Jugar una vez más a uno de tus títulos preferidos no necesita mayor justificación que la de recordar los viejos tiempos, pero hallé un motivo de peso para aventurarme otra vez en Kingdom Hearts. La obra de Squaresoft me marcó como pocas y me conozco al dedillo cada uno de los instantes del viaje de Sora, Donald y Goofy, así que decidí añadir el factor dificultad extrema a la fórmula.
No, completar el RPG de acción en modo Experto no es suficiente, por lo que recordé que existe una habilidad llamada Experiencia 0 y que no deja lugar a las dudas. Efectivamente, una vez la activas el protagonista no recibirá ni un mísero punto tras derrotar a los enemigos, lo cual le estanca en el nivel 1 para el resto de la partida. Lo mejor de todo es que se trata de una condición única de la categoría Experto, la más difícil de todas, por lo que estoy ante el desafío más complejo para cualquier jugador.
Una vez situado el contexto, hay que entender que la forma de jugar a Kingdom Hearts bajo estas circunstancias es completamente distinta. La Fuerza y la Defensa resultan inútiles, ya que la VT (Vitalidad) de Sora apenas aumenta y el daño provocado por la Llave Espada de turno es mínimo. Así pues, el elemento de la Magia se convierte en el mayor aliado, por lo que es necesario enfocarse en convertirse en auténtica bestia que dejaría en ridículo a los profesores de Hogwarts.
Nada más comenzar, elijo el bastón frente a la espada y el escudo, renunciando a este último debido a que en realidad no vale para nada. Quiero activar cuanto antes la Experiencia 0, pero no puedo debido a que debo aguardar a que el título me cuente en el tutorial cómo se abre el menú, lo cual me hace cometer mi primer error. Es imprescindible batallar contra un par de grupos de Sincorazón y ello desemboca en que suba al nivel 2, pero se trata de una mejora que languidece completamente ante la montaña que me va a tocar subir. Así pues, mi verdadero desafío se establece a partir de este punto.
Debido a que tengo un buen puñado de horas viendo a jugadores de speedrun, conozco ciertas estratagemas y formas de avanzar lo más rápido posible. En poco tiempo me planto en el mundo de Tarzán sin demasiados problemas, pues los enemigos con los que me topo hasta ese punto no tienen una escala de poder significativa en comparación al trío principal. Cabe mencionar que tanto Donald como Goofy tampoco suben de nivel, por lo que todo se iguala, pero la desesperación me desmoraliza en la lucha contra Clayton.
Mi tierno yo de 8 años quería lanzar el mando de PS2 por la ventana por no ser capaz de acabar con el Acechador y con el malvado cazador. Este enfrentamiento está considerado un pico de dificultad importante en Kingdom Hearts y creedme que con nivel 2 se nota mucho la diferencia. Ese trauma tan prehistórico regresó para invadirme con pensamientos de que nada de esto valdría la pena, sobre todo teniendo en cuenta que Clayton es uno de los pocos rivales que se cura con Pociones. Sin embargo, a base de perseverancia y tener claro que los combos aéreos son más rápidos que los terrestres, lo logré adoptando una actitud precavida y defensiva que me acompañár en el resto de mi avenntura.
Un detalle clave es que la VT de Sora con Experiencia 0 se reduce a 1 punto con cualquier golpe, por lo cual no hay forma de morir por un único impacto. Esta ayuda se cumple siempre y cuando la VT esté llena, pero alivia los riesgos a la hora de aproximarse a golpear. Por otro lado, el daño a los jefes es mayor para que no se alarguen demasiado los combates; no es una ventaja trascendental, pero es un impulso que se agradece. Aún con todo, la Llave Espada sigue siendo mi mayor fuente ofensiva y la magia continúa relegada a un segundo plano, especialmente el curativo.
Una vez más, avanzar no resulta demasiado problemático, más allá de entrar en algunos bucles de repetición. Lock, Shock y Barrel fueron tedioso, así como la Cueva de las Maravillas y el Capitán Garfio, aunque sin llegar al punto en el que me mantuvieron Acechador y Clayton. La piedra de toque real fue Maléfica en su forma de dragón, pues otro trauma infantil quiso golpear donde más duele. Me di cuenta de que debería ser extremadamente cuidadoso, utilizar a Campanilla y medir muy bien los tiempos para tener una oportunidad de sobrevivir, pero era demasiado.
