Que haya tantos elementos en común entre las entregas clásicas de Monkey Island y la trilogía original de Piratas del Caribe tiene su razón de ser: Ron Gilbert, su creador, se inspiró en buena parte en la atracción Pirates of the Caribbean de Disneyland; y tiene mucho sentido, ya que su plan siempre fue que el juego fuese un parque de atracciones para el jugador. Lo curioso es que antes de que el Capitán Jack Sparrow rompiese las taquillas, Lucasfilm comenzó a preparar la llegada de Guybrush Threepwood a los cines en formato animado. Y ojo, que el mismísimo Steven Spielberg estaba detrás del proyecto.
Partamos de lo más sencillo: tanto la Lucasfilm Games original como la posterior LucasArts eran la división de videojuegos de la propia Lucasfilm. Y ésta, a su vez, ya contaba con multitud de áreas dedicadas al sonido, la animación, los efectos especiales y, por encima de todas, la producción de películas. Y qué películas: de Indiana Jones y Star Wars a Dentro del laberinto y En busca del valle encantado. No eran muchas, pero casi todas eran icónicas.
Por lo general, las producciones cinematográficas suponían el engranaje que movía al resto de divisiones de Lucasfilm, y prueba de ello fue el espectacular despliegue que se le dio a La Amenaza fantasma. Pero, ¿qué pasaría si por una vez si fuese al revés y un videojuego fuese el que movilizase al grueso de la compañía?
Solo necesitaban un personaje con gancho y un universo rico en historias que merezcan ser contadas. Y el disparatado caribe de Monkey Island daba la talla.
Por qué Monkey Island merecía tener una película
La propia Lucasfilm Games llevaba años difuminando la línea que separaba el videojuego con el cine y la televisión. Más allá de El Día del tentáculo y cómo era una aventura gráfica a la altura de los dibujos animados, contamos con un Indiana Jones and The Fate of Atlantis que podía haber sido perfectamente un Indie 4 en la gran pantalla.
En cierto modo eso tiene mucho sentido, ya que la manera en la que se creaban las Aventuras Gráficas de LucasArts no era muy diferente a cómo se planteaba el guion y la puesta en escena de una película con dos diferencias trascendentales: el jugador tenía siempre el poder de decidir qué pasaba y cuando y eso implicaba tener en cuenta todas las posibilidades.
A mediados de los 90 LucasFilm se atrevería con algio muy diferente: la iniciativa de Star Wars: Shadows of the Empire. Toda la compañía se puso de acuerdo para ofrecer un gran despliegue equivalente al de un estreno cinematográfico en todos los medios contemporáneos, con la peculiaridad de que, a diferencia de otros fenómenos a rebufo de las superproducciones, no se estaba promocionando ninguna película.
Por su parte, LucasArts se sacó de la chistera un videojuego para N64 y PC que voló la cabeza a los fans.
Definitivamente, si había un buen momento para llevar a Monkey Island a la gran pantalla era ese. Todo lo que en LucasFilm debía estar convenientemente alineado estaba en su sitio, y lo mejor es que detrás de la iniciativa también se encontraba un peso pesado de Hollywood: nada menos que Steven Spielberg.
Y, sin embargo, todo el proyecto acabó viniéndose abajo. Durante años, implicados en él hablaron lo justo y necesario, aunque las primeras confirmaciones oficiales de su existencia no aparecerán hasta las Ediciones Especiales de The Secret of Monkey Island y LeChuck's Revenge, mostrando además entre los contenidos extra arte conceptual, localizaciones y hasta un storyboard. Todas las imágenes que puedes ver en este texto formaron parte del proyecto.
Lo cual abre la puerta a muchas grandes preguntas que se pueden sintetizar en una sola ¿hasta dónde llegó el desarrollo de la película de Monkey Island?
Bueno, la respuesta rápida es que Spielberg estaba muy motivado incluso antes de que se le plantease la posibilidad, los actores de voz de La Maldición de Monkey Island habían sido convenientemente avisados de lo que estaba cociéndose en Industrial Light and Magic, quien produciría la cinta, estaba buscando un proyecto de animación digital con el que lucirse. La otra realidad es que casi da la impresión de que todo el material producido se podría haber guardado en un par de cajas. Pese a todo el trabajo puesto en hacerlo.
