Nadie confiaba en este juego y muchos creíamos que no iba a lanzarse jamás, pero ha resultado ser una joya. Análisis de Dead Island 2

Que levante la mano el que no daba un duro por Dead Island 2. Sin ver ninguna puedo imaginarme un buen puñado de ellas, pero aquí lo impresionante es el océano de manos que se levantaría no sólo entre los que no apostaban que este juego finalmente llegaría a las tiendas, sino también entre los que ni imaginan hasta qué punto es una aventura divertidísima.

Dead Island 2 ha terminado dando la sorpresa, y no porque vaya a revolucionar el género ni porque tenga lo suficiente como para colarse entre los más firmes candidatos a favorito del año, sino por el simple hecho de, con todo en contra, haber conseguido sacar adelante un juego fantástico.

Una sorpresa que no hemos visto venir

Se cumplieron las buenas impresiones de aquella primera previa que compartíamos hace unas semanas y, aunque hay hueco para más quejas de las que cedieron sus horas iniciales, es imposible salir enfadado de un juego como Dead Island 2.

De la mano de una colección de niveles lo bastante grandes como para acercarse a la idea de mundo abierto, pero también suficientemente pasilleros como para que sea difícil calificarlo como tal, el recorrido por todas las localizaciones de esta ciudad de Los Ángeles postapocalíptica es, sin duda alguna, lo que más he disfrutado.

Tiene sus peros, ahora mismo vamos a ellos, pero mientras que su espectacular y divertido combate acaba demostrando tener las patas más cortas de lo que se podría desear, en la exploración y el mimo en los detalles de cada uno de sus escenarios está la gran baza de este Dead Island 2.

Especialmente en las primeras zonas, moviéndote entre urbanizaciones de lujo y estudios de cine, escudriñar cada recoveco en busca de un nuevo secreto, otra misión secundaria, o simplemente una porción más de narrativa ambiental que, a base de muebles trastocados y manchas de sangre en las paredes, se esfuerza por intentar explicarte qué ha ocurrido ahí.

Una gozada para los fans de la exploración

Puede que una estructura excesivamente lineal,  no sólo frenándote para saltar de una zona a otra sino también impidiendo que accedas a ciertos edificios añadiendo zombis de mucho más nivel del que tienes en los primeros compases (el resto se adaptan a tu progreso para que siempre sea un reto), sea lo único que eche para atrás lo que, por otro lado, es un trabajo fantástico a la hora de dar forma a su mundo.

Lástima que, conforme se acerca el final, el juego empiece a desfallecer a base de cloacas, túneles de tren clónicos y zonas notablemente menos inspiradas que las iniciales, pero para entonces ya estarás más que enganchado y tendrás otras preocupaciones en la cabeza. Primero por querer sobrevivir, y en segundo lugar por seguir buscando qué nueva locura en forma de arma improvisada terminas encontrando para perseguir tu objetivo.

No es casualidad que Dead Island 2 haya centrado su promoción en su dupla de zombis y armas. Saben que tienen un filón ahí incluso pese a contar con un sistema de combate que, por falta de profundidad y variables, termina siendo algo más sosaina de lo que yo pensaba.

De las armas básicas como bates y tuberías iniciales saltamos a las mejoradas con daños elementales, de ahí a un sistema de personalización en el que juguetear con perks encontrados por el mapa o cumpliendo misiones secundarias, y de ahí a la caza de ciertas partes de los distintos zombis que pululan por el mapa para insuflar a nuestras armas preferidas un poder aún más demoledor.

Las armas de Dead Island 2

La lástima aquí es que ya desde el principio vas a vivir lo jugoso de realizar un parry y rebanarle el pescuezo a uno, la espectacularidad de golpear con una gran maza el cuerpo de dos o tres enemigos para ver cómo salen despedidos, y la siempre vistosa jugada de atravesarle el cráneo a un zombi con un puño de hierro.

Luego a eso le añades fuego, o rayos, o descomposición, o cortes que faciliten la posibilidad de mutilar a las hordas y aprovechar la sinergia que te dan tus propios perks, pero las sensaciones que pone en la mesa ya desde el principio son tan buenas que luego le cuesta horrores sobreponerse a esas primeras impresiones.

De hecho es curioso que pases buena parte de la aventura soñando con el momento en el que llegarán las armas de fuego y, cuando lo hacen para llenarte el inventario de pistolas, escopetas, rifles de asalto y de francotirador, en realidad los utilizas sólo en ocasiones muy concretas como jefes que se atragantan o misiones que quieres quitarte rápido de encima.

Recurrir a una maza capaz de desestabilizar a auténticos tanques de putrefacción, o a una katana con la que ir cortando piernas a los zombis más rápidos y cansinos, es de principio a fin la opción más divertida del juego para encarar el combate. Y eso que tampoco pone demasiado de su parte en forma de combos o alternativas de ataque para añadir profundidad.

Con ganas de más

Con una historia que no pasará a los anales ni por divertida ni por original, en realidad todo lo que le rodea en forma de documentos que esconden pistas sobre la localización de una caja fuerte, o la llave que podrá abrirla, me ha hecho interesarme más por todo lo que el juego tenía que contarme.

Cualquier excusa es buena para descubrir cómo entrar a una casa que parece impenetrable y saciar la curiosidad sobre qué hay en su interior, o cómo acceder a una nueva pelea que vuelva a ponerte contra las cuerdas tras un pico de dificultad que crece de forma exageradísima en la batalla final pero que, por lo demás, resultan bastante asequible durante la mayoría del juego.

Que la creación de sus escenarios y la narrativa de sus situaciones ponga en bandeja el dar forma a unos campos de batalla cargados de trampas y elementos esperando a ser aprovechados para acabar con las hordas es otro grandísimo punto a favor de este Dead Island 2.

No esperes gran variedad en unas misiones que se suelen limitar a un “ve allí y lucha”, y es que aunque de vez en cuando se anima a juguetear un poco con puzles de tuberías y llaves de paso, es muy consciente de que aquí hemos venido a otra cosa y, si te quieres relajar de tanto tiro, probablemente lo hagas más con una buena cinemática.

La opinión de VidaExtra

Veo un puñado de oportunidades desaprovechadas en los personajes principales, que acaban siendo más similares de lo que parece en un principio, en el sistema de cartas con perks que tiene más de “a ver qué pongo que realmente pueda ser útil entre toda esta morralla” que de “ojalá poder poner más cosas porque no me caben”, y una transformación en zombi que, tanto a nivel de cartas especiales como de ataques propios, se podría haber explotado muchísimo más.

Nada que, repito, me haga salir de Dead Island 2 con una sensación agridulce, pero sí ese tipo de pormenores que me gustaría ver mejorados de cara a una tercera entrega que ojalá se produzca. No me imaginaba yo con ganas de un Dead Island 3 hace un año, la verdad, pero espero que le vaya lo mejor posible a esta milagrosa secuela para ver hasta qué punto pueden llegar a crecer sin ataduras.

Precio de Dead Island 2

Dead Island 2 está disponible en PlayStation 5, PlayStation 4, Xbox One, Microsoft Windows, Xbox Series X y Series S desde el 21 de abril de 2023 con un precio recomendado de 62,99 euros en la mayoría de plataformas.

Duración de Dead Island 2

Es difícil hacer el cálculo porque ya venía de una prueba previa en la que había avanzado bastante y sabía a qué atenerme con el análisis empezándolo de nuevo desde el principio, pero habiendo completado un buen puñado de secundarias además de la aventura principal, yo creo que una partida normal de Dead Island 2 puede irse hasta las 20 horas.