Al contrario de lo que pudiera parecer, el mercado de los jugadores profesionales de videojuegos es un negocio muy serio, mucho más de lo que pudiera parecer.
Aunque en España pocos se ganan la vida con ello, en otros países como EE.UU. o, sobre todo, Corea del Sur, los grandes jugadores no solo ingresan una interesante suma anual, sino que son laureados como si de héroes nacionales se tratara.
Así pues, en un mundo tan competitivo, no sorprende que algunos estén dispuestos a hacer lo que sea para ganar, como recientemente ha reconocido Alex Walker, director de la edición australiana de los World Cyber Games, el torneo de videojuegos más importante a nivel mundial.
He visto a algunos jugadores en los torneos nacionales que vienen totalmente colocados para poder jugar mejor (...) en una edición de WCG, un jugador que conozco tomó anfetaminas una hora antes de su partida para mejorar sus reflejos. Su equipo terminó perdiendo, aunque ciertamente tuvo su impacto, ya que su rendimiento ayudó a su equipo a ganar uno de los tres mapas.
Desgraciadamente, aunque Walker reconoce que los World Cyber Games deberían empezar a tomar algunas medidas anti-drogas, hay otros asuntos que por el momento son considerados de mayor urgencia por la organización:
Nadie tiene el presupuesto para establecer ninguna agencia anti-dopping que sea lo bastante fiable (...) Las drogas simplemente no están en el radar, porque hay muchas otras presiones con las que lidiar (...) La mayoría de los grandes eventos dependen de los patrocinadores para obtener capital, y hasta que estos eventos sean auto-financiables, no veremos a gente pasando controles de droga.
En definitiva, la cara más oscura de un incipiente negocio que dará mucho que hablar en el futuro: el del videojuego como carrera profesional.
Vía | Game|Life
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