El pasado 18 de septiembre se cumplió el tercer aniversario de 'Borderlands 2', como nos recordó Gearbox Software desde su blog oficial con tres de sus vídeos más míticos, y a pesar del tiempo transcurrido, es un juego que parece mejorar con el paso de los años. De hecho en mi caso, tras completarlo en Xbox 360 y One, me ha dado por hacer lo mismo en PS4 primero y PS3 después.
Además, gracias a 'Borderlands: una Colección muy Guapa', he podido disfrutar en esta ocasión de ciertos DLC que no se incluyeron en el Pase de Temporada y que tienen algún que otro momento para enmarcar. Pero eso es lo de menos, ya que 'Borderlands 2' cuenta, de por sí, en su historia, sin recurrir a contenido adicional, de más de un momento inolvidable y memorable, como cualquiera con Claptrap o sobre todo Jack el Guapo, para mí el mejor villano que se haya creado en un juego.
Pero si hablamos de misiones, una de las primeras que se nos grabaron a fuego fue la del viaje hasta Sanctuary... O deberíamos decir, de los dos viajes. Sobra decir que hay spoilers a partir de ahora.
El mejor esbirro del mundo camina hasta Sanctuary
Salvando la espectacular escena de introducción de 'Borderlands 2', acompañada de una canción acorde a la situación, se podría decir que el comienzo de esta aventura en Pandora no supone ninguna sorpresa. Lo que vivimos en la casa del Claptrap y Southern Shelf es lo que se podría esperar de un 'Borderlands' en modo automático. Aunque todo empieza a cambiar en Three Horns.
Tras completar la misión "El mejor esbirro del mundo" y derrotar al capitán Flynt, el Claptrap nos llevó en su embarcación hasta esta otra gélida región, mucho más abierta, y antesala de la ciudad de Sanctuary, regentada por viejos conocidos del primer 'Borderlands'. Aunque llegar hasta ella requería de unos servicios extra, como bien se reflejó en la misión "El camino a Sanctuary", teniendo que localizar y hablar con el teniente Davis, y después cumplir un recado eliminando a chusma de la zona.
Hasta aquí nada nuevo ni meramente impactante. Ni siquiera cuando logramos el acceso a la ciudad y vimos que no estaban ni Roland ni sus compañeros. Pero sí que empezó a despertar nuestro gusanillo cuando descubrimos que el Halcón de Fuego era en realidad Lilith, viendo cómo se iba uniendo el resto de la tropa de maneras bastante opuestas: a Roland lo rescatábamos de las tropas de Hyperion de Jack el Guapo, a Mordecai, tras un par de misiones (una de ellas con funesto final), y a Brick tras dar matarile a su séquito de Tajos. Aunque antes había pasado algo importante...
Capítulo 9: Sanctuary se va volando de Three Horns
Dentro de Tundra Express, en la misión "Viajeros al tren", Mordecai, con la inestimable ayuda de la incorregible pero adorable Tina Chiquitina, asaltamos un tren pensando que custodiaba la llave de la Cámara, pero en su defecto tuvimos que hacer frente al cabronazo de Wilhelm (a la postre, uno de los personajes jugables de 'Borderland: The Pre-Sequel'), consiguiendo tras derrotarlo otro Núcleo Energético que nos iba a venir muy bien (ilusos) para recargar las defensas de Sanctuary.
Pero no, era una trampa. No es que solamente ese Núcleo Energético fuese incapaz de mantener activas, para siempre, las defensas del cuartel general de los Invasores Carmesíes de Roland, sino que las dejó al descubierto y Jack el Guapo, desde la Luna de Pandora, empezó a atacar sin miramientos, matando por el camino a muchos de sus habitantes. Y llegó el momento cumbre.
Scooter y Lilith idearon un plan B. Utilizar el eridio en Lilith y usar su poder como Sirena para teletransportar Sanctuary hasta otra zona más segura y a salvo del dominio de Jack el Guapo.
Sin embargo no salió como era de esperar. La ciudad se salvó, sí, pero Lilith nos devolvió a Three Horns, justo a las puertas de lo que era Sanctuary. Fue el sitio ideal, en cualquier caso, para presenciar en primera persona cómo flotaba la ciudad hasta que desapareció de un plumazo.
Lo que vino después fueron más misiones por zonas más inhóspitas hasta que finalmente pudimos activar la estación de viaje rápido en Overlook, en The Highlands, regresando de nuevo a Sanctuary. Todo seguía más o menos igual, salvo por estar en el aire y poder suicidarnos si nos emocionábamos con los saltos en los bordes. Lo bueno es que gracias a la nueva localización de Sanctuary se habilitaron dos en torno a Three Horns: por un lado Sanctuary Hole, que era justo lo que había debajo de la ciudad, y por otro las Caustic Caverns, en donde se dieron cita algunos de los enemigos más peligrosos y sobre todo una de las misiones más rebuscadas de todo el juego, la del tesoro perdido, en donde había que activar varios mecanismos siguiendo unas pistas muy básicas.
Como he dicho, podría haber destacado más momentos inolvidables en 'Borderlands 2', como el duelo contra B.U.N.K.E.R., lo que vino después con Angel y Roland, o cualquier comentario ingenioso y odioso por parte de Jack el Guapo, pero escogí éste por ser uno de los primeros impactantes.
Si queréis recordarlo en movimiento, id hasta el minuto 16:08 del siguiente vídeo de theRatBrad.
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