PlayStation VR, el casco de realidad virtual de Sony para la PS4, lleva ya algo más de siete meses entre nosotros. La sensación general es que hay pocos títulos para jugar con estas gafas, pero lo cierto es que desde mediados de octubre del año pasado la PSN no ha dejado de recibir contenidos para PS VR.
De hecho, la mayoría de estos contenidos, tanto si hablamos de juegos como de otro tipo de experiencias, han ido apareciendo sin hacer demasiado ruido. Salvo los nombres más llamativos como ‘Batman: Arkham VR’ o el más reciente ‘Farpoint’, por poner un par de ejemplos, los videojuegos para PS VR han ido volando por debajo del radar.
Llegados a este punto es normal hacerse esta pregunta: ¿a qué puedo jugar con el PS VR?
Un catálogo donde prima la cantidad a la calidad
Vaya por delante que no he probado absolutamente todo lo que hay en la PSN para la realidad virtual, pero sí bastante cosa. En todo caso es fácil comprobar que, si bien el goteo de títulos pensados o preparados para ser jugados con este casco de realidad virtual ha sido incesante, la calidad de muchos de ellos… digamos que deja bastante que desear.
A fecha de hoy, la PSN nos lanza 104 resultados si buscamos por contenidos de PS VR entre juegos y otro tipo de experiencias. Desde ‘The Playroom VR’, que puede ser descargado de forma gratuita y no está mal como demo sobre lo que puede ofrecer el casco, hasta los títulos más conocidos antes mencionados o locuras como ‘100ft Robot Golf’ o ‘Superhypercube’.
Muy bien, pero de esas 104 coincidencias, ¿qué es lo que verdaderamente merece la pena?, os estaréis preguntando. Yo os recomiendo esto:
- 'Batman: Arkham VR'. Ideal para todo fan del Caballero Oscuro que se precie. Ojalá fuera un juego más largo y completo, sus mecánicas de investigación funcionan muy bien en RV y su ambientación es maravillosa.
- 'Thumper'. El juego musical/loco/terrorífico que pretende llevarte a la locura.
- 'EVE: Valkyrie'. Sus combates espaciales online molan mucho, aunque acaba siendo un poco repetitivo y se echan en falta más misiones y de mayor envergadura para un jugador.
- 'Until Dawn: Rush of Blood'. El tren de la bruja definitivo. Un título que, precisamente por ir sobre raíles, se ajusta como un guante a la experiencia.
- 'Rez Infinite'. Si ‘Rez’ ya molaba, la experiencia en RV le da un plus que lo convierte en uno de los imprescindibles.
- 'Eagle Flight'. Ubisoft quiso meternos en la piel de un águila sobrevolando París y le salió una experiencia bien chula.
- 'Resident Evil 7'. No apto para personas con problemas de corazón. Mucho menos con el casco puesto.
- 'Star Wars Battlefront Rogue One: Misión RV'. Es un contenido corto y gratuito, pero no siempre se tiene la oportunidad de pilotar un X-Wing desde dentro.
- 'Farpoint'. No es un juego perfecto, ni mucho menos, pero como FPS pasillero estás más que curioso siempre y cuando se juegue con el PS VR Aim Controller, el nuevo mando con forma de fusil para PS VR.
Hay otros títulos como ‘Statik’ (que no he podido probar pero que pinta bien) y ‘Wayward Sky’ (del que he jugado muy poco) que quizás podría añadir a esa lista de recomendados.
El resto de contenidos, y dejando de lado todo aquello que no sean juegos (hay cortos de animación en RV, por ejemplo), transita entre lo regulero, lo que marea demasiado y lo que directamente es un despropósito. ‘Here They Lie’ sería un claro ejemplo de esto último, un título que pretende dar miedo y que, a pesar de tener momentos curiosos, es feote y frustrante a más no poder.
En definitiva: no hay poca cosa para PS VR, lo cual deja a las claras que hay muchos estudios, tanto grandes como pequeños, trabajando en proyectos para esta tecnología. No está ahí abandonada sin más. Lo malo es que por ahora hay muy poca cosa que merezca verdaderamente la pena, no hablemos ya de algún juego que justifique por sí solo el desembolso de los 400 euros que cuesta PS VR. Eso todavía está por llegar.
Una tecnología que está un tanto verde
Es evidente que la realidad virtual es una tecnología que está bastante verde, sobre todo en el terreno de las consolas. Primero porque la PS4 es la única del mercado que dispone ahora mismo de un casco de realidad virtual, ya que tanto Microsoft como Nintendo están a otras cosas, por ahora. Y segundo porque hay que saltar al mundo del PC para encontrar productos más potentes como el HTC Vive o el Oculus Rift, ya que el PS VR se queda algo corto en especificaciones.
De hecho podría decirse que la tecnología está un tanto verde en general, no sólo en consolas. Queda mucho por recorrer y, aunque ya hay algunas experiencias de realidad virtual que merece la pena probar, como por ejemplo ese ‘Resident Evil 7’ que ya sin casco acojona lo suyo, vamos a tener que seguir esperando a que la cosa avance y salgan nuevos cascos más potentes.
Volviendo al PS VR, mi experiencia personal a lo largo de estos más de siete meses desde que recibí el casco en casa es un poco de amor/odio, por decirlo de alguna manera. Me sigue alucinando la capacidad que tiene para meterme de lleno en todo tipo de mundos de una forma tan inmersiva (todavía le pongo la demo del tiburón a mis invitados), pero tras las primeras semanas de euforia, cada vez que he tenido que usarlo para probar juegos he pensado lo mismo: “¿ahora tengo que ponerme el casco otra vez? Qué palo”.
Me da una pereza brutal tener que usar el casco. Y no sólo por todo el lío de cables que he de desplegar cada vez que quiero jugar con él, sino por el cansancio que provoca. Es agotador. Pasadas unas horas llega a pesar, pero a eso hay que sumarle el agobio de estar desconectado de lo que te rodea.
Tanto es así que llegó un punto en el que decidí jugar sin auriculares por dos razones: 1) en los juegos que marean, la ausencia de auriculares me ayuda a esquivar esa desagradable sensación y 2) prefiero escuchar el sonido ambiente, lo que me rodea, para no llegar a desconectar del todo de la realidad.
Lo sé, suena contradictorio. La idea de ponerse un casco de realidad virtual es precisamente esa, ¿no? Abandonar la realidad cotidiana por otra que no existe más allá de los circuitos de una máquina. Pues en mi caso, al menos con el PS VR, necesito no alejarme del todo de lo que me rodea.
Espero que llegue ese punto en el futuro donde entrar en la realidad virtual no traiga consigo esta serie de inconvenientes que, actualmente, consiguen que algunos de los que estamos convencidos de su potencial la veamos como algo a lo que da pereza acercarse.
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