Siendo justos, que un prometedor proyecto cinematográfico no llegase a ningún puerto es algo demasiado habitual en la industria del cine. Incluso en la industria del videojuego. Pero, claro, también estamos hablando de uno de los juegos más queridos y recordados de la historia. Y te no lo vamos a negar, si todo hubiese salido sobre ruedas en Lucasfilm se abrían adelantado al estreno de Piratas del Caribe y su éxito. Entonces, ¿qué paso?
Del desván de Toy Story a lo más profundo del Caribe
La película producida por Industrial Light and Magic había avanzado lo suficiente como para tener nombre oficial: The Curse of Monkey Island. Pese a tratarse de una reinterpretación del primer juego con sus similitudes, sus guiños y referencias y sus propias licencias, el material mostrado en las ediciones especiales estaba bajo el nombre del último videojuego publicado hasta la fecha, tal y como se confirmará en el material mostrado oficialmente en 2011, una década después de cancelarse el proyecto, con motivo las ediciones especiales de los primeros videojuegos.
Lo que no se llegó a revelar es que aquel proyecto de llevar Monkey Island al cine tenía hasta un director asignado: David Carson.
Tal y como relató Carson a Polygon en declaraciones recientes, tras la salida de Pixar de la propia Lucasfilm y su posterior exitazo con Toy Story, la propia Industrial Light & Magic -quien había asombrado al mundo con los alucinantes efectos digitales de Jurassic Park o Terminator 2- se embarcó en la travesía de desarrollar su propio largometraje animado de manera digital. Con todo, ya te adelantamos que aquel gran hito para el estudio no se producirá hasta 2011 con el estreno del oscarizado Rango.
La idea de producir una película de Monkey Island no era solo parte del proyecto mayor que consistía en expandir todas las divisiones de Lucasfilm hacia un área todavía por conquistar como era la animación digital desarrollada para la gran pantalla, sino también una reacción a lo que estaba ocurriendo dentro de la industria del entretenimiento, según relató Carson.
Doug Norby, el presidente de Lucasfilm, temía lo que podría pasar si se usaran cada vez más los ordenadores para crear efectos visuales [en lugar de los efectos prácticos]. Es más, los PCs se estaban volviendo cada vez más potentes, pero también eran cada vez más baratos.
[Norby] Temía un futuro en el que pequeños grupos de personas con cantidades modestas de dinero pudieran usar computadoras para crear efectos similares a los que Industrial Light & Magic estaba proporcionando actualmente, pero a un con presupuestos mucho menores. Y temía que los grandes estudios acabasen contratándolos.
Tras el éxito de Toy Story, Industrial Light & Magic tomó cartas en el asunto y se empezaron a gestar proyectos de animación que se producirían con la ayuda de otros estudios. No está de más tener en cuenta que Fox fue esencial para llevar las seis primeras películas de Star Wars a las taquillas y que la marca Indiana Jones estuvo asociada a Paramount Pictures.
Así, y tras varios años sin nada que poder llevar a las pantallas y alianzas con estudios como Universal que no fueron demasiado lejos, Carson recordó aquellas Aventuras Gráficas que le obsesionaron a principios de la década de los 90 y le propuso a Industrial Light & Magic la idea de llevar al intrépido Guybrush a la gran pantalla.
Y pese a que el presidente de ILM no sabía muy bien quién era aquel personaje ni tampoco estaba familiarizado con los juegos de Monkei Island, conocía al socio perfecto para aquella oportunidad: Amblin Entertainment, la productora de Steven Spielberg.
Lucasfilm, Monkey Island y Steven Spielberg: una combinación ganadora que no salió bien
¿Por qué Steven Spielberg era el socio perfecto? Básicamente, porque el director de E.T. o Jurassic Park, el rey midas de Hollywood, también es un confeso fan de Monkey Island y, según Carson, él mismo ya propuso al propio George Lucas hacer una película basada en los personajes.
Volamos a Amblin con Patty Blau y nos reunimos con Steven. Lo primero que me dijo fue: 'Hace años le dije a George que debería hacer una película con Monkey Island', así que supe que tenía una oportunidad muy buena por delante. Después, Steven sugirió que Patty se reuniera con dos de los productores de Amblin para ver si podíamos llegar a algún puerto.
