La saga de Santa Monica Studio nos ha deparado entregas colosales en sus casi 20 años de historia. Desde el primer lanzamiento en PS2 hasta el más reciente en PS5 y PS4, las aventuras de Kratos contra los dioses de cualquier mitología nos ofrecen épicas batallas llenas de sangre. Sin embargo, todo cambió con la llegada de God of War en el 2018.
Un nuevo viaje, un cambio total de perspectiva para un antihéroe desgastado por los combates se refugia en la calmada Midgard... o eso pensaba él. La joya de la corona de la desarrolladora de Sony está disponible a través de PlayStation Plus Extra y Premium, tanto para jugar en PS5 como en PS4 y gozarlo como solo el Fantasma de Esparta sabe.
Sí, Kratos se ha escondido de cualquier mal y busca la paz junto a su mujer Faye con la que tiene un hijo, Atreus. El verdadero reto para el espartano comienza cuando su esposa fallece y él debe hacerse cargo del muchacho, lo cual supone una tarea titánica para la que no está preparado. Por su parte, el joven está empeñado en demostrar su valía a cada paso que dan, por lo que el roce entre la protección constante y la inconsciencia juvenil hará que salten chispas.
Algunos de los momentos más tensos se viven con las conversaciones entre padre e hijo, pero no hay nada más espectacular en God of War que los salvajes encuentros contra enemigos. Kratos es un animal, una bestia que se libera usando su nueva hacha para liquidar a quien se le ponga por delante, incluso un visitante extraño que aparece a las pocas horas de juego. Su lucha es de las más recordadas en toda la historia de los videojuegos.
Un cambio radical
Con una trilogía principal y hasta tres spin-off a las espaldas, God of War sentía cómo su fórmula se desgastaba poco a poco. En un intento de revitalizar por completo la serie, Santa Monica Studio tomó la iniciativa, encabezada por Cory Barlog, para ofrecer una nueva perspectiva al mundo que rodea a Kratos. Acostumbrados a los planos fijos y a un acercamiento muy agresivo al gameplay, la obra de 2018 se desvió en gran medida de esa ecuación.
La cámara al hombro, en tercera persona, se impuso para Kratos y esa modificación provocó un efecto dominó en todo lo demás. El estudio apostó por un plano secuencia en todo el videojuego, lo cual es una proeza técnica que nos mantenía presentes en todo momento para cada escena. Las secuencias son más íntimas, suman intensidad y se viven desde otro punto de vista al acercarnos a los personajes.
Evidentemente, ya no contamos con las Espadas del Caos que Ares le "regaló" a Kratos, ya que representan el pasado de violencia que ha rodeado al antiguo general de Esparta. El hacha Leviatán se alza como su principal recurso ofensivo y es uno muy poderoso que inflige daño helado, al mismo tiempo que es capaz de volver a su dueño sin importar la distancia que los separe.
De esta forma podemos decapitar, cercenar y destruir a criaturas surgidas de la mitología nórdica sin ningún reparo, ejecutando habilidades únicas en el personaje. Atreus resulta un apoyo fundamental con sus flechas e invocaciones de la fauna local para que nos echen un cable, si bien la clave que marca la diferencia es el conjunto que llevemos puesto.
God of War añadió un toque RPG al incluir armaduras y diferentes elementos que potencian las estadísticas de Kratos. Un árbol de habilidades riega las posibilidades a la hora de escoger nuestra forma de encarar los encuentros violentos, aunque hay mucho más para hacer en las tierras lejanas de Midgard.
Un mundo abierto peligroso
La tarea de Kratos y Atreus es tan sencilla como llevar las cenizas de Faye a la montaña más alta de los Nueve Reinos, pero es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Obstáculos de todo tipo, incluso de carácter divino, se interpondrán en el camino de la pareja que se convertirá en un trío gracias a la aparición de Mimir. El ser con mayor sabiduría de los designios controlados por Odín nos enriquecerá con muchísimas historias que han sucedido a lo largo de los siglos.
Las misiones secundarias también son el pan de cada día, pues podemos desviarnos sin ningún problema del camino principal para atender las necesidades de fantasmas, acabar con dragones gigantescos o hacernos con tesoros muy jugosos. God of War dispone de un mundo abierto precioso, con un estilo visual único y que pone al límite una PS4, si bien debes tener en cuenta que jugando en PS5 disfrutarás de unos buenos 60FPS para que todo logre una fluidez mayor.
Si quieres sacarle todo el jugo al título, más de 50 horas de partida te esperan para limpiar de arriba a abajo el mapa. Eso sí, muy atento al modo Nueva partida + donde encontrarás todos los encantamientos, armaduras, talismanes, recursos y habilidades anteriores. El reto será todavía mayor con enemigos más duros y podrás saltarte las cinemáticas para lanzarte al meollo del combate.
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