Ningún juego de la saga principal de Metal Slug ha perdido un ápice de su esplendor original. Es más, limpiar de enemigos y colosos mecanizados cada una de las seis misiones de Metal Slug: Super Vehicle-001 a base de balazos, fuego y explosiones en clave de píxel art sigue siendo todo un gustazo. Y a dos jugadores, una bendita locura.
Lo era en 1996, cuando los temerarios Marco Rossi y Tarma Roving debutaron en los salones recreativos. Ambos, armados hasta los dientes. Y, un cuarto de siglo después, me sigue sorprendiendo lo condenadamente bueno y divertido que es el Metal Slug original. Un doble mérito, teniendo en cuenta que todas las secuelas que llegarán después lo superarán con creces.
Mientras la mayoría de los reyes del arcade como SEGA, Namco o Konami comenzaron su propia transición al 3D, la no menos legendaria SNK se volcó de lleno a la hora de exprimir todo el potencial de su placa MVS y los sistemas Neo Geo. Una jugada que, vista desde la perspectiva del tiempo, propició que las siglas de la compañía de Osaka sigan siendo sinónimo de joyas atemporales.
Eso sí, al César lo que es del César: el mérito y cada uno de los aciertos de las primeras entregas de Metal Slug pertenecen a Nazca Corporation. Un equipo especialmente inspirado, nacido en 1994 tras su paso por la mítica Irem y que -dos años después- pasará a formar parte de SNK. El mismo año, por cierto, en el que el Metal Slug original llegó a los arcades.
Y es que, pese al sonoro golpe recibido tras el cambio de milenio por los artífices de sagas como The King of Fighters, Fatal Fury o Samurai Shodown, hay que reconocer que los nipones tuvieron una gloriosa segunda mitad de la década de los 90. Y está fuera de duda que Metal Slug tuvo mucho que ver de cara a ese logro. Cimentando esa imagen de titán de la edad de oro de las recreativas que la Shin Nihon Kikaku todavía irradia.
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En este aspecto, si las siglas SNK eran sinónimo de lucha en 2D, la saga Metal Slug elevó considerablemente el listón de los run and guns. Reposando con firmeza uno de sus pies en la acción clásica y desenfrenada, mientras que el otro estaba magistralmente apoyado en la diversión pura y dura. Premisas que se fueron afianzando en cada nueva entrega. Consagrándose cada vez más, tanto en lo jugable como en lo artístico.
¿Un juego innovador? Como veremos, quizás no demasiado. Pero, indudablemente, Metal Slug: Super Vehicle-001 fue elaborado con un mimo y una maestría excepcionales. Tanto que, 25 años después, éstos se siguen sintiendo en cada partida. Y no tiene pinta de que eso vaya a cambiar en el futuro.
Metal Slug: Super Vehicle-001, un arcade colmado de acción con un pixel art que enamora
El mundo está en juego y su destino está en manos de dos soldados armados con un puñado de granadas y dos tristes pistolas. Eso sí, los temerarios Marco Rossi y Tarma Roving son más que suficientes para detener cualquier ejército con ambiciones de dominación mundial. Sobre todo, si entre tiroteos y explosiones consiguen ponerse al volante del arma definitiva del mundo libre: el Super Vehicle-001, más conocido como el Metal Slug.
Que el Metal Slug original te cautive en lo visual, desde la primera partida, es lo normal. El nivel de detalle que Nazca Corporation puso a la hora de dar vida a sus cuidadísimos sprites y sus muy elaborados escenarios traspasa la pantalla. Y eso que, de manera muy intencionada, se buscó llevar la esencia de la acción hacia el terreno de la comedia.
Más allá de unas animaciones pixeladas que acabarán sentando buena cátedra, nos encontramos con todo un derroche de elementos sutiles que elevan el conjunto. Si pasamos por encima de un charco se mostrará nuestro reflejo y si disparamos dentro de los restos de un avión estrellado, veremos como sus paredes se iluminan de manera interna. Sutilezas que se pierden, cuando hacemos volar muros, puentes, casas y colosales maquinarias de guerra .
Lo que no es tan disimulado es la soberbia expresividad de nuestros héroes y los cientos de enemigos que nos saldrán al paso. Tanto a la hora de esquivar balas por la mínima, como de reaccionar y adaptarse al caos que se genera en pantalla, incluyendo muertes épicas provocadas por los diferentes tipos de munición. Y lo que es mejor: sumergirte en la partida, en ese caos continuo que se manifiesta en cada tramo del juego, es sencillísimo. Porque donde de verdad se luce Metal Slug es en lo jugable.
