AVISO: esta publicación contiene SPOILERS IMPORTANTES de The Witcher 3: Wild Hunt.
En episodios anteriores de The Witcher 3: Wild Hunt... Ciri y yo (Geralt) fuimos a vengarnos de Imlerith por matar a Vesemir durante la batalla de Kaer Morhen. Ciri se encargó de las Moiras del Cenagal del Jorobado, mientras que yo daba muerte al sucio cobarde. Tras eso, nos tomamos un descanso antes de la gran batalla final.
Se acerca el final. Todos lo notamos. Los preparativos para la última gran batalla contra la Cacería Salvaje no están siendo sencillos. Yennefer se encuentra algo inquieta y Ciri parece estar despidiéndose de todo, como si supiese que le queda poco tiempo. La tensión toca su punto máximo tras hablar con una bruja de la Logia: la inseguridad, rabia y el miedo de la chica explotan.
"¿Temes que arrase este lugar como hice con Kaer Morhen?", grita Ciri a Yennefer. "Es una pena que no pueda hacerlo cuando me plazca, ¡porque me encantaría!". Yenn no sabe cómo responderle ni consolarla... pero yo sí: "Adelante", le digo antes de tirar al suelo una botella de cristal. Ciri capta la indirecta y nos ponemos a destrozar la habitación de la bruja mientras Yen nos mira desde la puerta.
La habitación está completamente destrozada y la chica me abraza entre carcajadas. Me niego a permitir que caiga presa de la oscuridad. Yenn nos mira con una cara que mezcla cierta desaprobación con una sonrisa de auténtica felicidad. Ha sido nuestro último momento feliz y en familia antes de la gran batalla final... y ojalá hubiese mil despachos más para destruir. No quiero que este momento acabe.
Preparativos y despedidas
La gran batalla de Undvik es inminente. Tengo menos aliados que en Kaer Morhen, pero esta vez somos más numerosos: la Logia (entre las que se encuentran Yennefer y Triss), Avallac'h y la Flota Nilfgaardiana. Comienzan el último repaso de la estrategia sin mí, aunque la conozco bien: atraer a la Cacería Salvaje, evitar que escapen y acabar con ellos tanto en tierra como en mar.
La reunión se pone realmente tensa cuando Avallac'h decide que Ciri debe quedarse atrás y no actuar. La chica se niega en rotundo a repetir los errores de la batalla de Kaer Morhen. "No tienes derecho a darle órdenes", le digo al elfo con tono amenazante. Por desgracia, le necesitamos para el ataque... así que Ciri tendrá que cumplir las órdenes.
Trato de seguir a Ciri mientras se va, pero Yennefer me corta el paso: "Puede que no sobrevivamos". Le digo que lleva razón, pero que enfrentaremos la amenaza juntos. "Escúchame", dice Yenn muy seria, "Cuando todo esto termine, si sobrevivimos... quiero irme lejos. Y que tú vengas conmigo". Sabe mi respuesta, pero solo quiere oírla de mis labios: "Iría a cualquier lado contigo".
La batalla de Undvik: todo o nada
Todos posicionados. Avallac'h invoca a la Cacería Salvaje. Las brujas de la Logia preparan la trampa para que no puedan escapar y la flota Nilfgaardiana se lanza al asalto. El hielo frena las embarcaciones, así que bajo de un salto para continuar a pie. Mientras, Ciri hace justo lo que espero de ella: desobedecer las órdenes de Avallac'h y adentrarse en la batalla en mi búsqueda. El elfo le dice cómo acabar con Caranthir, el mago que ha invocado el hielo: destruir su bastón.
Tomo el control de Ciri y comienzo a abrirme paso entre los soldados de la Cacería Salvaje. Uso su increíble velocidad para cortarlos por la mitad antes de que puedan defenderse. Finalmente, llego hasta Caranthir y me enfrento a él. Hora de hacerle pagar lo que hizo en Kaer Morhen y la muerte de Vesemir.
Se cubre de hielo para defenderse, pero me da igual: asesto decenas de combos rápidos, rotando y buscando su espalda constantemente. El bellaco se teletransporta, pero no le sirve de nada. Termino rompiendo su bastón y deshaciendo su hechizo. Ciri escapa antes de que Caranthir la atrape.
Vuelvo a recuperar el control de Geralt mientras rompe el hielo que le frenaba. El mago centra su mirada en mí. Salto al área de combate con mi espada, dispuesto a destrozarlo por haber osado atacar a Ciri. Invoca golems y lanza bolas de magia mientras se teletransporta. Ignoro sus invocaciones y lo persigo sin descanso. Doy golpes rápidos, me repliego, esquivo y vuelvo a atacar.
Me lleva 6-7 minutos, pero finalmente lo ensarto con mi espada como el cerdo cobarde que es. Lo tiro al suelo y retuerzo mi espada para que sufra todo lo posible antes de morir. Nos teletransporta al fondo del helado mar de Skellige antes de asestarle el golpe final, así que lo acuchillo bajo el agua y salgo a la superficie.
