Qué difícil es triunfar con una nueva IP (Propiedad Intelectual) en este mundillo. A veces nos quejamos del síndrome de secuelitis, pero también tenemos que ponernos en el papel de las compañías desarrolladoras. Crear algo partiendo de cero, sin saber qué éxito le deparará, no es algo que se pueda tomar a la ligera. Sólo unos pocos afortunados consiguen salir adelante. Y no es lo mismo hablar de un estudio indie, que de una compañía grande. El primero, si bien no lo hace por amor al arte (en algunos casos sí, pero no deja de ser un trabajo por el que nos gustaría ser recompensados), no necesita tanta inversión monetaria para verlo finalizado, mientras que en la segunda sí. De ahí que con cada nueva IP muchas compañías se la jueguen, y si no triunfan con su retoño, entren en quiebra.
Una buena campaña de marketing es necesaria, pero por mucho que se haga en ese sentido, si el juego es malo, siempre será malo, con todas sus consecuencias. Ahora bien, en éste y otros ámbitos de la vida, no todo es blanco ni negro, sino que hay un mayor abanico de colores de por medio. Es por ello que lo que para alguien sea una obra maestra, para otro no lo sea tanto, y lo que para algunos no deja de ser una obra inferior para otros tiene aspectos que deberían ser tenidos en cuenta y que elevan su calidad general. En definitiva, que para gustos los colores, y toda opinión será válida siempre y cuando se justifiquen los motivos. Es por ello que, visto el reciente panorama salpicado de polémica con videojuegos como ‘Brink’ o ‘Conduit 2’, voy a hablaros de cinco IPs incomprendidas que a mí personalmente me encantan.
Brink
Empiezo precisamente con uno reciente cuyas críticas por parte de la prensa y diferentes medios no ha salido del todo bien parado. ‘Brink’ es el nuevo trabajo del estudio Splash Damage, conocido por sus dos ‘Enemy Territory’, y del que soy fan confeso. Su mayor problema, de hecho, ha sido tal vez ése. Los profanos dentro de los trabajos del estudio se esperaban otra cosa, y se encontraron con un FPS difícil de comprender en su modo multijugador, que a su vez cuenta con una campaña en solitario con unos bots con una inteligencia artificial por momentos cómica, por momentos desesperante. Se podría decir en este sentido que contó con una campaña de marketing engañosa, ya que parecía que íbamos a tener casi dos videojuegos por el precio de uno, pero no. Su campaña es obviable en solitario, mientras que sus modos multijugador son plenamente disfrutables si conocemos y disfrutamos con la mecánica clásica de los citados ‘ET’. Algo que aquí se ve aderezado con un movimiento ágil gracias al sistema S.M.A.R.T., ganando muchos enteros si a nuestro personaje lo creamos con una constitución ágil. En definitiva, que obviando su campaña en solitario, a mí ‘Brink’ sí que me gusta, y de hecho sigo jugando a él todos los días desde que salió a pesar de que ya tengo un personaje en nivel 20. Además hay contenido gratuito en camino, por lo que seguiré disfrutando con él importándome más bien poco las opiniones de los que lo critican más allá de su campaña.
Enslaved: Odyssey to the West
‘Enslaved: Odyssey to the West’, a nivel de ventas, no ha llegado a lo esperado. Obra de Ninja Theory (‘Heavenly Sword’), se quedó sin alcanzar la mágica cifra de un millón de ventas. Pese a ello, las críticas en torno a él no han sido del todo desalentadoras. Si bien no alcanzó notas sobresalientes, sí que llegó con comodidad a las notables, y es por ello que debería ser tenido en cuenta. Por desgracia no siempre pasa así, y muchos siguen con la copla de mirar solamente “los que sobresalen”, dejándose por el camino creaciones por las que merecería la pena adentrarse. Caso de ésta, de hecho. No es que contase con un sistema de combates profundo (y eso que podíamos mejorar las habilidades del protagonista, Monkey), pero sí que contaba con una historia lo suficientemente interesante como para no dejar el mando hasta verla finalizada. La pareja formada por Monkey y Trip, en la que uno ejerce de protector a la fuerza sobre la segunda, funciona, y logramos empatizar con ambos casi al instante. También con el tercer personaje en discordia, y pese a que el final de la aventura resulta un tanto abrupto, el camino recorrido resulta lo suficientemente satisfactorio como para no obviarlo. Es por ello que a mí ‘Enslaved: Odyssey to the West’ sí que me gusta.
