El tantas veces proclamado maestro del terror, Stephen King, se ha manifestado en contra de un proyecto de ley en el estado de Massachussets, el desde ya famoso HB 1423. Si pasase de proyecto a ley, los menores de dieciocho años no podrían comprar videojuegos violentos como 'GTA: San Andreas', aunque sí que podrían ir al centro comercial a ver películas como 'Hostel 2', infinitamente más violenta que el juego de Rockstar. Lo dice el prolífico novelista, y yo lo suscribo.
Al escritor tampoco le falta razón al preconizar que el HB 1423 será declarado inconstitucional. No sé si lo ha consultado con expertos juristas, pero tampoco es que haga mucha falta. No es la primera vez que intentan aprobar un proyecto similar en varios estados norteamericanos, y no será la última vez (esperemos) que se quedan con las ganas.
Para curarse en salud, Stephen King lo deja bien claro al principio de <a href="a href="http://www.ew.com/ew/article/0,,20188502,00.html">este artículo (en inglés): él pasa de jugar. Por tanto, no es una defensa a ultranza de alguien que se entusiasme por los videojuegos. Lo que le fastidia es que los legisladores y políticos de su país utilicen la violencia, sobre todo en los videojuegos, pero también en el cine y la literatura, para dejar de lado el verdadero meollo del asunto. Un deporte que, al parecer, practican los dirigentes de todo el mundo.
El autor de 'Carrie' lo explica perfectamente en su artículo, pero por si no os apetece leerlo o no andáis muy bien de inglés, básicamente dice que este proyecto de ley es un abuso antidemocrático que pretende hacer oídos sordos a dos problemas (elefantes en el salón los llama) fundamentales: las desigualdades económicas y la facilidad con la que los estadounidenses pueden conseguir un arma. Aparte, por si no queda claro, contrapone dos situaciones: el empleado de la tienda que prohíbe a un chaval de 17 años comprar un videojuego y los niños que ven las películas en casa sin que los padres se preocupen de filtrar los canales ni los programas de la tele por cable. Pues tiene razón, ¿o no?
Vía | EW.com
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