Pocas industrias han avanzando a pasos tan agigantados como la de los videojuegos. Si en 1972 simulábamos un partido de tennis con el ‘Pong’, hoy hacemos lo propio, wiimote en mano, traspasando la frontera entre videojuego y realidad. Microsoft y Sony, como bien sabemos, se están preparando para dar el paso a este salto a la realidad aumentada, pero por suerte, sigue teniendo cabida el estilo con el mando tradicional, y en este sentido las cotas de realismo, inmersión y vida útil, han aumentado considerablemente.
Siete generaciones de consolas dan para mucho, y muchas compañías se han quedado por el camino. Algunas dejaron la fabricación de consolas para centrarse en los videojuegos, y otras continúan pluriempleadas. Estamos, sin duda, ante la imagen de la semana por todo lo que supone. En apenas unas pocas líneas se engloban estos más de 30 años de vicio sin igual.
Aún así, a mayores me gustaría, antes de mostraros la imagen a tamaño completo, daros mi particular visión de todo lo que llevamos vivido en estas siete generaciones de consolas, contando, ya de paso, alguna anécdota para amenizar la lectura, intentando ser lo más escueto posible.
Inicios
Antes de sacar en 1972 la Magnavox Odyssey, Ralph Baer diseñó un prototipo años atrás bautizado como “Caja Marrón”. El videojuego más recordado de aquellos inicios de los setenta, y como he hecho al inicio de esta sección, es el ‘Pong’. De mecánica simple, pero aún imperecedera hoy en día. No se puede decir que sea original, puesto que el tennis ya se había inventado a finales del siglo 19, pero sí que marcó el camino a seguir por muchos desarrolladores de videojuegos.
Cinco años después, Atari sorprendió a medio mundo con su Atari 2600. Fue, de hecho, mi primera consola, aunque lógicamente no en aquella época, si no años más tarde y tras haber nacido yo, claro está. Juegos que más recuerdo y más recordamos los que vivimos aquella época, en mayor o menor medida: ‘Asteroids’, ‘Space Invaders’, ‘Pac-man’, ‘Pitfall!’ o ‘Missile Command’. Todos ellos aportaron su granito de arena para lo que nos iba a llegar después.
Aquellos maravillosos ochenta
En los años ochenta se dan cita tres generaciones distintas. La segunda antes citada, que aún resistió durante varios años más, la entrada en escena de la NES de Nintendo, que junto a la Master System de SEGA dieron el paso a las consolas de 8 bits, y la tercera que inauguró la propia SEGA con su Mega Drive al dar el paso a los 16 bits.
A pesar de haber nacido en 1982, no tuve la suerte de tener en mis manos ninguna consola de la tercera generación. Siempre me sedujeron más los títulos de la NES, pero casualmente disfruté más de la Master System en casa de un colega. Cómo olvidar esas partidas al ‘California Games’... Aunque por suerte, hoy en día, bien sea gracias a los emuladores o a las revisones/remakes de los clásicos de aquella época, los podremos disfrutar por poco o ningún gasto adicional.
Fue, tal vez, una de las épocas más prolíficas en cuanto a calidad y originalidad de la industria de los videojuegos, y tan solo citando unos pocos títulos me daréis la razón al afirmar tal sentencia: ‘Super Mario Bros.’, ‘Tetris’, ‘The Legend of Zelda’, ‘Mega Man’ o ‘Maniac Mansion’. Como véis, ¡aún hoy en día se toman como referencia! Por algo será.
Nintendo vs. SEGA: round 2
El fenómeno fan, o más en concreto, fanboy, no se entendería hoy en día de no ser por la encarnizada lucha que vivieron Nintendo y SEGA en los años noventa. Si bien comenzó en la pasada generación, alcanzó mayores cotas de polémica, por llamarlo de algún modo, gracias al interesante duelo vivido por la Mega Drive y la SuperNintendo. Pero esto en el terreno de las consolas de sobremesa, ya que Nintendo se llevó todo el pastel de las portátiles gracias a su Gameboy.
Un servidor disfrutó como un enano de esta portátil, aunque en la actualidad me haya desecho de ella en detrimento de sus hermanas mayores. Recuerdo lo poco que duraban las pilas, la infinidad de cachibaches inservibles que le compré para que se viese la pantalla más grande, la cruceta de la Jobi, o aquellas colecciones de videojuegos que entraban en un simple cartucho que vendían en los chinos. Fueron, de hecho, mis inicios, a finales de los ochenta, con esta portátil, la Atari 2600 y el Amiga 500.