Tanto la sobresaliente jugabilidad como la muy marcada y reconocible identidad visual de Metal Slug son elementos clave para comprender lo que será la esencia de la saga de SNK y, desde ella, se alcanza la excelencia. Según declaraciones a Shmuplations de Meeher, que fue diseñador y planificador de Metal Slug: Super Vehicle-001, el objetivo es que todo lo que ocurriese en pantalla se sintiese con vida propia.
Nos preocupamos mucho por los detalles de los [enormes enemigos mecánicos], pero creo a lo que que prestamos más atención fue a los personajes. Quisimos asegurarnos de que todos se sintieran vivos y que el jugador se sintiese como si realmente habitaran ese mundo.
La saga Metal Slug es conocida por presentar una gran cantidad de animaciones de personajes que no tiene relación directa con la experiencia juego, pero lo hacemos por un motivo: esperamos que los jugadores sientan que todos los enemigos, grandes y pequeños, tienen vida propia.
Que se plasme esa sensación de metal chocando contra metal, de balas amenazadoras zumbando a gran velocidad, y una sensación de peso y fuerza para toda la destrucción... Creo que eso fue lo más difícil de expresar en Metal Slug.
Sobre el papel, Metal Slug no se desvía demasiado de lo visto en los máximos referentes de los run and gun. Una fórmula ampliamente popularizada en clásicos como Contra y una infinidad de shooters de scroll lateral nacidos de las recreativas y sistemas domésticos. En la práctica, aquel juego consigue irradiar sensaciones propias.
Así, el propio Meeher simplifica el proceso creativo detrás de Metal Slug en tres sencillos conceptos:
- Ofrecer un juego de acción constante, con montones de explosiones y elementos estrafalarios con los que el jugador se libere del estrés diario.
- Utilizar personajes descaradamente cómicos cuyas acciones y reacciones sean tan divertidas como creíbles
- Que los controles sean muy simples, de modo que cualquiera pueda jugar.
Tres pilares que ganarían nuevo peso y más matices en las siguientes entregas. Y, en el proceso, un mayor protagonismo a una de las características estrella de Metal Slug: ponernos a los controles de un divertidísimo mini-tanque con una estupenda capacidad destructiva.
El Super Vehicle-001, apodado en el juego como Metal Slug, es un pequeño tanque convenientemente blindado. En cuestión ofensiva cuenta con su propia torreta un cañón lanzamisiles, pero lo mejor de todo es que reacciona a lo que ocurre en pantalla como un personaje más e incluso da pequeños brincos. Y lo que es mejor: lejos de dar una notable ventaja al jugador, su aparición hace mucho más interesante la partida.
Superar Metal Slug: Super Vehicle-001 nos llevará aproximadamente una media hora o menos. El nivel de dificultad es razonablemente alto, pero la sobresaliente jugabilidad y su sencillez de controles equilibran la balanza. Metiendo varias monedas, jugando a dobles y disparando lo loco es posible recortar varios minutos, pero dada la intensidad de los escenarios no se hace corto. Eso sí, desde Nazca Corporation no tardaron en idear nuevas misiones para Marco y Tarma.
Metal Slug, acción clásica más allá del pixel art más exquisito
No se habían cumplido los dos años desde el lanzamiento de Metal Slug: Super Vehicle-001 cuando su secuela irrumpió con una fuerza demoledora en recreativas y sistemas Neo Geo: en Metal Slug 2 todo lo que brillaba con luz propia estaba de vuelta mejorado, pero Nazca Corporation supo elevar su propio listón a base de ideas brillantes.
- De partida, la cantidad de protagonistas pasó de dos a cuatro, sumándose a Marco y Tarma las no menos diestras Eri y Fio. Y pese a que todos compartían habilidades y características, cada uno tenía su propia presencia en pantalla y animaciones.
- Además, se introdujeron nuevos elementos interactivos que añadían más comedia y variedad: los sprites de los héroes se transformaban durante las partidas, en la mayoría de los casos volviéndolos más vulnerables. Dándole mucho más peso al juego cooperativo.
- Pero lo mejor de todo es que la variedad de los escenarios y la epicidad de propia trama se elevaron considerablemente. Los paisajes y niveles no solo rebosaban vida y color, sino que las misiones finales nos enfrentarían a una espectacular amenaza interplanetaria.