Majin and the Forsaken Kingdom
El caso del ‘Majin and the Forsaken Kingdom’ es en cierto modo similar al del ‘Enslaved: Odyssey to the West’. De hecho, hasta han sido distribuídos (que no desarrollados, porque éste es obra de Game Republic, los mismos del ‘Folklore’) por la misma compañía (Namco Bandai), y ambos salieron con pocos meses de diferencia. En los dos también hay dos protagonistas principales, siendo en esta ocasión un ladronzuelo que responde al nombre de Tepeu, y una bestia que resulta ser afable. Al menos para nosotros, ya que con los seres de la oscuridad no tendrá piedad a nuestras órdenes. El Majin es el principal atractivo de la aventura gracias a su aspecto, su torpeza, sus diálogos… Logramos empatizar con él, y por ello no ponemos pegas en querer ayudarlo para que vuelva a tener todos sus poderes. El desarrollo de la aventura sigue patrones de bloqueo de zonas según habilidades, por lo que tendremos que volver sobre nuestros pasos tan pronto obtenemos un nuevo poder para el Majin, del mismo modo que habrá diversos coleccionables ocultos por descubrir. Ambos personajes no solamente se harán más fuertes con el paso del tiempo, sino que aumentará su nivel de cooperación, dando de sí nuevos y poderosos ataques. No es de extrañar, por lo tanto, que diga que a mí ‘Majin and the Forsaken Kingdom’ sí que me gusta.
The Saboteur
Si digo que ‘The Saboteur’ es mi sandbox favorito podría quedarme tranquilo pese al estupor que le produciría a muchos. Obra de la malograda Pandemic Studios, es un título con una estética atrayente de inicio que se vio perjudicada por un motor inestable, tal y como pasó en otra creación de la casa (‘Mercenaries 2: World in Flames’). Pese a ello, y sabiendo que para mí el aspecto gráfico es bastante secundario siempre y cuando no afecte a la jugabilidad, este hecho no me importó porque para mí pesaron más sus virtudes que sus defectos. ‘The Saboteur’ me pareció un videojuego rabiosamente divertido que me mantuvo enganchado más horas de las que puedo recordar. Es de los pocos títulos de los que puedo presumir haber completado al 100%, habiendo descubierto todas las zonas, conseguido todo tipo de armamento y coches, y eliminado toda zona controlada por los nazis. La forma en que desbloqueamos cada perk, el sentirse perseguido hasta por zeppelines, o esa soberbia banda sonora de fondo, son solo otras de las características por las que ‘The Saboteur’ me gustó tanto. La pena es que tras este título Pandemic Studios entró en bancarrota, y nos quedamos seguramente sin nuevo contenido. Porque en su extenso mapa quedaron zonas “importantes” a las que no se puede acceder pero que tienen toda la pinta de que iba a pasar algo… Pero también son los riesgos de una nueva IP. Pese a todo, y a pesar de que vino en inglés (difícil de entender en algunas zonas, por cierto) y de que fui de los que lo compró por 70 euros para verlo al mes siguiente por 20 euros (nuevo), puedo decir sin problemas que a mí ‘The Saboteur’ sí que me gusta.
Viking: Battle for Asgard
Broma recurrente entre mis compañeros, ‘Viking: Battle for Asgard’ es uno de esos videojuegos que disfruté sin importarme las críticas negativas en torno a él. Yo me lo pasé pipa encarnando al vikingo Skarin librando batallas masivas que solamente The Creative Assembly (expertos en la estrategia, y como prueba está su saga ‘Total War’) puede recrear. Es lo que más me impresionó de esta obra, de hecho, porque el resultado fue bastante satisfactorio. A medida que nuestro personaje iba adquiriendo nuevas habilidades ya se hacía más palpable esa idea de “yo contra el mundo”, sin necesidad de tener aliados como respaldo. Fue de los primeros videojuegos de esta generación que me pasé, pero por ello no le debo quitar mérito ya que aún hoy guardo buen recuerdo sobre ‘Viking: Battle for Asgard’. Hasta tengo ganas de volver a rejugarlo, pese a que, debido a su naturaleza, no sea propiamente rejugable. Pero es que las batallas me parecieron muy divertidas, y si nos va la crudeza en ellas aquí vamos a tener varias tazas… Así pues, a mí ‘Viking: Battle for Asgard’ sí que me gusta.
He nombrado cinco, pero podría haber nombrado más. Ahora bien, estos son en base a mis gustos, que no tienen que ser compartidos por vosotros, pero seguro que a vosotros os encantan otras IPs incomprendidas. ¿Por qué no las compartís con nosotros? No hay nada de lo que avergonzarse.
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