Comenzar a trabajar sobre un nuevo terreno es bastante complicado, especialmente si no tienes claros los resultados que puedes obtener. El miedo, la desconfianza pueden ser motivos para dar marcha atrás y no llevar a cabo nuevos proyectos.
Bill Gates, el mandamás de Microsoft durante años, no las tenía todas consigo a la hora de lanzar la primera Xbox. Aquella idea que habían maquinado Ed Fries, J. Allard y Robbie Bach, junto al resto del equipo, no terminaba de convencer a Gates y Steve Ballmer, director ejecutivo en aquel momento.
Para dirimir el futuro de esa consola, se produjo una reunión, que recuerda el propio Fries en una entrevista con IGN hace años. Fries relata que se encontraban en una sala de reuniones, un día de San Valentín a las cuatro de la tarde, y que Bill Gates entró, tiró sobre la mesa la presentación de la Xbox en papel y exclamó: "esto es un insulto a todo lo que he estado haciendo en esta compañía".
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A partir de ese momento, la situación era evidente para todos los responsables detrás de la Xbox y era convencer a Gates y Ballmer de continuar con la obra. Ballmer argumentaba que aquello supondría una pérdida muy clara de dinero. Continuaban chocando con el propósito de todo aquello, sencillamente no entendían su necesidad.
Las horas comenzaron a pasar. Las cinco, las seis, las siete de la tarde y todos comenzaban a mirar su reloj, ya que "era San Valentín, la mayoría de nosotros teníamos planes", señala Fries.
"Les dijimos que llevábamos un año trabajando en esto; este es el mejor plan, si queremos ir a por ello, esta es la máquina que debemos construir, esta es la estrategia que debemos seguir. Es lo que estuvimos diciéndoles una y otra vez"
Cuando la situación parecía totalmente encasquillada y convertida en un callejón sin salida, la luz provino desde un actor inesperado. "Un observador de la reunión levantó su mano y dijo: ¿qué pasa con Sony?", recuerda Fries. Esta persona se trataba de un analista, cuyo trabajo se basaba en escribir análisis y documentos. Si bien su nombre no ha sido desvelado, su intervención fue clave.
Comenzó a explicar su punto de vista, aclarando que "Sony está invadiendo lentamente los salones de las casas. Procesador por un lado, memoria por otro, disco duro por el otro. Si lo colocan todo junto, podría ser una futura amenaza para Microsoft". Eran ya las ocho de la tarde de aquel día de San Valentín y Bill Gates y Steve Ballmer se miraron mientras se formulaban esa misma pregunta el uno hacia el otro. La respuesta de Gates fue cristalina.
"Chicos, os voy a dar todo lo que queráis. Voy a aprobar el plan, voy a dejar que hagáis lo que queráis, os daré todos los recursos necesarios, estaréis separados del resto de la empresa para que nadie interfiera".
Ballmer repitió lo mismo que Gates y "a los cinco minutos habíamos terminado". La curiosa situación la reflejó el propio Fries al comentarle a Robbie que aquella había sido "la reunión más surrealista" que había experimentado en todos aquellos años de trabajo en Microsoft.
Como veis, el paso de la compañía estadounidense al mundo de los videojuegos estuvo pendiente de un hilo. Es difícil imaginar la industria hoy en día sin un participante tan importante como Xbox y parece que tenemos que agradecer, aunque sea en parte, a aquel analista anónimo que dio el empujón definitivo.
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