Tras cosechar laureles en certámenes independientes, ‘Limbo’ llega por fin a la Xbox Live Arcade. El juego hace revivir en sus imágenes la maravillosa textura del viejo celuloide. El parpadeo de la luz, el grano, la pantalla oscurecida en sus bordes, todo en esta pequeña joya rezuma cine mudo de principios del siglo XX.
No es de extrañar, Playdead, el estudio independiente padre de la criatura, son daneses, al igual que insignes directores como Dreyer o de estudios míticos como Nordisk Films. El ambiente expresionista del juego se abastece a la par del cine de terror alemán de los años 20, cuando las restricciones de luz tras la primera guerra mundial obligaban a pintar las sombras sobre el escenario.
Y es que ‘Limbo’ se mueve en la penumbra, entre planos desenfocados, con la gracilidad de un niño y con los miedos que habitan su mente. Es como una pesadilla donde la muerte se esconde tras cada recodo. Puede ser un fantasmagórico árbol el que nos clave sus ramas, una araña que utilice como cebo la luz e inocencia de una mariposa o un cepo afilado escondido en las sombras.
Encontraremos una escabrosa muerte en cada rincón de este mundo. Será rápida, cortante, sangrienta, mutiladora, de susto justo y medido para que sintamos nuestra la pesadilla. El resto del juego se alimenta de la mecánica clásica de puzles y plataformas, da igual, la experiencia es única, placentera, aterradora y gratificante.
‘Limbo’ es un viaje a los inicios del cine en su dirección artística, un viaje a los inicios de los videojuegos en su mecánica de juego y un viaje a los inicios de nuestra vida, a los miedos de nuestra infancia, cuando la oscuridad era un ente informe capaz de devorarlo todo.
Ver 52 comentarios