En 2024 se cumplen cinco años desde la última vez que jugué una buena historia de acción bélica en un videojuego, Call of Duty: Modern Warfare (2019). Bajo mi punto de vista, no ha habido otro shooter en primera o tercera persona que haya entregado una campaña que me haya emocionado tanto... y estoy seguro de que va a pasar mucho tiempo hasta que vuelva a ocurrir.
El trastazo de Battlefield 2042, que prescindió de la campaña para ser mejor, y las dos últimas historias de Call of Duty: Modern Warfare, regulera en 2022 y absolutamente nefasta en 2023, fueron los clavos que terminaron de cerrar la tumba en la que enterré mis esperanzas de ver otra campaña bélica que me apasione. ¡Os cuento a qué viene este arrebato de nostalgia!
Historias de Guerra: adversidad, sacrificio y esperanza
Hace unos días charlé con un viejo amigo sobre lo mucho que disfrutamos las Historias de Guerra de Battlefield 1 (2016). Las recordamos con muchísimo cariño y no me importa admitir que solté alguna que otra lagrimilla de emoción la primera vez que jugué. Su tráiler todavía consigue ponerme los pelos de punta y que literalmente sienta la emoción en el pecho.
Su prólogo y epílogo, llamados Tempestades de Acero y Recordadnos respectivamente, son el comienzo y el final perfecto. Los capítulos Amigos de Altos Vuelos y Nada Está Escrito siempre me han parecido algo, pero los tres restantes compensan sobradamente la balanza.
Barro y Sangre, Avanti Savoia y El Mensajero son historias realmente emocionantes. Ninguna acaba bien y todas están marcadas por la tragedia de la Primera Guerra Mundial... pero siempre hay un rayo de esperanza entre tanto dolor. Para un amante del cine bélico, resultan muy atractivas. Además, la Banda Sonora siempre me ha parecido una locura.
Dos años más tarde llegó Battlefield V. Rescató la campaña en forma de Historias de Guerra, pero esta vez en la Segunda Guerra Mundial. Su epílogo, Mi País Me Necesita, es genial y trata de replicar lo que hizo Tempestades de Acero. No creo que lo iguale, pero es una buena introducción. Y tengo el mismo sentimiento con el resto de la campaña.
Las historias de Sin Bandera y Nordlys nunca me han dicho nada. Componen los dos primeros capítulos de la campaña, así que entiendo que muchas personas se bajasen del tren antes de tiempo. Si no habéis jugado, aguantad el tirón. La cosa mejora mucho en los capítulos tres y cuatro, llamados Tirailleur y El Último Tiger. El primero es interesante porque sigue a las tropas africanas en Francia.
El cuarto episodio, El Último Tiger, es la joya oculta de la campaña. Nos pone en la piel de un comandante de tanques alemán que debe utilizar su poderoso Tiger para cubrir la retirada alemana hacia Berlín. Se trata de una historia reflexiva porque muestra cómo se va dando cuenta de las mentiras del Reich y lo absurdo de la guerra. Muestra una perspectiva muy diferente de lo que acostumbramos a ver.
Otra campaña que recuerdo con mucho cariño es Call of Duty WWII (2017). Sé que los Modern Warfare clásicos están a otro nivel, pero permitidme dejarlos en el banquillo solo por esta vez. Se ambienta durante la Segunda Guerra Mundial y tiene un saborcillo muy bueno a Salvar al Soldado Ryan y Hermanos de Sangre.
Battlefield V quiso desmarcarse con historias alternativas y fue una buena decisión en 2/4 capítulos, pero Call of Duty fue a lo clásico... y acertó de pleno. Esta campaña suele estar infravalorada, pero es emocionante porque te lleva por puntos clave (y épicos) de la guerra como el Desembarco de Normandía (Día D) y la Batalla de las Ardenas, entre otras.
Recuerdo con especial horror los capítulos llamados Carnicería y Colina 493. Son niveles que se ambientan durante la retirada de los alemanes. Los campos están plagados de trincheras, explosivos, búnkeres con enemigos armados hasta los dientes... Avanzar en las dificultades altas puede llegar a ser una pesadilla.
Finalmente, WWII se reserva el último capítulo, Más Allá, como una misión que trata de recrear cómo fue para los soldados Aliados encontrar los Campos de Concentración. Hay que estar muerto por dentro para no sentir un nudo en el pecho durante esa misión.
Soy consciente que estos tres ejemplos se ambientan en la Primera y Segunda Guerra Mundial, que son temáticas desgastadas como la suela de un zapato. Puede que una parte de mí quiera el regreso de estos conflictos, pero por encima de eso quiero campañas bélicas hechas con mimo y emocionantes. Titanfall 2, la trilogía Metro, Wolfenstein, Modern Warfare, Halo, Gears of War e incluso los hilarantes Borderlands. ¡Maldita sea, que no queden fuera Killzone y Fallout!
Quizás me estoy convirtiendo en un viejo que se aferra a viejas glorias. Me apena que mis únicas esperanzas sean Warhammer 40.000 Space Marine II y S.T.A.L.K.E.R. 2: Heart of Chornobyl (sin desmerecerlos), porque mucho me temo que Battlefield está lejos de recuperar sus campañas y no apostaría ni un solo céntimo por Call of Duty después de lo visto en Modern Warfare III (2023). Tras quemar el penúltimo cartucho con Cold War, quizás sea el momento de quemar el último: Vanguard. Aun así, viene sequía.
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