¿Qué tienen en común Batman y Sauron, el Señor de los Anillos? Además de una predilección por las armaduras negras y las máscaras con adornos puntiagudos, ambos son parte del actual legado de Warner Bros en el cine y los videojuegos. Es más, hubo un tiempo en el que sus destinos estuvieron unificados y en manos de Monolith Productions. El nombre de la iniciativa: Project Apollo.
La historia contada en corto es que Monolith comenzó a desarrollar un juego de mundo abierto con la estética y el traje de la saga cinematográfica de El Caballero Oscuro de Christopher Nolan. Había un sistema de exploración, un modo detective y combates a lo Arkham City de Rocksteady, e incluso podíamos manejar el Tumbler, aquel flamante batmovil, años antes del estreno de Batman: Arkham Knight. Algo que puedes ver en esta versión en desarrollo.
Con eso por delante, cabe destacar que técnicamente el Project Apollo no era una adaptación a los videojuegos de la trilogía de Nolan. De hecho, ya había otras adaptaciones apegadas al material original como Batman Begins. Y no nos olvidamos del cancelado proyecto de Pandemic. Sin embargo ya había elementos que lo hacían sobresalir tanto como videojuego basado en una película como de cara a los fans del superhéroe en los cómics y de los juegos de Rocksteady. Lo cual no quiere decir que no se aportasen ideas propias.
Fue en este proyecto cuando Monolith experimentó e integró su popularizado sistema Némesis, en el que el peso de los enemigos a los que nos enfrentamos y la sensación de venganza adquiere matices especiales. Algo que sobrevivirá al Project Apollo y posteriormente veríamos en 2014 con Sombras de Mordor. Y eso abre la pregunta clave: ¿cómo pasamos de Gotham a la Tierra Media?
A través de un hilo de X / Twitter iniciado por @Dageekydude se muestran varias de las complicaciones relacionadas con el Project Apollo que abordan desde tener que depender de las concesiones o aprobación del propio Nolan en lo que respecta al apartado artístico como el gran problema que veía Warner entonces: que hubiese dos sagas de videojuegos de Batman lanzándose a la vez y parecidas entre sí.
Así que se optó por dar el salto a otra gran licencia de la casa, en este caso El Señor de los Anillos, y empezar de cero aprovechando las lecciones aprendidas y varias ideas. El resto es historia.
Nos quedamos sin un prometedor juego del Caballero Oscuro (aunque no sin poder jugar como él con mando o ratón) pero ganamos uno de los mejores videojuegos jamás hechos basados en el Señor de los Anillos, ofreciendo una historia creada a medida, con montones de referencias a las archiconocidas películas y que ahonda en muchos elementos que Tolkien dejó sin cerrar dentro de su legendarium. Y no lo vamos a negar, como juego de acción y RPG, Sombras de Mordor es sensacional.
Tan sensacional, que diez años después de aquella época, todavía no sabemos cómo Warner va a poder subir el listón frente a la trilogía de Batman de Rocksteady o las dos entregas de su saga rolera de la Tierra Media. Y no será por no intentarlo, que conste.
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