La manera más rápida y sencilla de llegar del punto A al punto B es a través de una línea recta, pero en los videojuegos suele resultar más interesante dar un rodeo. Especialmente, si es al estilo SnowRunner. Porque el simulador de conducción todoterreno (y físicas de vértigo) de Saber Interactive convierte los encargos más simples en desafíos muy intensos y, en el proceso, enfrenta al jugador a la descomunal fuerza de la propia naturaleza. Alentándole a ser observador y temerario.
La secuela de MudRunner (y heredero legítimo de Spintires) retiene y expande todo lo que funciona de maravilla del original, apostando de manera rotunda por la conducción de máquinas pesadas en entornos extremos. Logrando darle su merecido protagonismo a cada palmo de terreno sobre el que depositamos nuestras ruedas y haciendo que cada trayecto, lejos de resultar tedioso o rutinario, se convierta en una gran aventura.
¿Un juego de de nicho? Más bien un modo muy diferente de experimentar la conducción todoterreno. SnowRunner es una salida por la tangente frente a las tradicionales apuestas de velocidad o los clásicos desafíos competitivos, de modo que la experiencia de juego está mucho más en la línea de Human: Fall Flat o un sandbox que de Forza Horizon 4, Dirt 5 o Euro Truck Simulator. Aunque hay un poquito de todos ellos en el conjunto.
Porque lo que hace excepcional SnowRunner se resume en dos conceptos: su modo de transmitir al jugador una sensación casi tangible de conducción y, en el proceso, promover su creatividad a la hora de adaptarse al barro, a las aguas torrenciales, a la nieve o al hielo. La mayoría de las veces con varias toneladas en el remolque o una gran carga colgando de la grúa.
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Dicho lo cual, por muy diestro que seas al volante, quedarse encallado, verse sometido al relieve de los diferentes terrenos o quedarse atrapado y con las ruedas enterradas en el barro profundo es parte de la experiencia. Y, por regla de tres, salir airoso de estas circunstancias, por habilidad, teniendo en cuenta las físicas de nuestro vehículo o por pura suerte, despierta una sensación de triunfo muy especial.
SnowRunner: el regreso de la conducción todoterreno en entornos extremos
El plan se supone que era sencillo: debía entregar una sencilla carga, unas vigas de metal, cerca del puente viejo para poder reconstruirlo. Mi camión, un GMC 9500, estaba casi impoluto y con el estanque lleno y el trayecto completo -entre que paso a buscarlas y llego a mi destino- me llevaría unos diez minutitos o menos. En tiempo de juego, claro.
Siete minutos después me veo con medio vehículo en el fondo de un río, la carga completamente mojada, lo cual es lo de menos, el motor calado y una sola pregunta en la cabeza: ¿cómo rayos salgo de esta?
El secreto a voces de por qué SnowRunner no ha parado de recibir elogios desde su lanzamiento en Steam, PS4 y Xbox radica en su sistema de físicas, el cual no solo simula la reacción y el comportamiento de cada uno de los 40 vehículos del juego y las diferentes inclinaciones y obstáculos del terreno, sino que hace que el barro, la nieve o el agua tengan lo que puede considerarse un comportamiento realista. O, al menos, absolutamente creíble.
Y pese a que SnowRunner nos invita a ser temerarios -siendo justos, sus entornos nos desafían constantemente-, llegados a cierto punto la fase de planificación deja de ser opcional: por muy bueno que seas al volante, tarde o temprano necesitarás ser más selectivo con el vehículo que usas y, en el proceso, dejar de hacer el cabra y jugártela con el freno de mano y ponerle unas cadenas a las ruedas.
Podríamos debatir sobre la importancia de contar con una capacidad analítica a la hora de meternos de lleno en un terreno -literalmente- pantanoso o si a base de improvisación y con algo de suerte se obtienen mejores resultados llevando una carga en bajada por una pendiente muy peligrosa. En cualquier caso SnowRunner hace que lo simple sea interesante, lo complicado lo hace creíble y, en el proceso, convierte lo sencillo en toda una experiencia.
Y, en el proceso, SnowRunner se corona al fusionar la pasión por la conducción con la creatividad de los sandbox. Sobre todo porque, conforme más juguemos y avancemos, más se abrirán nuestras posibilidades, más se expandirá nuestro mapa y, cómo no, nuestros contratos acabarán siendo más golosos y desafiantes.
Por delante, más de una docena de entornos ubicados a lo largo de Alaska, Michigan y la península de Taimyr (en Rusia) que piden ser conquistados. Alguno de ellos dejan en pañales los del MudRunner original en cuestión de tamaño y posibilidades. Interconectando las diferentes zonas a través de túneles para dar una sensación de mundo abierto.
Ahora bien, lo mejor es que Saber Interactive tiene claro como sacarles un partido excepcional: además de las clásicas misiones de transporte, rescate, remolque, reparación o exploración se le suma la posibilidad de llevar máquinas colosales de enorme tonelaje. Misiones que, en SnowRunner llevan implícita la epicidad, el desafío y hasta la heroicidad.
