La franquicia de Assassin's Creed es lo suficiente longeva para albergar muchos gustos diferentes. Hay quienes mantienen que era de Ezio Auditore es insuperable y otros se enamoraron de Assassin's Creed III y Black Flag. No existe fan que no se enamorase de Unity gracias a su parkour, pese a todos sus errores. Incluso existen fan de la era RPG: Origins, Odyssey y Valhalla. Y no son excluyentes entre sí.
A riesgo de ser apaleado en la plaza del pueblo, creo que la era Auditore ha envejecido muy mal, pese a que fue maravillosa en su momento, y nunca me ha gustado especialmente Assassin's Creed III. Tampoco Origins y tengo sentimientos muy encontrados con Odyssey. Esto nos deja unos cuantos videojuegos que dan para debate.
Adoro Assassin's Creed Black Flag y lo pasé en grande cazando asesinos en Rogue. Descubrí Unity muy tarde, pero aun así me conquistó como al que más. Por otro lado, Valhalla ha sido toda una historia de amor. Y queda una entrega, una de mis favoritas y que está entre las más infravaloradas de la saga por diferentes motivos. Assassin's Creed Syndicate cargó con la pesadísima losa del estropicio de Unity.
Nunca me gustó tanto Londres como en Syndicate
Assassin's Creed Syndicate es uno de mis videojuegos favoritos de la saga. Te he dado recientemente siete razones para (re)jugarlo con motivo de la actualización a 60 FPS para PS5, PS5 Pro y Xbox Series X/S. Y no ha sido postureo. Realmente he vuelto para echar ver cómo rinde y recorrer esta Londres victoriana que tanto me enamoró en su momento.
Nunca olvidaré mi primera partida en Syndicate. Pocas veces me he esforzado tanto en jugar a un videojuego con errores que afectan seriamente al gameplay. En este caso, fue un flickering (parpadeo de la iluminación) en PS5 que sufrí durante las 30 horas que tardé en completar la historia y explorar el mundo. Ni siquiera llegué al DLC de Jack el Destripador porque no quería aguantar ni un dolor de cabeza más. Se resolvió, pero no fue excusa suficiente para volver.
No voy a jugar su historia nuevamente porque no me da la vida para tanto videojuego. Recuerdo bastante bien que me gustó mucho. Conecté al instante con Jacob Frye, coprotagonista de Syndicate junto a su hermana Evie Frye. Es uno de mis asesinos favoritos junto a Edward, Cormac y Arno, porque a Eivor no se le puede considerar asesino.
Jacob es uno de los pocos asesinos que no me ha hecho sentir un mindundi. Comprende por qué los asesinos llevan siglos mordiendo el polvo: juegan con reglas autoimpuestas que los Templarios ni comparten ni respetan. Y es de los pocos que se atreve a hacer las cosas a su modo. ¿Cómo? Formando una banda, los Rooks, y conquistando la ciudad. Ya que la corrupción es inevitable, al menos que sirva al bien. No afloja ni un ápice su bota al pisarle el cuello a los Templarios. ¡Y eso me encanta!
Pues he vuelto a Syndicate para pasear por su Londres victoriana. Desplazarse por la ciudad se siente genial gracias al diseño del mapeado, los edificios y la introducción del gancho. Siempre defenderé este último a capa y espada. Para mí, resulta una evolución lógica de los asesinos en una era marcada por la innovación, industria y los avances tecnológicos. Es adaptarse o morir. Donde algunos jugadores vieron una herejía, yo vi una mejora en la movilidad y oportunidades.
Pensé todo esto mientras daba saltos por los tejados de Londres, como puedes ver en el vídeo que comparto al comienzo de la publicación. Al menos durante los momentos calmados, porque me quedo en blanco siempre que entro en mi patio de recreos favorito: el río Támesis. Me encanta saltar de un lado a otro (intentando no tocar el agua) mientras asesino enemigos, robo cargamentos y saboteo embarcaciones.
Tuve mi propio pasatiempo en el río: colocarme en un extremo para llegar al opuesto con tres reglas autoimpuestas: no tocar el agua, no estar quiero ni un segundo y no estar más de 10 segundos en el mismo barco o plataforma, a no ser que se diese un combate. Progresar es bastante difícil y a veces tienes que retroceder para lanzarte a otro barco. Si nunca lo has probado, te animo a asumir el reto. Verás que no es tan sencillo como parece. En esta ocasión, sencillamente me limité a disfrutar sin rumbo.
Adoro Assassin's Creed Syndicate. Cierto que no tiene la mejor historia, que no aprovechó el parkour de Unity (por alguna razón que no entiendo) y que el gancho podría estar mejor implementado. No estoy pidiendo un imposible con esto último. Te recuerdo que Batman Arkham Knight se lanzó el mismo año (2015) y su sistema de gancho es infinitamente mejor. Uno similar le habría venido de perlas a los hermanos Frye.
Si te llama lo más mínimo, dale una oportunidad porque realmente lo merece. Si le quitas la losa de Unity y te deshaces de los pensamientos puristas sobre el gancho, créeme que vas a disfrutar de un Assassin's Creed sublime. Además, tienes donde elegir con Jacob y Evie. El juego solo te obliga a usar el otro en tres o cuatro momentos muy puntuales.
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