He visitado el OXO Museo del Videojuego de Madrid, un lugar realmente imprescindible para conocer los 70 años de historia de nuestra gran afición

He visitado el OXO Museo del Videojuego de Madrid, un lugar realmente imprescindible para conocer los 70 años de historia de nuestra gran afición

Tras su paso por Málaga, el museo abre las puertas en todo el centro de la capital de España y te contamos qué te podrás encontrar

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Hay lugares que sin duda deberían de ser una visita obligatoria para todos los aficionados a los videojuegos. En España tenemos uno situado en Málaga, como es el OXO Museo del Videojuego, el cual se ha convertido en uno de los museos más visitados de la ciudad andaluza, por lo que es más que comprensible que sus responsables quisieran tratar de repetir su éxito en otro lugar, de ahí que se haya elegido Madrid como su nuevo destino.

Esta misma semana tuve la oportunidad de acudir a esta nueva sede sobre la que hay que reconocer que no se podía haber elegido una zona mejor para situar el museo, ya que se encuentra en pleno centro de Madrid, muy cerca de la plaza de Callao. Sin duda, supone una buena parada para estas fiestas navideñas en las que muchas personas acuden al centro para ver las luces, realizar compras y de paso viene muy bien darse una vuelta por este edificio que hace un recorrido a los 70 años de historia de los videojuegos.

Gracias a un pase privado para los medios de prensa, tuve la oportunidad de ver en profundidad cómo es por dentro y todos los secretos y curiosidades que alberga a lo largo de sus 1.600 metros cuadrados con infinidad de máquinas, cuadros, estatuas, juguetes y mucho más que se dividen en un total de tres pisos, cada uno con sus propias propuestas y temáticas.

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La planta baja, donde temblarán vuestras carteras

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Nada más entrar al recinto hay una estatua de Sonic esperando a todos los asistentes para darles una bienvenida y desde ahí se puede acceder a un par de tiendas en las que no faltan productos de merchandising de todo tipo. Entre ellos se puede encontrar un buen puñado de artículos basados en videojuegos conocidos por todo el mundo, pero también otros de la cultura geek, con tazas, camisetas, libretas y mucho más de Harry Potter, Star Wars o Lilo y Stitch.

Si queréis camisetas de Dragon Ball, One Piece o Bleach, también tendréis unas cuantas entre las que os podréis decantar, incluyendo también felpudos, figuras, peluches y tampoco faltan los libros, entre los que no pude evitar llevarme a casa "Disrupting the Game" que narra la vida y el trabajo de Reggie Fils-Aimé, el ex-presidente de Nintendo of America.

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Además de todo esto, también se puede encontrar un bar para tomar algo después de una emocionante y larga visita al museo, una zona en la que se llevarán a cabo presentaciones y un monumento alucinante con el nombre Domino's Tribute en el que se ha tratado de rendir homenaje a todo lo relacionado con el mundo de los videojuegos. Esto nos deja con una estructura gigantesca compuesta por todas las consolas de Nintendo, Microsoft o Sony que han ido llegando a los mercados, pero también compuesto por sus mandos, televisores, teclados, etc.

La primera planta, un viaje del pasado a la actualidad

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Subiendo por las escaleras principales se llega al lugar más importante de todo el museo, porque es el piso principal en el que parece enteramente como si entrases a una máquina del tiempo, porque desde aquí es cuando te das cuenta de cómo ha evolucionado la tecnología, los videojuegos y las consolas a lo largo de las últimas siete décadas. Tan pronto te encuentras el legendario Tennis for Two de 1958 que se jugaba con un osciloscopio, como otros algo más actuales de GameCube o Dreamcast.

Algo que me fascinó y me pareció maravilloso para todos los visitantes es el hecho de que gran parte del museo es muy interactivo. Tienes un par de máquinas de Pong para jugar con otra persona al que sin duda es uno de los títulos más míticos de la historia, mientras que hay unos cuantos puestos con consolas encendidas y mandos para que cualquiera que pase por ahí se anime a echar una partida a otros grandes clásicos, como el Super Mario Bros. de NES, Starwing de SNES o The Legend of Zelda: Ocarina of Time de Nintendo 64.

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De hecho, para que el viaje al pasado sea más espectacular todavía, cada una de estas consolas está conectada a una televisión acorde a la que se podía encontrar en las casas en las épocas en las que salieron a la venta. Desde luego, que no os extrañe si mientras vais dando una vuelta por los largos pasillos os encontráis con algún televisor que probablemente hayáis visto en casa de vuestros abuelos o que vuestros padres os digan que eran los que tenían de pequeños.

Las vitrinas son impresionantes y no paran de sorprenderte a cada paso que das. Tan pronto te encuentras con el juego de mesa del Simón, como máquinas y consolas de todo tipo, figuras, una réplica de la Espada maestra, del Power Glove o de R.O.B., así como cajas correspondientes a videojuegos y consolas de la Atari, Spectrum, etc., y todo ello acompañado por las paredes con dibujos de lo más emblemáticos, carteles que a más de uno no le importaría tenerlos en sus casas y hasta puedes encontrar una especie de cuadros con mandos y consolas portátiles que han sido destripadas por completo para que puedas observar cómo son exactamente por dentro y sus respectivos componentes.

