Si sigues anclado en los tiempos de Hulk Hogan, si no aguantas a Héctor del Mar, si te gusta la violencia rítmica sólo en muñequitos virtuales… enfréntate a Batista, John Cena, Triple H y compañía en tu móvil, pero sólo en el caso de que te vayan los retos imposibles.
Todo empieza a pedir de boca, porque el juego se comporta en los preparativos como un enorme y poderoso entretenimiento. Sin que te lleve más que unos segundos, creas tu jugador ultrapersonalizado y te arrancas contra un luchador que no esté bloqueado, que será Edge si optas por el campeonato SmackDown o Snitsky, en el caso de la modalidad Raw.
En cuando a la partida rápida, ahí ya puedes desvincularte de tu creación y elegir uno de los dos luchadores anteriores. Antes, podrás decidir si combatir de un modo ortodoxo o emplear armas y malas tretas.
En cualquiera de los dos casos, podrás optar por un amplio abanico de niveles de dificultad. Y, lamentablemente, dará lo mismo, porque a no ser que juegues con un terminal con un buen joystick lo tendrás crudo.
Las presentaciones, eso sí, son dignas de un juego de PlayStation, la uno, por supuesto. Lo mismo ocurre con los movimientos especiales, que están muy bien desarrollados. Lástima que, muchas veces, al golpear, los personajes se tomen su tiempo. En cualquier caso, lo peor, sin duda, es la cantidad de botones que hay que pulsar para que no te apaleen mientras asistes impávido a la función de golpes. Los niveles de frustración serán elevados después de que te vapuleen una y otra vez y, sobre todo, lamentarás ver una oportunidad perdida, porque te encanta la lucha libre-espectáculo.
No es un defecto exclusivo de este juego, pasa con muchos más títulos, sobre todo cuando existe una gran saga consolera o de PC detrás. Y es que las versiones para móvil tendrían que tener en cuenta el soporte al que van dirigidas.
Con todo, por favor, que el desengaño de verte clavado en la lona no te quite las ganas de jugar a los 'WWE vs SmackDown 2008' de las consolas de última generación.
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