El verano empieza a despedirse precipitadamente habiéndonos dejado unos meses intensos en el mundo del videojuego. Este 2017 es de traca. La que en otra época se consideraban “las vacaciones de la industria” nos ha regalado noticias rebosantes y títulos de los que todavía intentamos reponernos. La dupla quiero todo-cartera fundida es tan dolorosa como inevitable.
Venimos de un E3 de sorpresas sombreras, de una Pax West cargada de contenido, estamos a punto de encarar el Tokyo Game Show y hemos tenido una Gamescom tan decente que poco a poco se va consolidando como el DLC europeo de lo vivido en Los Ángeles.
Entre la montonera de tráilers, información ampliada, entrevistas sosas y nuevos gameplays, emergió uno de los vídeos más comentados de la feria (sino el que más). Sí, 'Cuphead' está a poco más de tres semanas de su lanzamiento, y la mayor parte de los analistas ya han podido catarlo en partidas pseudotutoriales cortitas y al pie.
Cuando me refiero a la mayor parte de los profesionales también incluyo a los que, por H o por B (o por HB), no tienen la experiencia necesaria para saborearlo como se merece. El vídeo que dejamos a continuación se ha viralizado a tal escala que la comunidad ha terminado creando una sopa demasiado grande para tales ingredientes tristes poco representativos y ridículos. Como en la primera edición de OT; en los videojuegos todo se magnifica.
Game journalists are incredibly bad at video games. It’s painful to watch this. How do they think they're qualified to write about games? pic.twitter.com/KbsGIBvQtD
— Ian Miles Cheong (@stillgray) 2 de septiembre de 2017
¿Os tiemblan las manos? ¿Sentís impotencia? ¿Necesitáis aplastar el bocata? ¿Necesitáis abrazar fuerte vuestro cartucho de ‘Super Mario World’? Enhorabuena, eso quiere decir que también estáis vivos y que de niño os ganasteis con méritos la miopía que ahora lucís.
Lo que acabamos de ver (si habéis tenido la valentía de digerirlo por completo) es el más claro ejemplo de dos situaciones contrapuestas: la primera es que nuestro jugador nivel chupete no está asimilando el tutorial. Ya sabéis cómo no empezar ‘Cuphead’. Y la segunda es que nuestro intrépido usuario de Twitter ha utilizado tal excusa para lanzar un mensaje que no solo señala al inexperto analista en plataformeo (cosa que me entristece como compañero) sino que además generaliza con saña a profesionales de nuestro hobby.
¿Es necesario ser un experto jugador para analizarlos con garantías? Sí, en eso estamos de acuerdo, pero existen tantos matices que conviene hacer memoria. Cuando era niño (y cerrando el círculo de la miopía merecida) me sentía incapaz de hablar sobre videojuegos que no había probado. Aquellos eran otros tiempos, y los que crecimos en la clase media de los 90’ con la Game Boy en el bolsillo y la Playstation en el salón no disfrutamos de la variedad de juegos que había en el mercado. Bien por la falta de consolas o por la falta de presupuesto, lo cierto es que hablar de juegos que tan solo habías ojeado en revistas era caer en un saco oscuro y extremadamente profundo del que no se podía salir.
Como para cualquier cosa en el día a día es necesario sentir, valorar, ver o experimentar antes de soltar comentarios que no conducen a nada más que al cuñadismo. Eso lo sabemos, claro que sí. El tema está en si, aún teniendo la experiencia con la obra y disfrutándola al ritmo necesario, si no entiendes las mecánicas desde el primer instante no puedes piar sobre ella.
Las primeras conclusiones tras la avalancha de duras (e inmerecidas) críticas al analista son claras y contundentes. No solo hace falta un nivel aceptable, que ya no profesional, sino también saber canalizar esas emociones y darle sentido a la amalgama impresionista que despide la pantalla. Contamos con que nuestro periodista sabe expresar emociones por encima de la media. Está cobrando o representa a un medio, así que su lado comunicativo está superado. Pero, e hilando con otras artes, ¿y si fuera crítico de cine? ¿debería saber cómo grabar un plano secuencia? Evidentemente no, pero ahí está su talento para saber valorarlo como se merece.
Tenéis razón, en el cine somos espectadores pasivos y nuestro talento a la hora de su disfrute no influye para nada. Es más, cuanto menos exige la película del espectador más reconforta al gran público. Como un paseo por la playa o como un día de picnic.
Me parece correctísimo. Sin embargo, a la hora de reseñar el último fenómeno indie de Sundance hace falta mucho más que la experiencia de haber visto un centenar de películas o escribir sobre ellas en tu blog. Te hace falta mucho más que ser un fanático de Woody Allen. Te hace falta mucho más que ser un conocedor total del cine soviético. Lo realmente importante de dedicarse a valorar arte es tener la capacidad de conectar con la obra y saber comunicar a unos niveles donde todo el mundo, por fanático o neófito que sea, te entienda.
Este paradigma también es aplicable a la literatura, el teatro, la pintura o, en los primeros años del “entretenimiento” vía prensa escrita, a la tauromaquia. ¿Creéis que alguno de los escritores que hablaban sobre toros sabían realmente lo que era estar delante de semejante morlaco? No, y con eso dilapidaban a tal y cual por tener una tarde alejada de sus gustos estéticos-sádicos. Olé. La historia es que nuestro país de contrastes ha llegado a respetar a estos autores a un nivel tan alto, que sin la necesidad de jugarse la vida, han pasado a la historia por encima de los protagonistas del sangriento espectáculo.
La respuesta a si es necesario ser un experto para dedicarse a escribir sobre videouegos está clara. Sí, por supuesto que es necesario ser un experto. Un experto entendiendo las mecánicas, un experto a la hora de entregarse, un experto disfrutando de su universo, un experto extrayendo lo mejor y lo peor a partes iguales, un experto a la hora de valorar el trabajo del desarrollador, su impacto y, ojo, analizando el potencial mercado al que hará frente.
Un experto a la hora de distanciarse de la obra (por mucho que Miyamoto sea mi abuela), un experto comunicando, un experto de su propio criterio y sobre todo, un experto convirtiéndote en un experto durante la aventura. Porque esa es nuestra función más allá de hacer una racha de 25 bajas o superar la historia principal en menos de cuatro horas: demostrar de la forma más fiel, certera y cercana posible que ese juego merece o no vuestro tiempo.
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