Mario ha dejado de ser fontanero oficialmente. Así, de golpe y porrazo. Se acabaron los chapú desatascando tuberías, reparando grietas o montando el nuevo lavabo del castillo. Nuestro vetusto amigo freelance actualiza su currículum para dedicarse a vivir la vida, que no es poca cosa.
'Fontanería Hermanos Mario' cierra sus puertas para sorpresa de su fiel clientela, pero más allá de fliparlo bien fuerte por semejante revés nos hacemos la difícil pregunta: ¿de verdad era tan buen fontanero cómo creemos? El debate podría durar meses y los toads no se pondrían de acuerdo.
Para salir de dudas tiramos de historial (laboral, por supuesto). Puede que eso de cambiar de aires no haya sido tan repentino. Puede que la fontanería haya perdido fuelle en el Reino Champiñón. Puede que sencillamente no esté bien pagado, o puede también, que nuestro héroe ya no tenga tiempo de ensuciarse los guantes con aguas residuales.
Sea como fuera, desde VidaExtra nos ponemos nostálgicos y hacemos repaso a una de las trayectorias más dilatadas del universo del pluriempleo. Si este señor merece un altar no es solo por salvar el pellejo a la princesa sin rechistar (¡qué también!), sino por demostrar que con dedicación y sacrificio cualquier cosa que se proponga se convierte en un juego inolvidable.
Pintor
Eso de darle forma al mobiliario, repararlo o pintarlo se ha convertido en uno de los grandes retos de nuestro héroe. Tal y como ocurrió con ‘Mario Paint', aquella atrevida apuesta de SNES que nos permitía utilizar un mouse como controller, al exfontanero se le daban de maravilla las Bellas Artes. Hubiera molado mucho haberlo visto en SNES Mini...
Luchador
Si hay algo que se le dé especialmente bien a Mario es aplastar, machacar, saltar y noquear, así que no nos extraña los más mínimo que su paso por ‘Super Smash Bros’ lo haya convertido en un auténtico experto en el género de los puños voladores. Materia prima hay de sobra, por lo que solo ha hecho falta pulir la técnica y sazonarlo con una pizca de la mala leche.
Doctor
A menos de dos semanas para recibir el otoño, la consulta del ‘Doctor Mario’ nos vendría de maravilla. Este que os escribe tiene una tos perruna que bien merece el tratamiento de nuestro médico favorito. Desde 1990 curando el aburrimiento a base de pastis de colores. Poca broma, que habiendo dejado la fontanería lo mismo os lo encontráis en alguna guardia.
Piloto
Este CV brilla a kilómetros de distancia. Además de fontanero esporádico, héroe temporal y bonachón a tiempo completo, su paso por los circuitos ha sido tan sobresaliente que para muchos el apellido familiar ha pasado a ser “kart”( Mamá, al final vas a tener razón). La saga es un auténtico tsunami de velocidad, diversión y creatividad, así que considerarlo un piloto experto (tanto en karting como en avioneta) debería ser tradición.
Deportista de élite
El asunto de la discordia partió de aquí. Según la propia Nintendo: “En todo lo relacionado con deportes lo hace todo bien. De hecho, hace mucho tiempo parece que también trabajaba como fontanero.” Lo cierto es que cabe poca duda en su dilatada carrera como deportista de élite. Ya sea en el Golf, las carreras de caballo, el baloncesto, la natación, el atletismo o todo lo que incluyan las Olimpiadas, el papel de Super Mario es tan brillante como la medalla de oro que suele relucir en estos juegos.
Constructor
La última gran imagen de Mario como currante no puede ser más definitoria: con casco de protección, cinturón para herramientas, martillo, pegamento. ‘Super Mario Maker’ nos brindó uno de los juegos más especiales de la defenestrada Wii U y con él, la versión más positivista del albañil Made in Nintendo. Que siga construyendo cosas tan bonitas, claro que sí.
Cocinero
El último de los empleos de nuestro héroe sabe a espaguetis a la boloñesa y huele a revuelto de champiñones. Sí, Mario se dedicó a la restauración en aquel ‘Yoshi’s Cookie’ que pasó muy de puntillas por la historia de la compañía, pero gracias a ‘Super Mario Odyssey’ lo volveremos a ver luciendo gorro de chef como nos merecemos. Esa imagen es imprescindible para comprender la profundidad de un personaje nacido para trabajar sin descanso.
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