Esta es una iniciativa en colaboración con Wizards of the Coast.
Sé a conciencia que estoy viviendo uno de los momentos más dulces que voy a tener con Magic: The Gathering durante los próximos meses. Antes de que llegue la frustración por no saber avanzar, o los problemas derivados de tomárselo demasiado en serio, ahora mismo soy como una esponja con ganas de más, más y más.
Tras un maratoniano ascenso durante los últimos días en mi retorno a la MTG Arena en ElStream de Webedia detrás y frente a la cámara -no, lo siento, sigo a las puertas del oro-, y cubrir después el evento de PlayStation, en vez de irme a la cama empalmé con la última presentación de Innistrad, la nueva expansión de Magic.
Y tras ello me quedé saltando de canal en canal de Twitch para ver vídeos de análisis de cartas hasta las tantas.
Cuando la fiesta se convierte en FESTIVAL
Ya comenté durante el primer texto de mis Crónicas Magic que, por mucho que arriba y abajo pongamos lo de “Esta es una iniciativa en colaboración con Wizards of the Coast”, o esto partía desde un punto plenamente personal y realista o no tenía cabida.
Me gusta escribir de lo que me gusta, y creo que cuando eso no se respira se nota. El texto puede salir, claro, pero tanto para el que junta letras como para el que las lee, se palpa que algo falla.
Y yo entraba en Magic con ganas, pero ni de lejos esperaba la enganchada que se me ha venido encima. Ni acabar enviciando a familiares y amigos. Ni leer en Twitter a gente ajena a este medio -o incluso de otros medios- hablando de Magic pese a no haberles leído hacerlo antes.
Eh, eh. Habla por ti.
— Rubén Márquez (@RMarquezVX) September 6, 2021
Yo puedo dejarlo cuando quiera.
(Y me he hecho un cuadro con cartas foil para demostrarlo). pic.twitter.com/NMJihdPuOt
Lo de Dragones y Mazmorras ha sido un pelotazo tan gordo que al final nos ha acabado arrastrando a todos a la vez. Y está guay, leches. Está muy guay. No es lo mismo entrar a ciegas en algo nuevo que hacerlo acompañado. Aunque sea desde la distancia a través de comentarios en redes sociales, o leyendo a gente que emprende el mismo camino también desde cero.
Y aún más ilusión me hace saber que vamos a más, que en Wizards of the Coast han estado vivos y han sabido leer, creo que con más entusiasmo del que habían mostrado hasta la fecha, esa dupla de juego de cartas y videojuegos que tan bien les está funcionando.
No por Magic Arena, ojo, sino por ideas tan locas como la de abrazar Street Fighter o Fortnite con ediciones especiales de cartas clásicas (cambia la imagen pero no la carta en sí), o lo de agarrarse aún más al frikismo ajeno con la llegada de Warhammer o El Señor de los Anillos.
Porque admitámoslo, es un tostón llegar a una fiesta cuando aún no hay nadie y la cosa acaba de empezar, pero aterrizar justo cuando lo que empezó como un cumpleaños se ha convertido en festival, eso es una auténtica salvajada.
No sé, igual es cosa mía, pero tengo la sensación de haber llegado a Magic en el mejor momento posible.
Bichos a lo Bloodborne: ¿dónde hay que firmar?
Y en ese rizar el rizo del que salto a comprarme ediciones especiales como la de Un-Sanctioned o a montarme un cuadro de Magic con cartas Foil. En esa muestra de hasta qué punto no he caído en el pozo, sino que me he tirado sin cuerda y a conciencia, viene Wizards of the Coast y me planta en las narices la imagen que encabeza este texto y la carta que tenéis sobre estas líneas.
Que la inspiración viene de mil sitios distintos y From Software tampoco ha inventado nada, pero leches, ese lobo gigante frente a una Luna roja huele a Bloodborne con la misma fuerza que el oler una albahaca enterrando la cabeza entre sus hojas.
O igual yo ya estoy majara perdido, pero vivo tan feliz con ello. Y francamente, la idea de hundirme más en el pozo entre hombres lobo gigantes y bailes paganos junto al fuego a lo Midsommar, no podría captar mejor mi atención.
Licántropos, espíritus, brujos, zombies y vampiros se dan cita en Innistrad: Cacería de Medianoche, una expansión de las de toda la vida que nos lleva hasta el festival de Cosechalia para vivir una vez más -cómo no- la lucha entre la luz y la oscuridad.
No estaría mal para una expansión al uso. Firmo sin dudarlo sólo por los dibujitos -ya sabéis que es lo que me pierde-, pero es que la mecánica de diurno y nocturno es una idea que me flipa. Según se cumplan ciertas condiciones una carta está en pleno día o en la oscuridad de la noche, y cuando llega eso último las transformaciones son alucinantes.
Y vuelvo a lo mismo. Que genial por el arte de los cartones, pero es que a nivel jugable es algo loquísimo que, ahora que pasan los meses, empiezo a controlar más y sé de dónde me vienen tanto los guantazos como las victorias, me parece una auténtica barbaridad.
Tremendas son las ansias de que llegue el día 16 para poder empezar a jugar y a trastear con mazos en Arena, y aún más fuertes las de llegar al 24 de septiembre para poder tener las nuevas cartas en mis manos.
Nuevas cartas que estoy deseando jugar
Si me hubieses preguntado hace unos meses, la mera idea de verme un directo de gente hablando de cartas de Magic se me habría hecho terriblemente cuesta arriba, pero ahí estaba yo anoche, asintiendo con la cabeza mientras gente a la que no había visto en mi vida hablaba de algo a lo que no había prestado tanta atención jamás.
Empezaba hablando de ese momento dulce, y es curioso cómo fue lo de anoche lo que precisamente me lo hizo ver con claridad. Porque jiji con los lobos gigantes y jaja con los cuadros hechos con cartas Foil, pero sabes que has caído completamente en las redes cuando empiezas a pensar en cómo jugar una carta y qué combos puedes aprovechar.
Fue ahí cuando entendí que no es que hubiese caído en el pozo, es que seguía cayendo en él y aún quedaba muchísimo por recorrer. Que querer jugar y trastear montando mazos era también parte del proceso y, más allá de lo básico, es algo a lo que aún estoy empezando a cogerle el gustillo.
Y cómo no hacerlo con cartas así, jobar. El Brutal Cathar a lo cazador de Bloodborne. Un 2/2 por tres de maná que exilia criaturas tan pronto entra en juego o se transforma -lo que puedes hacer de forma fácil en repetidas ocasiones-.
Ese removal blanco de Fateful Absence que por 2 maná te saca del juego cualquier criatura o planeswalker. Así, pim pam.
O el Primal Adversary 4/3 por 3 de maná que además de sumarte +1/+1 te transforma tierras en lobos que siguen siendo tierras.
Justo en ese punto, cuando te ves hablando con entusiasmo de cosas a las que no habrías visto el menor sentido hace un tiempo, sabes que lo estás disfrutando. Las ganas que tengo de echarle mano a esto no es ni medio normal, y más allá de que sea parte de mi curro, como el en caso de los videojuegos, me parece una bendita gozada.
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