Ni Iron Man, ni los X-Men y tampoco el amigo y vecino Spider-Man de Tobey Maguire: de manera oficial, el primer superhéroe del multiverso de Marvel Studios es el Blade de Wesley Snipes. Explicar los motivos sería ahondar en territorio spoiler, cosa que no pasará, pero basta decir que la trilogía del cazavampiros de Nueva York cimentó el actual imperio cinematográfico y televisivo de la Casa de las Ideas. ¿Y si te dijese que una única escena eliminada de la primera película casi, casi prende la chispa del UCM antes de tiempo?
La popularidad del personaje de Blade no se puede comparar con la de los Vengadores, ya sea juntos o cada uno por separado, pero "el que ha visto el sol" fue el ariete de la editorial comiquera tras varios fracasos, experimentos y oportunidades perdidas frente a una DC pletórica con sus propias adaptaciones de Batman y otros héroes. Proyectos que no tardaron en convertirse en franquicias propias. Salvo el caso de Steel, un héroe de acero, que es un esperpento.
Sin embargo, y esto es importante, a diferencia de los tiempos actuales estas sagas basadas en superhéroes no estaban conectadas. Y eso que en la televisión no había problemas para juntar a todos los personajes de Marvel o DC. Lo más divertido de todo es que Blade, el filme dirigido por Stephen Norrington, casi llegó a añadir otro antihéroe por sorpresa. Uno que recientemente tuvo su propia película, por cierto.
Un final de Blade digno de una escena de post-créditos de Marvel
Como comentamos, Blade no vendería tantos muñecos como Batman o el Capitán América, pero tenía el tono, la acción y la estética de un cómic; y también sabía romper con los arquetipos como los grandes personajes de Marvel. Precísamente por ello era la oportunidad perfecta para introducir otros personajes de los cómics y expandir el proyecto cinematográfico iniciado hacia nuevas e interesantes direcciones.
La cuestión era encontrar a alguien capaz de medirse con el cazador de vampiros y eso, quieras que no, hace que veamos con otros ojos a uno de los personajes habituales de los cómics de Spider-Man: el final descartado de Blade daba pie a la llegada a la gran pantalla del mismísimo Morbius. Un metraje que, de hecho, puedes ver justo a continuación.
A modo ilustrativo, el final oficial de la película: cimentará la temática de las dos siguientes entregas: la lucha de Blade contra las consecuencias de su vampirismo, eligiendo su naturaleza dual para combatir el mal y solicitando un suero más potente. El otro final que jamás se vió, sin embargo, continúa esa escena y muestra la silueta de Morbius, el vampiro viviente. Dejando al espectador con la intriga de si sería un enemigo o un aliado en su causa y, por extensión, dando pie a la secuela. Básicamente, cimentar la fórmula que la Saga del Infinito de Marvel estableció con sus archiconocidas escenas de post-créditos.
A partir de aquí, un apunte: tras el éxito de Blade en 1998 la propia Marvel inició una serie de alianzas que dividirían los derechos de sus personajes. Hulk fue a parar a Universal, los X-Men a la 20th Century Fox, y Sony se hizo con Spider-Man junto a toda su cartera de héroes y villanos. Incluyendo entre ellos a Morbius. No está de más recordar que Iron Man y las primeras películas de los Vengadores originales fueron no fueron producidas por Disney, sino por Paramount Pictures.
En honor a la verdad, hay una toma falsa en la primera película de X-Men en la que apareció Spider-Man, y Lobezno iba a aparecer en Spider-Man hace dos décadas, lo cual no acabó ocurriendo por un error garrafal. Sin embargo, y a diferencia de lo anterior, este final perdido de Blade estuvo a punto de iniciar el Universo Cinematográfico de Marvel. Algo que, quizás, sí llegó a ocurrir en alguna variante del universo en el que vivimos tú y yo.
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