista. Y en el bosque, donde durante las primeras horas Alan Wake 2 te atrapa por completo, podemos encontrar desde un puesto de observación hasta un pantano.
La idea detrás de Saga es que, tras empezar a investigar un crimen en el que una secta parece estar realizando algún tipo de ritual, vayas zona por zona avanzando en la historia mientras hablas con los lugareños y recoges pistas. Tras tener las suficientes acumuladas, puedes ampliar ese caso colocando tus deducciones y pruebas en un mapa mental que hace a la vez de HUB.
Allí donde no llegue lo físico, lo hará lo mental, pudiendo establecer una conexión con ciertos personajes en las que Saga adivinará si están mintiendo o no para poder llevar la conversación por otro lado y alcanzar el objetivo de seguir avanzando en el caso.
Por la necesidad de hacer esto último para activar futuras interacciones, durante esos primeros compases aprecias en el tablón de pistas una necesidad de ordenar ideas que le sienta de fábula al juego, pero no tarda demasiado en olvidarse de ello y, para cuando Alan Wake 2 te recuerda la opción para poder avanzar desde ahí, el cúmulo de pistas que tienes sin colocar te hace entender que está lejos de ser una mecánica clave.
Un combate resultón, y poco más
Además de estar ante un juego con decenas de secretos y edificios secundarios desperdigados por el mapa -esta vez se entiende bastante mejor que el de Control, haced uso del mapa-, estamos ante un Alan Wake 2 que, por lo exigente de su combate, te obliga a estar constantemente en busca de pilas y munición.
No estamos ante unos tiroteos incómodos o especialmente difíciles, cuando hablo de exigencia me refiero al trillón de balas que van a aguantar los enemigos hasta terminar cayendo. Esquivar sus ataques es relativamente fácil hasta que empiezan a salir zumbados espectrales, pero en cualquier caso el problema es que es un combate lento y monótono, de dar dos tiros a la cabeza, atontar al enemigo, y buscar su punto débil para ahorrarte munición en otra esponja de balas.
Lo de correr (lento) en busca de más balas que meterle en el cuerpo a un enemigo final que no parece tener intención de rendirse, termina haciéndose cuesta arriba. Más aún cuando para lidiar con ellos debes hacerlo en sitios estrechos con poca maniobrabilidad. No es un reto excesivamente complejo el de esquivar hacia delante y darte la vuelta con un golpe doble de joystick, pero sí tedioso.
Nada que objetar en el gunplay de las armas, todas dan bastante gustito y termina mereciendo la pena llegar a una pelea con los bolsillos llenos de munición, bengalas y armas, pero desde luego no es la luz que más brilla en Alan Wake 2.
Una serie de perks que en forma de coleccionable dan habilidades especiales a Saga y Alan, terminan de añadir contenido a un juego que puede terminar convirtiéndose en una locura a nivel jugable. El ejemplo de los dos tiros a la cabeza que comentaba antes es uno de estos modificadores especiales, pero también hay otros como aumentar el daño de la última bala del cargador, o incluso convertir la pistola en un arma automática. Id a por esa opción cuanto antes porque es una gozada.
La opinión de VidaExtra
Nos queda la historia y no querría yo hablar ahí más de la cuenta para no arruinarle la experiencia a nadie. Es capaz de generar interés, tensión y sorpresa, pero en ningún momento ha terminado de ganarme por completo. Sin embargo es uno de esos casos en los que resulta evidente que o te entra o no te entra.
Termina demostrando ser algo especial, y se agradece la valentía de probar algo nuevo, pero no puedo decir que haya sido mi parte favorita de Alan Wake 2. Durante los siguientes días vais a ver muchas escenas de cierta parte en redes, así que os recomiendo silenciar palabras clave si queréis disfrutar del espectáculo y preferís esperar a entender su contexto de primera mano.
Cuando quiere ser True Detective, Alan Wake 2 puede ser un juego excelente. Hay secciones que me han gustado muchísimo, sin ir más lejos, pero en conjunto aquí me falta más Saga y menos Alan Wake. La protagonista se come el juego durante la mitad de una aventura en la que la otra parte no para de tirar de ella hacia abajo.
Sumando eso a todos los problemas técnicos con los que me he encontrado, y a todas las veces que el juego se ha alargado de forma innecesaria con extensos paseos de aquí para allá y repeticiones que hacen perder la gracia a sus ideas, Alan Wake 2 se queda lejos de la prometedora imagen que se había hecho hueco en mi cabeza. Sigue siendo un gran juego pese a sus defectos, pero me gustaría haber visto aquí a una Remedy mucho más sólida. Nunca perderé las ganas de ver con qué me sorprenden.
Precio de Alan Wake 2
Alan Wake 2 está disponible para PC, PS5, Xbox Series X y Xbox Series S por un precio recomendado de 49,99 euros y se lanza el 27 de octubre de 2023. 59,99 euros en el caso de las consolas y sin la posibilidad de acceder a una versión física.
Duración de Alan Wake 2
Con prácticamente todas las zonas exploradas, el contador de Alan Wake 2 se ha quedado en cerca de las 20 horas, pero dependiendo de la dificultad elegida el número puede subir o bajar de formas sustancial.
Alan Wake 2
Plataformas | PS5, Xbox Series S, Xbox Series X y PC (versión analizada) |
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Multijugador | No |
Desarrollador | Remedy Entertainment |
Compañía | Epic Games |
Lanzamiento | 27 de octubre de 2023 |
Lo mejor
- Su ambientación es espectacular
- Da gusto explorar sus escenarios
- La trama de investigación de Saga
Lo peor
- Las partes de Alan Wake se hacen algo repetitivas
- Varios problemas técnicos sustanciales
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