Vuelvo a ver a Ciri por un momento. Está débil. Debo encontrarla. Continúo abriéndose paso por la batalla hasta llegar al barco insignia de la flota enemiga. Encuentro a Eredin dando el golpe de gracia a Crach an Craite, que esta vez ha acudido a mi llamada. Cae luchando, como un auténtico vikingo e hijo de Skellige. Ahora la atención del comandante de la cacería se centra en mí.
Dedico un par de minutos a ver sus movimientos. Se cubre de nieve y sus ataques suelen ser estocadas y horizontales, así que decido hacer uso del esquive para posicionarme en sus costados y atacar rápido. Al quitarle un cuarto de su vida, me coge del pecho y nos teletransporta a la cima de una montaña. Estoy dispuesto a concederle el lujo de elegir dónde morir.
Eredin utiliza el teletransporte para posicionarse en mi espalda y atacar con la espada, y ataques de hielo que lanza en forma de meteorito y hondas. La clave está en esquivar los ataques mágicos y esperar a que realice un ataque fuerte para destrozarlo con ataques rápidos. Tomo un par de pociones para potenciar Quen y mis golpes críticos, que se combinan con el veneno de mi espada, y el resto es puro desgaste.
Antes de caer, Eredin abre un portal y nos devuelve al barco insignia. Se arrastra por la cubierta en busca de su espada tras recibir dos cortes profundos en el pecho y el ojo. Alejo la espada de una patada y me acerco lentamente. "Avallac'h nos engañó a ambos. Hizo que nos enfrentásemos... Y se ha largado con Cirilla". Muere por sus heridas. Y aunque le respondo "No te creo", no tardo en correr para buscar a Ciri. Si es cierto, esta batalla se cobrará la vida de un elfo más.
El Destino de Ciri: elecciones y consecuencias
Una decena de enemigos de la cacería comienzan a rodearme, pero Yennefer me saca del barco con un portal. "Solo sé que Avallac'h nos ha traicionado", le digo. Yennefer me insta a encontrar al elfo y a Ciri tras ver un enorme fenómeno mágico surgir desde una gran torre que se levanta en el horizonte.
Nos encontramos con una lluvia de bolas de fuego y enemigos de la Cacería Salvaje que tratan de cortarnos el paso. Tomamos un par de caballos y avanzamos imparables hacia la torre. No hay tiempo que perder. Una barrera mágica de Avallac'h logra cortarnos el paso y Yennefer solo puede abrir una pequeña abertura para que pase. Le prometo que volveré con Ciri. La hechicera confía en mí.
Avanzo hasta la torre y encuentro a Avallac'h en la entrada. Está manteniendo la barrera... aunque deja de hacerlo en cuanto nota mi presencia. "Geralt... Qué lástima. Confiaba en que no tuvieras que presenciar esto", me dice. "Ya estoy harto de tus mentiras. Desenfunda y acabemos de una vez con esto", le respondo tras su negativa de decirme dónde está Ciri. Tira su arma al suelo. "¿Crees que estoy dispuesto a perdonarte la vida?". Está seguro de que no le atacaré.
"Avallac'h dice la verdad. Le pedí que me ayudara a abrir la torre... Porque pretendo entrar en ella", dice Ciri, que aparece en el momento oportuno. "¿No pensaste que merecía la pena advertirme de tus planes?", le reprocho. "Temía que no lo entendieras", responde Ciri con cierta culpa.
Ciri quiere derrotar al Frio Blanco, no solo a la Cacería Salvaje, para que nuestro mundo no acabe sepultado por la nieve como otros mundos que ha visto durante sus viajes. Solo ella puede hacerlo... por eso debe entrar en la torre. "No tienes por qué hacer ese sacrificio", digo en un intento desesperado. Ciri tiene sus objetivos muy claros. "Lo he pensado mucho y he tomado una decisión", sentencia.
Trato de convencerla de que seguro que hay otra manera. La determinación de Ciri no entra en conflicto con su corazón amable, y se burla cariñosamente: "¿Y qué sabrás tú de salvar el mundo, tontín? No eres más que un brujo. Esta es mi historia, no la tuya. Debes dejarme que termine de contarla".
Llegados a este punto, como todas las veces que he estado aquí, se me empiezan a escapar las lágrimas. Es el momento de la elección final. He completado The Witcher 3: Wild Hunt cuatro veces y esta es la quinta... y siempre he seleccionado la misma respuesta por mucho que me destrozase el alma.
- [No digas nada]
- Ciri... Te lo prohíbo.
- No me hagas esto. Por favor.
- Buena suerte.
Suelto el mando en la mesa mientras me seco las lágrimas. "Quizás debí decírtelo... Ahora veo que lo habrías entendido", dice Ciri sorprendida. "Te conozco mejor de lo que crees", respondo. Intercambiamos una última mirada antes de que entre al portal. Ciri recuerda todos nuestros momentos: la pelea de bolas de nieve, el destrozo del despacho, abrazos, cariño, risas... y un poco de venganza. Avanza decidida hacia lo desconocido y desaparece.
