Es 1988, consigues una copia del popular Tetris para DOS y recibes una simpática animación de la Plaza Roja de Moscú como regalo de bienvenida. Es más, un pequeño avión blanco cruza la pantalla ante ti y en su cola lleva un enorme cartel en el que se puede leer "¡Juega a Tetris!". Eso es precisamente lo que vas a hacer, pero hay alguien en la Unión Soviética a la que no le hace ninguna gracia.
El título de Alexey Pajitnov se convirtió en un éxito mundial, pero aquella avioneta no pudo superar la censura que llevó a cabo la URSS, pues aquel aparato volador significaba mucho más de lo que pudiera parecer a simple vista. El Cessna blanco se trataba de una referencia a Mathias Rust, un piloto alemán que a los 19 años tuvo la osadía de aterrizar a escasos metros del Kremlin y todo tras haber burlado los sistemas de defensa soviéticos.
Aquel hecho sucedió en 1987 en una travesía de varias semanas, la cual comenzó en Uetersen, Alemania Occidental, para posteriormente dar el salto a Islandia, acudir a Noruega, de allí a Finlandia y finalmente terminar en Moscú. Mintió a las autoridades aéreas cuando estuvo en Helsinki, afirmando que, tras repostar el avión, iría hasta Estocolmo. Sin embargo, viró hacia el este en Sipoo para sobrevolar el Báltico y dirigirse hacia la capital de Rusia, pero es que además se aprovechó de una circunstancia especial.
El día en el que logró la hazaña era festivo para los guardias fronterizos, lo cual relajó la seguridad de forma notable. Los controles finlandeses le perdieron la pista en cuanto penetró en espacio aéreo soviético y tuvo semejante fortuna que un avión de combate MiG no lo detuvo. Se puso a su altura, pudo ver a los pilotos, pero estos concluyeron que debía ser una aeronave amiga.
"Por supuesto que tenía miedo de perder la vida. Estaba sopesando si realmente era responsable, razonable, asumir ese tipo de riesgo. Al final llegué a la conclusión de que tenía que arriesgarme. Tomé la decisión final aproximadamente media hora después de despegar. Cambié el rumbo a 170 grados y me dirigí directamente a Moscú."
Evidentemente, voló a una altura muy baja para que los radares no le detectasen y simplemente tuvo que volar en la misma dirección, aunque con una tensión descomunal en el cuerpo. "No podía creer que realmente hubiera sobrevivido. En aquel momento calculé que mis posibilidades de sobrevivir eran del 50/50 y, cuando llegué a mi destino, supe que realmente tenía suerte", relata Rust. Tras el aterrizaje, las fuerzas de la KGB lo detuvieron, aunque no fue nada fácil este último paso.
Cuando llegó a la Plaza Roja, se dio cuenta de que estaba atestada de personas, por lo que estuvo dando vueltas en el aire hasta que decidió que lo más apropiado sería aterrizar en un puente cerca de la Catedral de San Basilio. Por si no hubiese tenido suerte suficiente, la policía rusa le reveló que dicha estructura normalmente estaba repleta de cables enormes, pero que esa mañana los habían retirado para realizar un mantenimiento.
Nadie creyó su historia de que había actuado solo, que no había llegado de la Alemania Oriental y mucho menos que su primera declaración fue que "estoy aquí en una misión de paz desde Alemania". Porque sí, ese era el objetivo de Rust: nada más y nada menos que estrechar lazos entre los Estados Unidos y la URSS, pues había visto con frustración cómo una reunión entre los máximos mandatarios de las naciones en Reykjavik no fructificó. Quería poner fin a la Guerra Fría de una vez por todas, ya que "cada ser humano en este planeta es responsable de algún progreso y estaba buscando una oportunidad para tomar parte en ello".
Mijaíl Gorbachov tuvo claro que semejante humillación debía traer consecuencias, por lo que sustituyó tanto a su Ministro de Defensa como al comandante en jefe de las Fuerzas de Defensa Aérea. 2.000 oficiales fueron relegados de sus puestos y esta limpia fue muy oportuna para el mandatario, ya que utilizó el incidente como excusa para deshacerse de aquellos que no eran demasiado afines a su política. Rust fue juzgado el 2 de septiembre de 1987 y condenado a cuatro años de trabajos forzados.
Pasó a vivir 432 días en la cárcel de Lefortovo y el 3 de agosto de 1988 pudo volver a su hogar tras su liberación por parte del secretario de Estado Andréi Gromiko. Claro, el homenaje al suceso se pudo ver en Tetris, pero la ELORG -la organización estatal de la Unión Soviética encargada de la importación y exportación de hardware y software- tomó cartas en el asunto y retiró el Cessna blanco de la pantalla.
Las posteriores revisiones del videojuego ya no muestran el avión, pero también se efectuaron otros cambios relacionados con el color de algunos fondos o la sustitución de los mismos. Al fin y al cabo, la URSS todavía era propietaria de la licencia de Tetris en aquel momento, por lo que no toleraron la difusión gratuita de tan lamentable hecho.
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