The Curse of Monkey Island, la película, iba viento en popa. De entrada, ya contaba con un primer libreto que adaptaba con amplias licencias el primer videojuego. Además de tener guionistas y director, la propia ILM estaba deseosa de ofrecer un largometraje digital, y no podemos olvidar que había productora muy predispuesta cuyo máximo responsable era y sigue siendo una de las mayores instituciones de la historia de Hollywood.
¿Y qué pasaba mientras tanto en las oficinas de LucasArts, la división de videojuegos? Lo cierto es que no demasiado, pero quien tenía que estar al tanto del proyecto estaba debidamente informado. Se le ofrecieron los papeles principales a sus respectivos actores de voz de La Maldición de Monkey Island, el videojuego de 1997. Además, Steve Purcell, a quien debemos la estética de los juegos clásicos y el reconocido creador de Sam & Max, estaba totalmente volcado en la película creando ilustraciones y storyboards.
Ahora bien, para el grueso de LucasArts, el estudio de videojuegos, aquello de que se estaba preparando una película de Monkey Island eran rumores y asuntos externos que se estaban llevando a cabo en una división hermana. Ambas estaban bajo el mismo paraguas de la gran Lucasfilm, desde luego, pero cada cual tenía sus propios proyectos que atender.
Por ponerlo desde cierta perspectiva, muy poca gente en LucasArts además de los directamente implicados estaban informados de que ILM estaba tratando de hacer una película de Monkey Island. Lo cual es bastante significativo teniendo en cuenta que en ese momento se estaba desarrollando La Fuga de Monkey Island. Así que cuando ésta no llegó a ningún puerto tampoco hubo ningún impacto de cara a los planes de LucasArts.
Y eso vuelve a poner sobre la mesa la pregunta: ¿qué salió mal para que The Curse of Monkey Island no llegase a los cines? Llegaremos ahí, desde luego, pero antes toca ahondar qué clase de película iba a ser.
Llegados a este punto, y más allá de la visión original y la enorme presencia de Purcell en el proyecto, la otra realidad es que The Curse of Monkey Island, la película, se comenzó a parecer cada vez menos a los juegos conforme iba tomando forma. Tanto, que al repasar los storyboards mostrados en las ediciones especiales de los juegos nos topamos con que es el propio Guybrush quien alegremente se asocia con LeChuck para vivir aventuras.
¿De qué iba la película de Monkey Island?
Jamás sabremos si los fans de Monkey Island nos quedamos sin una gran película o Lucasfilm dejó pasar la mayor oportunidad de asentar una de sus mejores franquicias más allá de Star Wars e Indiana Jones. Pero hay algo que sí tenemos claro: pese a que el primer libreto de la película de The Curse of Monkey Island seguía en mayor o menor medida la premisa de los juegos, la última revisión de las aventuras cinematográficas de Guybrush, o al menos sobre las que Steve Purcell trabajó, ya nos presentaba un Caribe completamente nuevo y muy diferente al imaginado por Ron Gilbert en The Secret of Monkey Island.
La trama mostrada, a grandes rasgos, nos presenta las historias de dos personajes muy opuestos que durante años han surcan los mares del Caribe por motivos muy diferentes:
- Por un lado tenemos al intrépido pescador Guybrush Threepwood, descrito como un joven de no más de 20 años. Guybrush navega únicamente acompañado de su modo Sam y vive y se gana la vida en un barco acomodado a sus necesidades. Ahora bien, en los amplios márgenes para fantasear que le permite su rutina diaria tiene serias aspiraciones de convertirse en un pirata, incluso cuando no tiene realmente claro lo que es ser un pirata.
- Por otro lado, el segundo eje sobre el que giraba el filme era el temible capitán LeChuck, un corsario cuyos planes son bastante más concretos y ambiciosos: aunar bajo su mando a los piratas más temidos del reino de los vivos y de los muertos. Un plan factible, ya que para ello solo necesita un ritual vudú y una exótica joya custodiada por monos. La mala noticia noticia es que LeChuck conoce la receta y sabe dónde está esa joya.
La trama de The Curse of Monkey Island, la película, comienza con un pirata robando el Ojo del Mono, una piedra preciosa del tamaño de una nuez capaz de revivir a los piratas muertos. Un tesoro que durante años ha estado convenientemente escondido e incrustado en un enorme ídolo en lo más profundo del Caribe.
