Anteriormente en VidaExtra…
Nuestra historia empieza a ser realmente rocambolesca, lo sé, pero peor es verse dentro de ella. Ahora me arrepiento totalmente de nuestra irreflexiva decisión de meternos dentro de aquel vórtice, pues desde entonces nada nos ha salido a derechas. Así lo demuestran el lío de Dani Candil con la Santa Inquisición, el asuntito del pervertido con disfraz de Yoshi y Jarkendia al frente de una tropa de vikingos, entre otras desventuras.
¿Y yo? Si os lo contara no os lo creeríais, pero ahora Dani y Alex están aquí conmigo, en este universo infinito de color rosa. Puede sonar a anuncio de Ausonia, pero la realidad es mucho más terrible y putrefacta, capaz de helar los huesos hasta el tuétano. Pero mejor lo dejaré para más adelante, porque primero toca la ración semanal de All your blog are belong to us.
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Con el sugerente título de La guerra por el bolsillo, en Nivel Oculto encontramos un análisis sobre el duelo entre consolas portátiles y teléfonos móviles por hacerse con el dominio del juego para llevar. ¿Habrá sitio para todos?
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Y tras esto, toca retomar la historia donde la dejamos, en ese universo de un rosa terriblemente homogéneo al que me vi desterrado tras acceder por el dichoso portal. No sabría decir el tiempo que pasé vagando por él, perdido en su inmensidad fucsia, pero sé que me hubiera vuelto completamente loco si Alex y Dani hubieran tardado un poco más en encontrarme. Hay que vivir algo así para entenderlo: hora tras hora, día tras día, viéndolo todo rosa a tu alrededor, respirando el rosa, saboreando el rosa, oyendo el rosa. Dios santo, os aseguro que no queréis saber cómo suena el rosa.
Por ese delicado equilibrio en que se encontraba mi psique, no me extrañó verlos aparecer de aquella manera, uno vestido de Super Mario y el otro como un pordiosero. Tras la correspondiente sesión de saludos y abrazos (sin mariconadas, eh), tocó buscar la forma de intentar salir de allí. Cuál fue nuestra sorpresa cuando ante nosotros volvió a abrirse otro de esos dichosos portales, y por él apareció Jarkendia con toda su legión de vikingos. Manda huevos que hubiera estado en el Rosa tantos días solo, y de repente me encontrara rodeado de gente. Y además gente a la que le olía mucho el sobaco, para más inri.
El caso es que el bueno de Jarkendia sí que conocía nuestra localización exacta, y aún hoy me cuesta creer lo que nos dijo: estábamos dentro del estómago de Villalobos. Eso explicaba aquel insondable y viscoso rosa en el que tanto tiempo había estado perdido. Por lo visto, todo esto había sido un plan magistralmente orquestado por el último de los editores que había entrado a formar parte del equipo de VidaExtra, quien pretendía acabar con nosotros para tomar el control absoluto del blog y dedicarse a escribir artículos exclusivamente en verso alejandrino.
Pero naturalmente no íbamos a dejar que aquello acabara así, y como buenos jugones teníamos un plan para salir de allí. No era el plan más ortodoxo, ni el más apetecible y ni siquiera teníamos unas garantías totales de sobrevivir a él, pero no había otra opción mejor. Íbamos a hacer que Villalobos nos regurgitara...
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