Algo termina, algo comienza...
[Fundido a negro. Un tiempo después] Estoy en la corte Nilfgaardiana. Le cuento a Emhyr todo lo ocurrido: que Ciri trató de detener el Frío Blanco y que lo consiguió... a costa de pagar un precio muy alto. Me pregunta si Ciri dejó algún mensaje para él. Casi caigo en la mezquindad, pero decido ser sincero: "No hablamos de ti". Es su padre biológico y veo el dolor en sus ojos. "No quiero volver a verte. Nunca", me dice antes de salir por la puerta. Asiento.
[Fundido a negro. Poco después...] Mis pasos me llevan hasta la Guarnición Nilfgaardiana en Redania, camino a Wyzuma, donde comenzó nuestra aventura. La fortaleza está abandonada y me espera un maestro armero con una espada nueva.
Filo de treinta y ocho pulgadas y media, ligera como una pluma, núcleo de acero de siderita plateada. Hay glifos y runas a lo largo del filo y en la empuñadura. [...] Runas clásicas del idioma antiguo. Sin florituras, sencillas y precisas.
El maestro armero Ort solo necesita un detalle más para terminar el encargo: la inscripción. Le señalo que quiero que ponga Zireael (Golondrina en élfico y apodo de Ciri). Y es muy oportuno, puesto que la pequeña Ciri me está esperando en una taberna cercana y ni se imagina el increíble regalo que tengo para ella. "Ahora eres un brujo", le digo mientras contempla emocionada su nueva espada.
Hasta aquí llega nuestra aventura en The Witcher 3: Wild Hunt, pero todavía no hemos terminado. ¿Cómo ha quedado el mundo tras nuestro paso?, ¿cuáles son las consecuencias? Vamos a verlas:
Radovid tenía muchos defectos. Era cruel, impetuoso y patológicamente ambicioso. Pero era un genio de la estrategia, eso era innegable. Consiguió derrotar a los invasores del sur con un ejército muy superado en número por su enemigo. El águila redaniana acogió bajo su ala a todo el norte, Novigrado incluido. Tras vencer en la guerra con Nilfgaard, Radovid consideró que era hora de terminar su caza de brujas. En Temeria y Aedirn, tierras "liberadas" por el monarca redaniano, ardieron las mismas hogueras que ya habían ardido en Novigrado. En esa búsqueda de renovación moral, fueron asesinados miles de supuestos herejes: herboristas, sanadores, curanderos y no humanos. Para muchos, la libertad bajo el reinado de Radovid fue más trágica que la servidumbre.
Mientras los ejércitos sumaban una victoria tras otra, los súbditos de Emhyr se mostraron obedientes. Pero cuando una serie de derrotas humillantes pusieron en duda su inhabilidad, la oposición, que esperaba su momento, atacó. Los súbditos del emperador, que habían bailado sobre las tumbas de sus enemigos, ahora lo enterraban a él.
Mientras el continente se desangraba, Skellige florecía bajo el sabio mandato de Cerys. A diferencia de sus antecesores, la joven reina no saqueaba en costas extranjeras. En vez de eso, se centró en su pueblo y se preocupó de sus tierras. La nación insular prosperó mucho, aunque ya no tenía el brillo de antaño.
Cirilla Fiona Ellen Riannon, heredera al trono de Nilfgaard, decidió vivir como un brujo, en la Senda. Geralt le enseñó todo cuanto sabía, hasta la última habilidad que conocía. Después de eso, se separaron. Las tierras entre el Yaruga y las montañas de Kovir no tardaron en llenarse de rumores sobre las hazañas de la mujer brujo de pelo ceniciento...
Mientras los monarcas movían fronteras y pueblos, el brujo y Yennefer se retiraron a una vida tranquila, bien lejos de toda esa política. Desayunaban después del mediodía, casi siempre en la cama, y pasaban sus días entre paseos y largas conversaciones. ¿Aburrido, decís? Puede. Pero ambos deseaban esa vida más que nada en el mundo.
Ahora sí, se acabó. Comenzamos nuestra aventura el 31 de diciembre de 2022 con motivo del lanzamiento de la versión next-gen para PS5, Xbox Series X/S y PC. He tratado de relatar mi historia en The Witcher 3: Wild Hunt lo mejor que he podido a lo largo de estas 17 publicaciones. Tras cinco meses, cerramos este capítulo con una sonrisa, unas pocas lágrimas y la misma sensación de siempre: ¡Qué increíble experiencia, maldita sea! Gracias por haberme acompañado.
En VidaExtra | Volver a The Witcher 3: Wild Hunt me ha recordado cuánto influyó en mi vida: un faro en una noche de tormenta
En VidaExtra | The Witcher 3 Wild Hunt: cómo conseguir la Armadura de Tigre Blanco del Oeste y sus katanas de acero y plata
En VidaExtra | Romances y sexo en The Witcher 3 Wild Hunt: todos los personajes con los que puedes tener relaciones
Ver 2 comentarios