Pruebas de fuego que requerirán adaptarnos al clima, a los ciclos de día y noche, a la poderosa naturaleza manifestándose a través del terreno y, más recientemente, a través de la vibración HD de los Joy Cons.
Luces y sombras de la experiencia SnowRunner en Nintendo Switch
Nos hemos acostumbrado a ver desfilar conversiones imposibles y en formato portátil para la consola dos en uno de Nintendo, y el caso de SnowRunner no es la excepción. Ahora bien, en este caso hay matices a tener en cuenta: pese a que el apartado visual nunca ha sido uno de los grandes reclamos de la experiencia todoterreno de Saber, la resolución y los acabados del juego en Switch son muy modestos. Quizás, demasiado.
Contábamos de antemano con que al jugar en modo portátil no se igualaría lo visto en otras sobremesas, pero lo cierto es que la cosa no mejora demasiado al jugar con la consola conectada a la televisión. Prueba de ello son que todas y cada una de las capturas propias que verás acompañando este análisis.
En este aspecto, la versión de SnowRunner ofrece, desde sus ajustes, tres soluciones curiosas para amortiguar el resultado visual en Switch: un sistema de desenfoque de movimiento, un efecto de granulado cinematográfico y un filtro FIDELITYFX que promete mejorar la nitidez. Los dos últimos, por cierto, están activados por defecto.
Eso sí, si somos de usar las cámaras interiores veremos que los retrovisores nos servirán de poca o ninguna ayuda.
Otro aspecto curioso en Switch no tiene tanto que ver con el juego, sino con el diseño de la consola: tanto el Mando Pro de Nintendo como los Joy Cons carecen de gatillos, ofreciendo en su lugar botones planos. Dicho lo cual, ese será el menor de nuestros problemas si nos quedamos encallados en la nieve.
Por lo demás, y siendo realmente justos, Saber ha sabido trasladar la experiencia íntegra a la consola de Nintendo. Las físicas, todos los contenidos y la sobresaliente minuciosidad que han puesto al diseñar los terrenos o darle un valor especial a todos y cada uno de los aspectos del vehículo que estemos conduciendo son aciertos compartidos en todas las ediciones. Y, por extensión, la llegada de SnowRunnerd a Switch le sienta de maravilla a su cada vez más interesante y variado catálogo.
La opinión de VidaExtra
Que estés leyendo estas palabras significa que logre escapar de aquellas aguas torrenciales. ¡Y no fue necesario usar la función de rescate! No fue ni por suerte, ni haciendo movimientos calculados, sino con un cable bien atado, algo de perseverancia y un optimismo inusual para la situación en la que estaba metido.
Un optimismo impulsado por el hecho de querer seguir jugando a SnowRunner. De terminar el puente que se estaba construyendo y ver qué nuevos desafíos se abrían ante mi. Qué nuevos vehículos tendré a mi disposición una vez lo haya logrado y comprobar cómo estos se adaptan a las durísimas condiciones de cada mapa. Los que conozco, y los que me quedan por conocer.
Porque quedarse atrapado en la nieve, el barro o cualquier trampa de la naturaleza es parte de la experiencia SnowRunner. Y cómo se nos motiva a salir de esos atolladeros o sortear con tino una adversidad es lo que lo hace un juego excepcional. Sobre todo, cuando al llegar a lo más alto de una cima que parecía imposible el propio juego te recompensa con unas vistas privilegiadas.
SnowRunner deconstruye la sensación de conducir, de estar frente al volante, y la traslada a la pantalla envuelta en formato de sanbox. Haciendo que el jugador se enfrente a través de colosos sobre ruedas a entornos extremos. La máquina contra la mismísima naturaleza.
Y si la experiencia de conducción todoterreno de SnowRunner se sale de lo habitual y funciona de maravilla en todos y cada uno de los sistemas en los que dice presente, la portabilidad de Switch lo convierte en una edición muy singular. Sobre todo, para aquellos que ya han caído rendidos al propio juego en otros sistemas y quieren disfrutarlo allá donde estén.
Porque Saber Interactive nos propone trabajar durante nuestro tiempo libre, pero, si te soy sincero, con SnowRunner da gusto hacer horas extras.
Snowrunner
SnowRunner
Plataformas | Nintendo Switch (versión analizada). También disponible en Xbox, PC y PS4. |
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Multijugador | Sí (hasta 4 jugadores) |
Desarrollador | Saber Interactive |
Compañía | Focus Home Interactive |
Lanzamiento | 18 de mayo de 2021 |
Lo mejor
- El sistema de físicas es espectacular
- Sus mapeados están llenos de posibilidades y te desafían constantemente
- La minuciosidad que se ha puesto en cada vehículo
Lo peor
- La resolución y los acabados de la versión de Switch son mas modestos que en otros sistemas
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