Pero volviendo a las consolas de sobremesa, las de 16 bits, las de cuarta generación, cada una disfrutó de seguidores acérrimos que defendían a capa y espada sus mayores señas de identidad. Sonic por un lado, Mario por el otro. Parecía que no se podía ser de ambos, aunque al final dependía del sueldo o paga de cada uno. A mí, pese a que me seducían ambas, nuevamente me gustaba un poco más la de Nintendo por esa gran cantidad de RPGs de gran calidad, o por disponer al principio, en exclusiva, de algunos clásicos de Capcom que me encantaban. Ejemplo más obvio, ‘Street Fighter II’. Pero como habréis imaginado, me tuve que decantar por la más barata, así que cayó la Mega Drive. Y bien que la disfruté, gracias a títulos como ‘Gunstar Heroes’, ‘Story of Thor’ o ‘Soleil’.
Llegan las 3D
Llegamos a la quinta generación de consolas, y con ella a esa obsesión por las 3D. El nombre propio de aquella generación fue la Playstation de Sony, sin desmerecer en absoluto el trabajo realizado por la Saturn de SEGA. De hecho, es mi consola más deseada en la actualidad, y fue la que primero quise en aquella época. Pero entre el precio, y el ‘Resident Evil’ mi decisión creo que ya es sobradamente conocida.
Nintendo también entró en escena, fiel a sus principios al mantener el cartucho (las otras se pasaron al CD), con su Nintendo 64, sin obtener el éxito esperado, pero aportando algunos de los mejores videojuegos de la historia (‘The Legend of Zelda: Ocarina of Time’ y ‘Mario 64’). A modo de curiosidad, debo decir que la he comprado recientemente ya que, como la gran mayoría de consolas, siempre la quise tener, y de hecho tenía varios videojuegos de ella antes de disponer de la consola (una costumbre que me caracteriza, al igual que me pasa con el ‘Story of Thor 2’ de la Saturn).
Además de los citados de Nintendo, nombres propios de aquella época, y tras pasar un tupido velo por fracasos estrepitosos como la 3DO, el CD-i que tuve la desgracia de sufrir en mis carnes, o la Jaguar, fueron: ‘Final Fantasy VII’, ‘Resident Evil’, ‘Metal Gear Solid’ o ‘Gran Turismo’.
Microsoft entra en escena y la muerte de SEGA
Si hay que destacar dos hechos de la sexta generación de consolas son, primero, la muerte de SEGA como fabricante de consolas, y la entrada en escena de Microsoft. Algo inexplicable lo de SEGA ya que la Dreamcast fue una gran máquina. Tal vez fue por su prematura salida, por el peso de la competencia (Sony), o por la piratería, al no requerir de ninguna modificación en la consola para probar copias ilícitas. O por un cúmulo de circunstancias, ya que si nos ceñimos al catálogo del que disponía nadie se lo explica.
Por otro lado, Microsoft no hizo un mal debut con su Xbox, y contó con su saga ‘Halo’ como buque insignia, y para un servidor uno de sus videojuegos favoritos de la historia: ‘Oddworld: Stranger’s Wrath’.
Sony expandió su mercado con PS2, y probó suerte con las portátiles al sacar su PSP. Mientras, Nintendo mejoró su portátil con una versión Advance llegando hasta la exitosa DS, y nuevamente fue a su ritmo con la Gamecube al no sacarla en el formato actual, el DVD. Pero aún así también gozó de un catálogo envidiable.
Séptima generación
Y llegamos a la actualidad. PS3, Wii y Xbox 360, cada una con sus más y sus menos, aportando gran cantidad de títulos y diferentes maneras de disfrutar de este ocio electrónico. El siguiente paso será llevar la realidad a un nuevo nivel, aunque por suerte lo retro sigue estando de moda, así un amplio espectro de público, tanto mayores como menores, podremos seguir disfrutando de este sano entretenimiento.
Como véis, he intentado condensar estos más de 30 años en pocas líneas, pero creo que a modo de resumen, y como complemento a la imagen, puede venir bien para hacernos a la idea de lo que han dado de sí. Así que, ¡ahí va la imagen!
Ya de paso, si queréis contar alguna anécdota con alguna de estas consolas, éste es vuestro espacio. Yo, de hecho, me he dejado muchas en el tintero para no hacer tan pesada la lectura. ¡Animaros!
Vía | Akihabara Blues
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