Por mucho que me guste la saga Gears of War, de mis favoritas del género, me costó horrores completar la historia de Gears of War 4. No por dificultad, sino porque su tramo inicial tardó mucho en atraparme y en general hubo pocos momentos para enmarcar a lo largo de toda la aventura, salvando tres escenas puntuales donde las mecánicas del juego cambian por completo.
Hasta ayer no había pasado su historia, de hecho. Desde su lanzamiento del pasado mes de octubre de 2016, había jugado un altísimo porcentaje de horas a la Horda, porque me producía más satisfacción y un alto pique por conseguir y mejorar las cartas más potentes. De ahí que con Gears 5, con todo lo visto hasta ahora, desconfíe de lo que vaya a ofrecer su campaña.
El problema de la campaña de Gears of War 4
Con tantas entregas a sus espaldas, es normal. Llega un punto que tienden a repetirse los patrones y, sin ir más lejos, también había dejado en barbecho la historia de Gears of War 3 hasta que le di otra oportunidad, la retomé y me acabó sorprendiendo para bien, con escena memorable en Mercy.
Sin embargo, con Gears of War 4 nada de esto ha ocurrido. Los chispazos de genialidad fueron ínfimos y lo que para algunos, como mi compañero Álex, fue una sabia decisión de su campaña (esas partes al estilo horda con el fabricante) para mí significaron justo lo contrario, falta de originalidad.
Hubo destellos en su historia, ya digo, pero tardaron en llegar y para más inri fueron lineales y más sencillos que el resto de la aventura, como la escena de la moto, que personalmente me encantó con ese enfrentamiento a modo de shoot 'em up del siglo pasado (salvando las distancias), hasta que jugó la carta de las sorpresas con cierto hecho relacionado con Kait Diaz...
Es, sin duda, el punto de partida que más me llama de Gears 5: saber que The Coalition irá a por todas con su linaje gracias a esa pista que dio cierto emblema de la escena final. Algo que la propia Microsoft no ha dudado en mostrar en casi todos los vídeos promocionales de este capítulo.
Ahora bien, salvando las visiones de Kait al respecto y esas partes con el nuevo vehículo que usa el viento para desplazarse, todo lo demás no parece alejarse mucho de lo experimentado en Gears of War 4, de ahí mi alarma. Lógicamente, degustaré la campaña tan pronto salga el 6 de septiembre en su edición Ultimate, pero no sé cuánto tiempo me tendrá enganchado.
La nueva Horda vuelve a ser mi mayor aliciente
Desde su debut en Gears of War 2, mi favorito de la saga, el modo Horda ha sido un fijo para mí en estos shooters. No soy tanto de Enfrentamiento, sino que prefiero jugar con colegas (o en el peor de los casos, con desconocidos que tienden a marcharse cada diez oleadas o incluso antes, cuando mueren) al modo Horda para intentar llegar hasta el final. O por placer, simplemente.
En Gears of War 4 le eché demasiadas horas por culpa de las cartas, porque supo mejorar lo visto en el anterior, adaptando, ya de paso, el tema de las clases del menos agraciado Gears of War: Jugdment, e innovando con la introducción de las cartas, para fomentar la rejugabilidad, no solamente para mejorar cada clase al máximo, sino sus cartas de mayor rareza.
Desde contar con más daño o munición hasta mayores descuentos desde el Fabricante, pasando por cartas muy especiales como la de provocar una explosión con cada tiro a la cabeza. La compenetración entre cada equipo tenía muchas más variantes con jugadores avanzados. Y para eso había que dedicarle muchas horas, lo cuál no me resultó nada pesado; al contrario.
En Gears 5 esto último se mantiene, pero con el añadido de la habilidad de cada personaje. Una habilidad única y exclusiva, llamada Ultimate, que se puede activar en determinados momentos de la partida, como ver a través de las paredes, pedir un ataque aéreo o incluso tomar el control del rival.
Hay otras habilidades que son pasivas y que también se ciñen a cada uno de los personajes, lo que ayuda a que sean más significativas estas diferencias. Y lo bueno es que ahora se podrán rellenar los huecos con jugadores de la IA, para no depender exclusivamente del modo online o la pantalla partida.
En parte por los invitados de Terminator y Halo
Hay otro tipo de novedades, como las Power Taps, unos puntos de energía que hay que controlar para sacar rendimiento de toda la "chatarra" que sueltan los enemigos tras cada oleada, incluso reciclando sus armas. O que ahora podremos ir aplicando mejoras pasivas a los perks usando energía. Mejoras que, en cualquier caso, se acaban reseteando al finalizar la partida.
Pero hay dos puntos más llamativos: esos invitados de lujo para Gears 5:
- Sarah Connor y T-800, de Terminator: Destino Oscuro
- Emile-A239 y Kat-B320, de Halo: Reach
Personajes que, por supuesto, contarán con habilidades únicas dentro del renovado modo Horda y que serán un aliciente muy especial para los fans de ambas sagas. Porque, las cosas como son, el propio Gears of War 4 ya nos dejó claro que el universo Terminator encajaría muy bien aquí por todos esos DeeBees a los que hicimos frente de manera insistente al principio de la historia; y Halo es el otro shooter por excelencia de la marca Microsoft.
Será interesante ver si el tema de los crossovers no se queda ahí...
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