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Personalmente, con casi 40 años que tengo, hasta vi máquinas que ni siquiera sabía que existían o no conocía casi nada sobre ellas, por lo que fue una auténtica pasada conocer tantos detalles de cómo ha ido evolucionando la industria de los videojuegos para ser un poco más conscientes de todo lo que han vivido distintas generaciones hasta llegar al punto en el que nos encontramos. Hasta hay zonas en las que se rinde homenaje a desarrolladores, como una pequeña sala dedicada en gran parte a Hideo Kojima y Death Stranding, con una figura gigante de BB.

Volviendo al tema de que sea un museo muy interactivo, también se puede probar una unidad de Virtual Boy, que he de reconocer que es algo que siempre había deseado, pero si sois más de los que os apetece poneros a los mandos de una máquina recreativa, entonces os encantará daros una vuelta por la sala dedicada a ellas, para echaros partidas a Street Fighter II, Gauntlet, Donkey Kong, OutRun y hasta tienen una de Luigi’s Mansion, siendo una de las piezas arcade más raras de todas. Y hasta os podéis encontrar con una versión gigante de un teléfono móvil de Nokia, esos que dicen que son irrompibles, por si queréis demostrar vuestra habilidad con el juego de la serpiente.

La segunda planta, una exposición rotatoria que la estrena PlayStation

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Subiendo al piso más alto de todos se llega a otra exposición más que en este caso, al contrario que la que está dedicada a la historia de los videojuegos, no siempre será fija. Según comentaron sus responsables, cada cierto tiempo irá variando todo lo que se puede encontrar uno por sus pasillos, por lo que es una buena forma de animar a los visitantes a regresar en futuras ocasiones para descubrir otras novedades del museo.

En esta primera ocasión, Sony es la protagonista en su totalidad debido al 30 aniversario de PlayStation. Como es evidente, todo lo que se puede ver por los alrededores corresponde en su totalidad a los videojuegos y consolas que ha distribuido Sony durante estas décadas, desde PSX hasta la actual PS5. Además, aquí se sigue el mismo ejemplo de lograr que la experiencia sea muy interactiva por todas las consolas que están esperando a los visitantes para que les den caña a los títulos que hay disponibles.

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Una de las mejores actividades es la que cuenta con una réplica gigante y funcional del mando de la primera PlayStation, porque un mínimo de dos personas deberán de compenetrarse para pulsar sus botones y jugar a Tony Hawk's Pro Skater, lo que os puedo asegurar que no es nada sencillo, pero sí muy divertido. Aun así, si queréis algo más cómodo, de nuevo hay televisores retro enchufados a unidades de PS2, PS3 o PS4 con algunos de los juegos más emblemáticos que han desfilado por todas estas plataformas.

Por otro lado, si sois de los que os gusta haceros fotos dignas de enmarcar o para publicarlas en las redes sociales, podéis encontraros con unas cuantas estatuas brutales, con un nivel de detalle asombroso, entre las que están una del protagonista de Skyrim, otra de Lara Croft y unas cuantas de la saga Dark Souls y hasta otra de Malenia de Elden Ring. Asimismo, a esto se suma un lugar en el que puedes entrar y sustituir a Kratos en la portada de God of War: Rangarök, equipándote todas sus armas como mejor te parezca.

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También puede ocurrir que todo lo que tenga que ver con Sony o PlayStation no te importe demasiado, en cuyo caso tampoco supone un problema porque hay otras actividades muy entretenidas, incluyendo algunas para los más pequeños. Para ellos hay una sala con juguetes de LEGO para que puedan construir sus propias figuras y hasta una máquina con un divertido minijuego en el que aparece un personaje pixelado y tienes que pintar la pantalla seleccionando los colores adecuados para que quede idéntico.

Finalmente, hay un espacio más dedicado a los juegos más inmersivos y de realidad virtual, porque en esta zona se encuentra la máquina recreativa Star Wars Battle Pod, que te hace sentir como si estuvieses pilotando una nave de verdad gracias a su pantalla panorámica de 180 grados, y hasta hay una especie de atracción en la que te colocas en un asiento, con su  cinturón y todo, que te mete de lleno en una montaña rusa gracias a la experiencia en la que te sumergen unas gafas de realidad virtual.

¿Merece la pena visitar el OXO Museo del Videojuego?

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Siempre había sentido curiosidad por ir al OXO Museo del Videojuego de Málaga y el que haya llegado a Madrid me ha facilitado la tarea una barbaridad para tener a tiro de piedra una sede prácticamente similar. Se trata de una visita que os mantendrá muy entretenidos durante las dos o tres horas que puede durar. Todo depende del tiempo que dediquéis a leer lo que figura en los carteles y a probar todas sus actividades, pero lo que es indiscutible es que niños y mayores se lo pasarán en grande por igual.

Aun así, por mucho que pueda merecer la pena la visita, he de reconocer que el precio de la entrada tal vez sea un tanto elevado, ya que cuesta 21 euros por persona adulta y 16 euros para niños y mayores de 65 años, aunque también se puede adquirir un pack familiar para cuatro personas (dos adultos y dos niños) por 17,50 euros cada uno.

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Podéis acudir cuando queráis, dado que el museo abre sus puertas todos los días de la semana con un horario que va desde las 11 de la mañana hasta las 11 de la noche, pero tened en cuenta la duración aproximada a la hora de adquirir las entradas para que os dé tiempo suficiente para ver todo lo que ofrece uno de los mejores lugares dedicado a los videojuegos.

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