Untitled Goose Game, o por qué ser el ganso más cruel del mundo es tan divertido

Untitled Goose Game, o por qué ser el ganso más cruel del mundo es tan divertido

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La comedia no es que sea el tema que más se trata en el videojuego. ¿Cómo es posible hacer reír a través de una obra videolúdica? Así de primeras, se me ocurren dos formas que son las que predominan. Una sería a través del guion, con diálogos ingeniosos y una puesta en escena acorde. La saga Borderlands es experta en esto, por ejemplo (que hagan gracia o no, ya depende del gusto de cada uno).

Luego está la comedia emergente, que es la que se deriva de situaciones inesperadas dentro del flujo normal del juego. Suele suceder en títulos multijugador, de mundo abierto, o en casi cualquiera realmente. Incluso los bugs son capaces de sacarnos unas carcajadas. El canal de Dunkey sube bastantes vídeos jugando con esta clase de humor, muchas veces provocándolo él mismo en juegos que no estaban pensados con ese tono en mente.

Los videojuegos nos hacen reir en montones de ocasiones, pero o es de forma inintencionada, o cuando quieren hacerlo utilizan recursos de la comedia audiovisual que ya vemos en series o películas. Nada de eso está mal, aunque, ¿cuántos hay que conviertan el propio gameplay en una herramienta humorística? Bastantes, a decir verdad, pero hoy vamos a centrarnos en el que más está dando que hablar estos días.

Hablando con un amigo sobre Untitled Goose Game, este me comentó lo brillante que le parecía la idea de que controláramos al villano. Nunca lo había visto de esa forma, pero ciertamente así es. No estoy acostumbrado a que en los juegos se me presente explícitamente y sin ningún tapujo desde ese punto de vista, pero este se lleva la palma. Es increíblemente divertido joder al personal.

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La premisa no puede ser más simple, blanca y estúpida: somos un ganso normal y corriente que va por ahí molestando a la gente. Podemos hacer cuatro cosas: movernos, coger objetos con el pico, batir las alas y graznar. Esto último es especialmente importante, porque es con lo que vamos a volver locos a todos los habitantes de este pacífico barrio inglés en el que jugamos.

Es una combinación formada por las animaciones, la estética cartoon, la música, el sistema de físicas, la libertad de interacción, y el hecho de que somos un puñetero ganso, lo que sirve como caldo de cultivo que propicia las situaciones más hilarantes. Robarle una herramienta al jardinero en su cara y que este nos persiga es bastante gracioso, pero la cosa no se queda ahí.

Untitled Goose Game quiere que experimentemos con el entramado de relaciones entre objetos, personas y ganso que nos propone para que nos divirtamos provocando el caos. En un momento determinado podemos hacernos pasar por un ganso de cerámica para atraer la mirada de una mujer que nos va a poner un lacito, y entonces sorprenderla con un sonoro graznido mientras salimos corriendo; la pobre se cae al suelo del disgusto. También tenemos la posibilidad de dejar encerrado al jardinero y mofarnos de él a través de la valla.

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Estas escenas son fruto de nuestra propia autonomía como jugadores, y son graciosas por la espontaneidad con la que somos capaces de generarlas. Es comedia emergente creada por nosotros mismos mediante el propio acto de jugar, una dimensión diferente a la que solemos estar acostumbrados y que aporta sus propias capas humorísticas. Juegas, experimentas, y ves las consecuencias tan inesperadas como graciosas de tus acciones.

Una de las cosas que más me gustan es la forma en la que el juego está diseñado para incitarnos a hacer el ganso (habré hecho este chiste ya unas 300 veces) con todo el descaro posible. Cada zona tiene una lista de objetivos que debemos cumplir, pero nunca nos dicen cómo podemos llegar a lograrlos. Quieren que trasteemos con lo que hay para que, después de unas cuantas travesuras, averigüemos la manera. Para entonces ya la habremos liado, y la seguiremos liando, porque resulta que probar a ver cómo funciona cada objeto o cómo reacciona cada persona es muy divertido. 

House House ha creado un juego por la coña. Ni siquiera se han dignado a ponerle un título, y me parece genial. Humor nacido del diálogo entre usuario y videojuego, de un lenguaje interactivo que exprime su identidad y que es perfecto como material viral. Eso, y además, ¿he dicho ya que la premisa de un ganso cruel que le hace la puñeta a la gente me hace mucha gracia?

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