Tenía que haber alguna forma de sacarle partido a la dichosa Magia, una estrategia que se me estaba pasando por alto, así que me zambullí en los foros de Internet para descubrir un hallazgo que revolucionó mi partida. Activando Experiencia 0 en Kingdom Hearts, pero se habilita Damage Storage, una condición peculiar que, sacándole partido, facilita mucho las cosas. A día de hoy no está claro si se trata de un error de Squaresoft o un parámetro que se tuvo en cuenta realmente, pero consiste en lo siguiente: tras lograr un remate en un combo, todo daño mágico o causado por una invocación se multiplicará por dos. El resultado es que te puedes convertir en un torrente imparable si sabes calcular muy bien los movimientos.
El principal problema reside en que si vuelvo a atacar con la Llave Espada y uso técnicas como Último arcano desaparece el efecto. Ahora sí, armado con este conocimiento, Maléfica dura un suspiro que me dura un instante. Muchos tienen pesadillas con la segunda batalla contra Riku, poseído por Ansem, y no es para menos. Aún cuando Kingdom Hearts Final Mix permite saltar la escena, es una tortura enfrentarse a un tipo que apenas deja respiro e interrumpe los ataques, pero hay que incluir el factor de que Sora pelea solo y la Magia no tiene demasiado impacto. Es una lucha con Llaves Espadas y casi me arranco los pelos superándola, aunque me anima mucho pensar que ya falta poco para los créditos finales.
Una vez que Bastión Hueco es historia, toca el Fin del Mundo. El escenario más onírico y perturbardor de todo Kingdom Hearts posee el reto más difícil de toda la experiencia a nivel 2 y no me estoy refiriendo a los combates contra Ansem. No, en realidad todo se reduce a el Cruce de los mundos, una tortura medieval que haría perder el juicio a cualquiera. Un Bégimo, incontables Invisibles, infinidad de Bolas oscuras e infernales Estrellas angelicales en una marea sin descanso que es imposible de superar a cara de perro.
No me queda otra que recurrir a una guía donde se relata lo que hay que hacer, pero del dicho al hecho hay un trecho. El poder de la Magia en Kingdom Hearts viene determinado por la cantidad de bloques azules que contiene la barra de Sora, por lo que me encamino a otros mundos para conseguir todas las mejoras posibles. Necesito aumentar la eficacia de Gravedad, hacerme con una Llave Espada que aumente la Magia y sumar más potencia a las Invocaciones. Para ello supero la Copa Fil en el mundo de Hércules, me hago con Último recurso en el País de las Maravillas y completo con las mejores puntaciones posibles los minijuegos de El Bosque de los Cien Acres.
Una serie de tareas secundarias tediosas, pero que me impulsan notablemente hacia la dirección que necesito. Ahora sí, regreso al Cruce de los mundos para encajar una consecución muy precisa de movimientos. Me deshago del Bégimo sin complicaciones asegurándome de que tengo activado Damage Storage, tras lo cual inmediatamente invoco a Dumbo para que arrase con su chorro de agua a las Bolas oscuras. Sora es inmune mientras está subido en su sombrero, lo cual es un alivio, aunque no tanto como lo que se viene encima. La primera ronda de Invisibles he de fulminarla con una combinación milimétrica entre Paro+ y Gravedad+, lo cual se convierte en una tarea titánica. Cualquier fallo me obliga a reiniciar todo el proceso, pero estoy lejos de terminar.
Tras destrozarlos, me coloco en el extremo norte de la estancia, invoco a Simba y cargo su ataque al máximo rezando para que no me haga daño nadie. Si lo hago bien cuatro veces seguidas, fulmino varias oleadas para terminar con el suplicio más grande de todos. A partir de este punto, Ansem me parece una broma muy graciosa a la que venzo para parar el contador de tiempo por encima de las 17 horas. Aquí os dejo mis estadísticas finales tras completar el título.
Ya no puedo jugar más a Kingdom Hearts, se acabaron los motivos para revisitar el juego de mi vida. Lo he exprimido hasta tal punto que lo voy a tener que dejar en barbecho durante años, pero sé que cuál es mi límite. He superado desafíos complicados en los videojuegos y este es uno de los más especiales de todos. He visto a Sora perder cientos de veces, he continuado adelante y al fin he logrado llegar a la meta. Al final resulta que la llave sí era el coraje.
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