Metal Slug 2 superaba en casi todo al original, aunque no fue perfecto: al juego le pasaba factura cuando la pantalla se colmaba de enemigos, balas y explosiones. Algo que fue solucionado con Metal Slug X, una acertadísima y muy aclamada revisión definitiva de la secuela en la que Nazca se lució a base de introducir todo tipo de cambios, retoques y hasta nuevos contenidos, incluyendo armas, enemigos o ajustes de juego.
Con dos entregas principales, una celebrada revisión y una consagrada reputación, SNK tuvo claro que Metal Slug debía ser una de sus sagas a priorizar. Así, ya metidos en el año 2000, veremos un Metal Slug 3 que asentaba más y mejor lo visto y, en el proceso, buscaba intencionadamente sorprender al jugador con situaciones y jefazos más impresionantes. Manteniendo siempre su sencillez jugable y su sobresaliente arte pixelado por bandera.
Y no solo eso, tras la caída de la propia SNK, y durante su primer resurgimiento como Playmore, se publicarán dos entregas numeradas más de Metal Slug en Neo Geo, PS2 y Xbox con un matiz: la saga ahora pasará a manos de Noise Factory, un estudio ensamblado con ex-integrantes de Atlus y que habían elaborado Sengoku 3 para la compañía de Osaka.
- Así, Metal Slug 4 llegará en 2002 introduciendo un nuevo sistema de combos entre sus novedades. Siendo, en muchos aspectos, una extensión de lo ya visto en las dos entregas anteriores.
- Con todo, el fin de esta etapa llegará con Metal Slug 5, el cual será publicado en 2003, apenas un año después de la entrega anterior y con una SNK envuelta en constantes reestructuras.
La saga principal de Metal Slug recibirá dos entregas numeradas más, varias revisiones, recopilatorios y bastantes spin-off especialmente notables; incluyendo Metal Slug 1st Mission y Metal Slug 2nd Mission para los sistemas Neo Geo Pocket. Y pese a que, por cuestiones técnicas, estas entregas portátiles no podían medirse con los sobresalientes acabados vistos hasta entonces en las recreativas y sobremesas, triunfaba al recuperar la auténtica esencia de las entregas más inspiradas.
25 años después, el legado de Metal Slug sigue vivo y se juega en todos los sistemas, incluyendo adaptaciones de los clásicos que reviven en PC, PlayStation, Xbox, así como versiones sorprendentemente fieles a las recreativas relanzadas en Nintendo Switch a través del sello ACA NeoGeo.
Sería injusto decir que, desde Metal Slug 7 y su revisión (Metal Slug XX) las aventuras de Marco y compañía se quedaron estancadas: además de montones de cameos y apariciones estelares, incluyendo la aparición de uno de los alienígenas en SNK vs. Capcom: Chaos como luchador seleccionable, hemos visto toda clase de nuevos títulos basados en la licencia en dispositivos iOS y Android.
En este aspecto, hay un juego que merece una mención muy especial: anunciado en 2020, Metal Slug: Code J supone una puesta al día integral de la saga, reteniendo la jugabilidad arcade, el tono humorístico y varias de los momentos más recordados de las primeras entregas de Metal Slug. Sin embargo, su tan aclamado pixel art cede paso a un apartado visual inspirado en las películas y series de animación digital.
TiMi Studios, quienes se encuentran dando forma a Metal Slug: Code J, son conscientes de que al dejar aparcados los tan icónicos sprites clásicos de Metal Slug se enfrentan a una inevitable división de opiniones entre los que ven con buenos ojos el cambio y los que no están a favor.
Dicho lo cual, el estudio con sedes en Shenzhen, Shanghai, Chengdu y Los Angeles tiene el beneficio de la duda: entre sus trabajos encontramos Call of Duty: Mobile, Arena of Valor y, además, el beneplácito de Nintendo para dar forma a Pokémon UNITE. Además de estar dando forma al proyecto en colaboración con SNK, hay margen para pensar que no se tratará de una producción menor.
La saga Metal Slug nunca fue ni buscó -ni necesitó- ser revolucionaria. De hecho, la clave de su éxito es cómo se mantuvo fiel a sus principios esenciales: ofrecer acción intensa en un mundo en el que hay amplio margen para el humor a través de unos controles exquisitamente sencillos. Ideas muy bien ensambladas bajo un apartado artístico elaborado con tanto mimo que, 25 años después, retienen su esplendor original. Especialmente, cuando hay dos o más jugadores compartiendo partida.
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