La revista Nintendo Dream incluía en su número de febrero una sorpresa en forma de regalo. Nada menos que un libro de arte de 100 páginas que recopilaba ilustraciones de ‘The Legend of Zelda’. El contenido es exaustivo, desde la primera aventura en aquella ruda caja de zapatos llamada NES, hasta el reciente ‘Spirits Tracks’ para la estilizada Nintendo DSi y el artwork que anticipa la próxima aventura de Link.
Cuando me paro a pensar en las cosas que me gustan y me apasionan siempre me vienen a la mente algunos momentos muy determinados con cierta facilidad. El viaje de una hora para ver el estreno de ‘Star Wars’ a finales de los 70, la lectura de ‘Watchmen’ en el 87, la primera escucha del ‘Loveless’ de My Bloody Valentine en el 91… En el caso particular de los videojuegos el nombre de Zelda adquiere un brillo especial durante varias décadas.
Resulta sorprendente observar la capacidad de evocación que transmitìa el primer título de la saga. Conseguía que nos olvidásemos de aquellos gráficos tan rudimentarios y que nuestra imaginación se pusiera a volar. Lo mejor, que te colocaran en medio de un todo y con todo por hacer (nada de aquello del scroll lateral izquierda/derecha imperante por entonces).
El incomparable ‘Ocarina of Time’ de N64 me regaló otra experiencia inolvidable. La primera visión de la pradera de Hyrule, tras haber pasado horas jugando en un reducido campo de recreo, me transmitió una sensación de felicidad y libertad que pocas veces he vuelto a experimentar con un mando en las manos.
Con el gran ‘A Link to the Past’ de Super Nintendo me pasó algo con lo que, seguro, os sentiréis identificados. En un piso de estudiantes, tras acabar el gran ‘Castlevania IV’, quise enseñarle a un amigo el juego de Zelda que me traía entre manos. Eran las doce de la noche cuando comenzamos. De repente suena a lo lejos un timbre.
¿Qué eso?
Pues creo que es mi despertador
Subo la persiana del y la luz entra con fuerza por la ventana inundando el salón. Eran las siete de la mañana.
Y es que, lo que ocurre con los buenos títulos de Zelda es algo tan sencillo de expresar como difícil de conseguir: Nunca quieres que acaben. En ‘A link to the Past’ para Super Nintendo, el mundo se me venía encima al final de la tercera mazmorra. El juego parecía terminar y yo no quería de ninguna manera que fuera así. Descubrir de repente que había un enorme mundo paralelo con siete mazmorras esperándome es uno de los momentos más increíbles que recuerdo como jugador.
Tengo al respecto una anécdota con el nunca suficientemente valorado ‘Windwaker’ de Gamecube. Yo había concluido la aventura y le dejé el juego a una amiga. Un tiempo después me llama por teléfono:
Estoy con Link a las puertas en una torre enorme, ¿es esto el final del juego?
Sí
Me lo temía. Bueno, pues entonces no entro
Mirar el libreto de arte de Zelda que acompaña a Nintendo Dream (lo podéis encontrar escaneado por completo en Zelda Power) es revivir los instantes más especiales que hemos experimentado al lado de Link y compañía. Es, en definitiva, rememorar algunos de los momentos dorados que nos ha regalado esta industria. Gracias a abyssion por el aviso.
Vía | zeldapower
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