Una joya que supone el ingrediente final para poder llevar a cabo el maquiavélico hechizo de LeChuck, y que, por cierto, acaba de llegar a sus manos.
Como nota a tener en cuenta, y a diferencia de los juegos, LeChuck está vivo. Tan vivo, que se ve obligado a huir por su vida en su barco tras la inminente llegada de la armada anti-piratería liderada por la comandante Elaine Marley.
Ahora que el barco del malvado pirata está en busca, LeChuck necesita reajustar su plan para ganar tiempo y hacer el macabro ritual. O, al menos, que alguien tan estúpido que se preste a servir de cebo y distraer a Elaine.
Sera cuestión de tiempo que Guybrush y LeChuck acaben coincidiendo, y en la película de The Curse of Monkey Island lo hacen en el SCUMM Bar. El alegre pescador está cansado de su trabajo y fantasea con la vida pirata, y al temible LeChuck le está costando horrores reclutar una tripulación con la que marear a la armada por el Caribe mientras sigue a lo suyo.
Dadas las circunstancias, un motivadísimo y muy predispuesto a convertirse en lobo de mar Guybrush Threepwood tendrá que servir.
Así, Guybrush se lanza a la aventura y navega por el Caribe en el barco de LeChuck bajo la premisa de encontrar el Secreto de Monkey Island. Sorteando toda clase de peligros marítimos, intentando que su tripulación le haga el más mínimo caso y hasta teniendo que lidiar con Elaine y sus hombres.
Mientras tanto, el temible pirata LeChuck aprovecha la ocasión para navegar hasta Vodoo Island, dónde iniciará el ritual con el que reclamará el control de los muertos usando el poder del Ojo del Mono. Un plan sin fisuras salvo por un detalle: en el bar SCUMM el mono de Guybrush le dio el cambiazo a LeChuck, intercambiando el Ojo del Mono por una simple nuez.
En Monkey Island el orden de los factores altera drásticamente el resultado, y en la película ocurre lo mismo: antes de completar el conjuro, Murray, el ayudante y mano derecha de LeChuck, completa la receta con la nuez de Sam, provocando la ira de los espíritus de los muertos y condenando a LeChuck y el resto de su tripulación a la muerte en vida.
¿La reacción de éstos piratas zombis? Por lo pronto, su nueva prioridad pasa por vengarse del idiota de Guybrush; quien por cierto se las ha ingeniado para llegar de una pieza a Monkey Island.
The Curse of Monkey Island concluiría con una batalla entre Guybrush y LeChuck fiel a lo que se espera de una película de piratas, lo cual incluye duelos de espadas, una inevitable batalla entre corsarios malditos y la marina y, por supuesto, una gran maldición en la que el control del Caribe está juego. Resolviéndose todo, para sorpresa de nadie, en favor de un Guybrush Threepwood que, visto lo visto, ya tiene un poquito más claro cómo es la vida del pirata.
20 años después, Guybrush comparte casa con Jack Sparrow: el renacer de Lucasfilm Games
No nos hemos olvidado de la pregunta que ya hemos planteado hasta en tres ocasiones, y va siendo hora de resolver: pese a todo lo trabajado en la película de The Curse Monkey Island, ésta nunca llegó a tener luz verde por parte de los estudios implicados. Sobre el papel, había película planteada de principio a fin y todos los ingredientes estaban sobre la mesa esperando a ser cocinados. En la práctica, y tal y como escribió Dominic Armato en LucasForums en 2003, no había nada hecho.
Y lo que es peor: cuando la voz de Guybrush confirmó la existencia del proyecto de ILM, fue para dejar claro que el departamento responsable de hacer la película ya no existía tras la reciente reestructura de Lucasfilm.
Lo mejor que escuché es que HABÍA un guión en desarrollo, pero no se siguió adelante. Había un departamento en algún lugar del gran imperio de Lucas que tenía el encargo de desarrollar guiones para algunas de las propiedades de Lucasfilm con potencial de ser películas animadas, pero aquel departamento fue desarmado en la gran reorganización que hubo hace... ¿un año?
Por supuesto, ha pasado bastante tiempo desde lo último que supe y el proyecto podría haber resucitado hace poco, pero los rumores de que había una película de Monkey Island en desarrollo estaban bien encaminados.
