Probablemente esta Navidad muchos niños habrán incluído videojuegos en su carta a Papá Noel, a los Reyes Magos o a quien sea. Probablemente el día 25 de diciembre, el 6 de enero o cualquier otro día, esos mismos niños amanecerán con algún videojuego debajo del árbol. Que un crío juegue a videojuegos es positivo, siempre y cuando se adapten a su edad; de lo contrario pueden estar recibiendo estímulos inadecuados.
Es por eso que es muy importante que los adultos se impliquen y mantengan una relación cercana con el estilo de juego de los niños. De eso sabe bastante Lucas Ramada, creador de EstoNoVaDeLibros, un proyecto de divulgación sobre ficción digital infantil y juvenil que según su creador "tiene más de voluntad y deseo que de inercia y lógica laboral".
Hace poco Lucas ha abierto una cuenta en Instagram precisamente para divulgar y recomendar obras adecuadas para niños y jóvenes a través de breves vídeos que cuelga periódicamente. Este proyecto es una evolución de la tesis de Lucas, que comparte nombre y razón de ser con su nueva cuenta de Instagram.
EstoNoVaDeLibros tiene como objetivo principal hacer conseguir "que padres, madres, bibliotecarios, bibliotecarias, maestras, profesores, o quien sea que se acerque se sientan más cómodos con el tema y puedan ser mejores mediadores con las criaturas", es decir, darle herramientas a los adultos para que aprovechen el potencial de los videojuegos en vez de rechazarlos sistemáticamente:
"Si los adultos ampliasen su conocimiento sobre los videojuegos, si conociesen cada vez obras más variadas, propuestas más heterogéneas y las entendiesen cada vez con mayor precisión y profundidad, sus prejuicios se convertirán en toda una serie de herramientas y habilidades con las que entender el panorama de juegos que hay para las criaturas en el mercado y podrían decidir con mayor libertad qué obras ofrecerle"
Ya sea en fechas como estas o en cualquier otro momento del año, los adultos deben saber a qué videojuegos tienen acceso sus hijos, sobrinos, nietos, alumnos... Sin interés, se genera desconocimiento y con desconocimiento se termina abocando a los niños a que se rodeen de videojuegos que no son adecuados para su edad: "Ya sabemos lo que esto suele significar: niños de 8 años jugando a ser Trevor Philips lleno de sangre matando peña en calzoncillos porque le pidieron el 'GTA V' a Papá Noel y Papá Noel se lo trajo".
Primer aspecto a tener en cuenta: los gustos del propio niño
En ese sentido, Lucas Ramada explica que es importante encarrilar a los jugadores más pequeños hacia obras más recomendables para ellos, pero sin dejar de tener en cuenta sus gustos, sus hábitos y su entorno social: "Hay un punto de validación de lo que ese niño o esa niña hacen como videojugadores que no debemos olvidar porque lo peor que podemos hacer es crear tabús en torno a sus hábitos", explica el autor.
Por eso, lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de comprarle un juego a un niño es al propio niño: "Hemos de tener claro para quién lo hacemos (...); a qué juega, con quién juega, cómo y a qué le gusta jugar". No se trata de forzar al niño a que juegue sólo a lo que tú le digas (eso genera rechazo, de hecho), sino a enseñarle que hay otro tipo de productos igualmente válidos y de calidad.
"Igual no nos gusta que un chaval vuelque gran parte de sus horas en un AAA mediocre pero tenemos que entender que criticarle por ello solo va a generar una defensa hacia quien lo hace y, peor aún, hacia todo lo que esto representa. La distancia mental y , emocional que existe para un preadolescente cualquiera entre jugar a un 'Call of Duty' con sus colegas y sentarse tranquilamente a contemplar cómo se desenvuelve el monólogo sostenido de 'Far From Noise' es abrumadora y no se salva regalando uno en vez del otro, es un ejercicio constante de seducción, de mostrar nuevas realidades, de compartirlas, de dar opciones cercanas a lo conocido pero que amplían el horizonte de gustos..."
Es vital, entonces, "entender qué le gusta para ofrecerle juegos que siga siendo capaz de gozar pero que también le hagan crecer como miembro de la comunidad, como intérprete lúdico y por qué no decirlo, como jugador crítico", según explica Lucas. Aunque eso no significa no tener en cuenta algunos aspectos que sean verdaderamente peligrosos para los niños.
Aspectos a evitar: micropagos y cajas de looteo
Hablamos de los micropagos, hablamos de las loot boxes. No es recomendable que un niño se acerque a experiencias que potencien el sistema de avance por pago, aunque Ramada lo explica mucho mejor al decir que "ninguna criatura debería jugar a algo que no sea capaz de dominar con libertad".
Antes de darle un videojuego a un niño hay que hacerse varias preguntas, como qué le va a pedir el videojuego para seguir jugando, si va a apostar más por la jugabilidad y por la narrativa, o bien va a pedirle al jugador que se conecte todos los días para obtener cofres y cajas que le dan buenas recompensas y que, de paso, pueden conseguir usando dinero real.
"Al final es una cuestión de qué quieren contar los juegos y cómo lo hacen y los padres y madres deben atender con detalle a los sistemas internos de interacción y progreso de los juegos de la misma manera que miran la calidad literaria de una novela infantil, la capacidad evocativa de las ilustraciones de un álbum ilustrado o lo adecuado del tema de una película..."
Es importante tener en cuenta estos estímulos que, si ya son negativos en adultos, en niños puden volverse más dañinos todavía. Son temas que todavía no están regulados y que están incluídos en juegos aparentemente destinados a la infancia, pero que al mismo tiempo no proponen una interacción sana con el videojuego.
¿A qué edad puede empezar a jugar un niño?
Hay otro tipo de experiencias más recomendables para ello. De hecho, según Ramada, ampliando la definición de videojuego podemos encontrar "cosas interesantes para que las criaturas comiencen a experimentar desde los 3 años", sobre todo si nos vamos a la frontera entre videojuego y ficción digital infantil y juvenil.
Para Ramada, apps simples como 'MiniZoo' ayudan a "asociar su participación con los resultados de la misma y por tanto empieza a desarrollar estrategias clave para, en un futuro, disfrutar de juegos más complejos y elaborados". En otras palabras, es una forma interesante de hacer que los más pequeños vayan familiarizándose con el videojuego como medio.
Se trata de una serie de aprendizajes que de adultos damos por hecho pero que son resultado de un bagaje necesario y, a veces indirecto. Controlar ese aprendizaje para que los niños tomen el camino adecuado puede ser clave para un acercamiento completo y crítico en su madurez como videojugadores.
A ese respecto, hay plataformas concretas que facilitan una interacción intuitiva y por eso son más recomendables. Ramada explica que el control táctil es uno de los mejores para que los niños comiencen a jugar, aunque por otra parte matiza que deben familiarizarse con el juego con periféricos para que en el futuro no se produzca un choque por desconocimiento que genere rechazo.
Interesarse, participar y no tenerle miedo a los videojuegos
Cada plataforma tiene, también, un catálogo concreto que puede ser más o menos recomendable para determinados segmentos de edad; quizás el de ordenador es uno de los más amplios, pero requiere que el adulto en cuestión posea ciertos conocimientos técnicos mínimos, por eso Ramada se tira a por consolas, que al ser más accesibles se pueden llegar a adaptar mejor a las familias.
Sistemas como Nintendo Switch o PlayStation 4 cuentan con un catálogo trasversal para que los niños puedan evolucionar como jugadores, sobre todo el primero, aunque en PlayStation 4 Ramada señala que "ofrece muchas cosas y muy interesantes para adolescentes (y quizás preadolescentes) pero muy poco para la franja de 6-10 años".
En cualquiera de los casos, la decisión de compra de un juego o de una plataforma precisa interés y colaboración por parte del adulto. Lucas Ramada alude a enmarcar los videojuegos "dentro del ecosistema cultural de los niños y las niñas con la dignidad y el respeto que merece", es decir, ni rechazar ni tenerle miedo a los videojuegos:
"Esto quiere decir que no podemos enfocar los videojuegos como si fuesen un problema con el que debemos lidiar como se pueda. Compartir con ellos el juego es fundamental, exactamente igual a cuando nos sentamos a leer un cuento con ellos o cuando decidimos llevarlos al cine. Compartir espacios y tiempo con ellos es clave pero también validarles su autonomía como jugadores, con el equilibrio lógico que da el sentido común ya que es igual de desastroso que alguien pase 10 horas seguidas jugando a un juego malo como que lo haga leyendo una basura de novela romántica machista"
La clave de todo esto reside en que el adulto debe implicarse activamente en la educación digital del niño, ya que si no se la facilita él, la adquirirá en cualquier otro ámbito. Y entonces es cuando puede volverse perjudicial para su persona. EstoNoVaDeLibros es un espacio ideal para conseguir recomendaciones concretas de videojuegos y ficciones digitales que ayudarán a adultos y niños a conseguir un espacio de juego sano.
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