Es decir, la película de Monkey Island no llegó a tener la autorización para comenzar el rodaje ni tampoco el gran presupuesto para seguir desarrollando el proyecto hasta el final. Y que nadie moviese ficha y estuviese tanto tiempo en un limbo jugó totalmente en su contra: no mucho después se estrenará la primera de las películas de Piratas del Caribe, y fue un éxito arrollador. Tanto, que se llevó por delante la producción de ILM.
De hecho, incluso se llegó a plantear un caso de plagio por parte de los guionistas de las películas de Disney, ya que tanto Terry Rossio como Ted Elliott estuvieron presentes en Industrial Light & Magic, conocían totalmente el proyecto de The Curse of Monkey Island, vieron los diseños y storyboards, y hasta se les dio la oportunidad de trabajar en él, algo que descartaron porque asumieron que en el año 2000 Hollywood ya no estaba interesada en las películas de piratas.
Casualidades de la vida, tres años después el Capitán Jack Sparrow acabará teniendo un profundo impacto en la cultura popular con Piratas del Caribe y sus secuelas, cuyos libreto llevan la firma de Rossio y Elliott.
¿Aquello fue un plagio? Al menos no para muchos de los responsables de la película de The Curse of Monkey Island. Disney llevaba muchos años queriendo continuar sus planes de convertir las atracciones de sus parques temáticos en películas, algo que sigue haciendo a día de hoy. Y lo cierto es que la atracción bebe de las mismas fuentes que los juegos de Ron Gilbert y éste también se inspiró en ella. Así que, en el fondo, las similitudes entre Monkey Island y la atracción de Disneyland ya eran inevitables desde el comienzo.
¿Qué opina Steve Purcell al respecto? Bueno, en declaraciones en The World of Monkey Island en 2006 parece que todavía guarda algunos dibujos interesantes en alguna carpeta.
En cuanto a una película de Monkey Island, probablemente no se me permita confirmar o negar en forma impresa por numerosas y oscuras razones contractuales. Aunque me encantaría compartir algunas imágenes piratas completamente aleatorias y no relacionadas que tengo por ahí.
En cualquier caso, la realidad es que Disney sí produjo una película de piratas y la llevó a la gran pantalla. Y ojo, que Industrial Light & Magic tardó muchísimo en llegar a los cines, pero entró por la puerta grande y arrebatándole el Oscar a Disney: Rango, el primer largometraje animado de no se estrenará hasta 2011, llevándose la estatuilla dorada un año después.
Como curiosidad, al protagonista de Rango le pondrá la voz el propio Johnny Deep, cuyo personaje más conocido es el propio Capitán Jack Sparrow.
Ese mismo año, en 2012, Disney comprará Lucasfilm, incluyendo LucasArts y la propia Industrial Light & Magic, lo cual significó que Monkey Island se añadiese a su enorme cartera de franquicias. De manera oficial, Guybrush compartió casa con Jack Sparrow.
No mucho después tocó replantear la distribución de la saga de Monkey Island, y eso implicó retiradas y una larga incertidumbre. ¿Por qué darle prioridad al no tan temible Guybrush cuando tienes Star Wars, Indiana Jones y hasta los héroes de Marvel para producir películas, series, muñecos y hasta videojuegos?
Bueno, de entrada porque Monkey Island no ha sido olvidado por sus incontables fans. Pero es que, además, porque al mismísimo Ron Gilbert todavía se le ocurren terribles ideas con las que torturar a su personaje más querido y universal. Para regocijo de los apasionados por las aventuras gráficas.
En 2021 renació Lucasfilm Games dentro de la propia Disney, pero lo mejor es que un año después se haría oficial un nuevo videojuego Monkey Island desarrollado por sus creadores originales. Un renacer para la marca en un tiempo en el que todo lo relacionado con los piratas se asocia de un modo u otro con Piratas del Caribe.
Quizás, sea uno de tantos juegos de Devolver Digital sin el presupuesto ni el volumen de desarrollo propios de una superproducción. Pero a falta de una película producida por Spilberg, Return to Monkey Island ya es la mejor combinación de talento y recursos jamás ensamblada para traer a la vida a Guybrush Threepwood. Una de esas alineaciones imposibles que ocurren una vez cada 20 años. Literalmente.
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